EL FUTURO LES PERTENECE

Un amor compartido

Candela Touriño y Matías Villamor comenzaron juntos a practicar esgrima cuando tenían siete años ►Ambos se llevaron el oro en sable benjamín en el Criterium Nacional de 2019
Matías Villamor y Candela Toutriño, con el sable antes de un entrenamiento. GONZALO GARCÍA
photo_camera Matías Villamor y Candela Toutriño, con el sable antes de un entrenamiento. GONZALO GARCÍA

El futuro les pertenece... Candela Touriño y Matías Villamor - EsgrimaSus caminos parecen predestinados a seguir el mismo recorrido desde que, con tres años, los juntaron en la misma clase en el colegio. Desde entonces, Candela Touriño y Matías Villamor siempre han compartido aula, y desde hace seis años comparten también los entrenamientos de esgrima.

"Cuando empezamos no sabíamos muy bien lo que era, pero tenía pinta de ser bastante interesante", cuenta Villamor. Por su parte, Touriño reconoce que la esgrima exige "tener mucha constancia", pero con el tiempo "le empiezas a coger cariño y no lo quieres dejar".

A ambos les motiva seguir creciendo juntos, desde que con siete años cogieron su primer sable. "Llega un momento en el que si no eres bueno o pierdes todo, algunos se rinden", cuenta Touriño, "les faltaba algo que les motivara o es que, simplemente, no les gustaba mucho". Villamor reconoce que "ir consiguiendo logros siempre motiva a quedarse más tiempo".

Matías Villamor. Esgrimista
"En la escuela nos enseñan disciplina y técnica, bases de la esgrima hungaresa, gracias a lo que mejoré en agilidad y reacción"

Logros que también han conseguido de la mano. Y es que tanto Touriño como Villamor se proclamaron campeones en el Criterium Nacional de Esgrima de 2019 en categoría benjamín, en la especialidad de sable. "Fue el momento más especial de mi carrera, la verdad", relata la esgrimista, "recuerdo que íbamos 9-9 y nos dejaron un momento para respirar y poder recuperarnos para el último asalto".

Touriño se hizo finalmente con el oro: "Era mi primer Criterium y no pensaba para nada que podía ganar". Una sensación compartida por su compañero de viaje, Villamor: "Me quedé muy sorprendido cuando me proclamé campeón", reconoce, "las semanas previas al campeonato me concentré mucho más en los entrenamientos y la verdad es que dio resultado".

Candela Touriño. Esgrimista
"La esgrima te exige ser constante, pero con el tiempo le coges cariño y no la quieres dejar"

Un resultado que ni siquiera esperaban en casa del campeón: "Fue mi padre el que decidió apostar conmigo a que si ganaba, me regalaba un perrito", relata Villamor entre risas, "ahora tengo una mascota que se llama Filloa".

Lo cierto es que los dos esgrimistas sienten verdadera pasión por un deporte en el que tienen claras cuáles son las bases: constancia, respeto y concentración. "Adrián (el entrenador) nos enseña disciplina y sobre todo, técnica, que es el estilo de la esgrima hungaresa. Gracias a ello he mejorado en agilidad y reacción". Para Touriño, la clave es "la concentración, porque tienes que estar pendiente de muchísimas cosas a la vez".

Escola Hungaresa. Una forma propia de hacer esgrima
La esgrima es una disciplina que ha ido creciendo con el ser humano a lo largo de la historia. Fue en el siglo XIV en Europa cuando se empezaron a desarrollar las diferentes técnicas de esgrima que, con el paso del tiempo, dieron lugar a las diferentes escuelas.

Hungría, Francia, Italia y España fueron los centros neurálgicos de una disciplina que en el año 2007 encontró en Pontevedra su máximo exponente de la mano de Imre Dobos.

El maestro hungarés de esgrima decidió fundar, hace ya 15 años, el Club Escola Hungaresa de Esgrima Pontevedra, después del éxito cosechado con al escuela de Barcelona que también practica esta especialidad. Una entidad deportiva de carácter social que aterrizó en Pontevedra con el propósito de fomentar la práctica de esgrima.

Valores y carácter
Las diferentes técnicas de esgrima guardan entre sí algo en común: el respeto al rival y la disciplina. Aunque lo cierto es que cada una tiene su propio carácter. La esgrima hungaresa, como la que practican los pontevedreses Candela Touriño y Matías Villamor, se centra principalmente en el movimiento de los pies y no tanto en el de los brazos. De esta manera, la disciplina que se imparte en la Boa Vila trata de formar a esgrimistas que logren esquivar los ataques y realizar, a su vez, ataques más rápidos. Un deporte que apuesta por la agilidad y la concentración, y que ya ha cosechado numerosos éxitos.

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