1-1. El coraje del Pontevedra le permite salvar un punto ante el Celta B

Con pocos argumentos, pero mucho corazón. El Pontevedra salvó un punto fundamental en un derbi ante el Celta B superior, que estuvo a punto de herir profundamente a los granates. Pero el equipo de Pasarón, a base de empuje, terminó por encontrar un empate dulce en los últimos minutos que le permite sumar cuando, por primera vez en el curso, el juego no le dio para merecerlo de verdad.

Sin Luis Martínez por cuestiones físicas, Antonio Fernández devolvió a Álex González al lateral izquierdo, pero mantuvo el centro del campo de tres con Mario Ortiz acompañando a Miguel Román y Yelko Pino. La idea era tener más futbolistas por dentro, ya que en ataque tanto Abelenda como Bakero partían como extremos, pero con intención de habilitar con sus movimientos las apariciones del capitán y de Bastos. 

Sin embargo, ese plan de juntar gente por el carril central quedó relativamente bien neutralizado por la disposición del Celta de Vigo. Porque el filial, que venía jugando con un 4-4-2 canónico, apostó por volver a la defensa de tres centrales y carrileros con Martín Calderón como eje absoluto, Raúl Blanco por delante, Hugo Sotelo de escudero y su tocayo Álvarez generando una y otra vez, abierto al costado izquierdo. De hecho fue el cuadro celtiña el que comenzó mandando en la primera parte. Movía bien el balón el equipo visitante, que encontraba la fórmula de meter atrás al PCF a base de ataques fluidos y una buena presión tras pérdida.

Miguel Román, en un mal despeje tras un tiro libre botado por Raúl Blanco, fue el primero en hacer trabajar a Álvaro Cortés, en el minuto 3. Con fuego amigo empezaba a 'calentarse' el meta madrileño, vital para mantener la igualada en una primera mitad en la que el equipo de la capital pareció tomar las riendas en torno al ecuador, pero acabó prácticamente rezando para que llegase el descanso. 

Y es que el equipo de Pasarón solo estuvo cómodo cuando logró correr. Y eso solo se lo permitió el Celta B cada vez que la presión visitante no fue efectiva. Román, en una gran conducción, estiró por primera vez a los de casa. La jugada no fructificó a la primera, pero sí a la segunda, con un centro de Álex que Bakero, llegando desde atrás, cabeceó fuera por poco. La ofensiva pareció desperezar un poco al PCF, que poco después encontró a Charles en una nueva aparición en carrera de Álex. El testarazo del brasileño, anticipándose al primer palo, se fue también desviado.

Parecía que el equipo de Antonio Fernández podía empezar a mandar en la redacción del guion del choque, pero el Celta B respondió de nuevo con el venenoso Hugo Álvarez, un filón por un costado en el que Bastos se tuvo que multiplicar. El ourensano se apoyó en una pared con Losada para sacar un disparo que Cortés repelió con una gran estirada abajo.

No fue la última ocasión del '23', que ya pasada la media hora volvió a amenazar con un chut en una nueva acción en la que recibió con tiempo, encaró hacia dentro y sacó un derechazo que lamió el palo corto de Cortés. Fue el aviso con el comenzó la tormenta celeste en el tramo final del primer acto ante un Pontevedra que solo pudo refugiarse para no acabar calado hasta los huesos. Ejerció de paraguas de nuevo Cortés con otro paradón a Losada, en una acción posterior a una jugada individual de Miguel Rodríguez. El de Redondela robó el balón a Churre, le sacó cinco metros en 20 de carrera y sirvió el esférico para un Blanco que, a la media vuelta, chutó blando a las manos del meta con toda la portería para él.

Perdonó en esa acción Raúl Blanco, pero no tras el descanso. Fernández trató de ganar amenaza entre líneas rompiendo el trivote y colocando a Bakero por dentro, con Rubio en la banda derecha en sustitución de Mario Ortiz. Pero precisamente en ese carril derecho llegó la pérdida que propició el 0-1. Blanco recibió entre los centrales, muy separados al estar posicionados para encontrar salida de balón, y definió ante Cortés con facilidad.

El Pontevedra, corazón y poco más

El tanto terminó de abrir el partido. El Pontevedra, temeroso y dubitativo hasta entonces, entendió que ya no había nada que perder. Y se quitó las cadenas, aunque no por ello ganó en precisión. Yelko Pino chutó fuera desde la frontal en buena posición en una reacción que parecía el primero de los arreones que estaban por llegar. Pero no fue así. El Celta B se echó atrás, afilando el colmillo para volver a pegarle un mordisco definitivo a su rival al contraataque. Pero no lo consiguió. Y mientras, el PCF se revolvía a base de empuje contra un destino que parecía casi escrito.

Guèye, por el sector izquierdo, otorgó profundidad sin resolución alguna. Mientras, por la derecha, Oier Calvillo y Diz terminaron de conformar una banda netamente ofensiva, relevando a un Rubio que solo duró 20 minutos en el campo y a un Bastos exhausto. 

Pero, a veces, en Pasarón con el corazón es suficiente. En un balón fácil, Javi Domínguez y Christian Joel se liaron. Rufo la disputó y el esférico quedó muerto para Abelenda, que sirvió a Martín Diz el gol en bandeja de plata para empatar. A base de empuje, el Pontevedra igualaba un choque que ya se le iba. El tanto terminó de enloquecer al graderío, que ayudó a sumarle la efervescencia definitiva al partido. El PCF asomó, pero no terminó de culminar la remontada en un escueto añadido. Al menos, ya había salvado un punto trascendental.