Las horas agónicas de Luisito por una trombosis en el brazo

El técnico reconoce haberlo pasado "moi mal" por la trombosis que empezó a padecer el jueves y no fue diagnosticada hasta el lunes ► "Salveime de milagre", reconoció el técnico, que dirigió el domingo al equipo porque no quiso "deixar só ao Pontevedra nesta situación" 
Luisito, vestido de calle, siguiendo el entrenamiento junto a Roberto Feáns. GONZALO GARCÍA
photo_camera Luisito, vestido de calle, siguiendo el entrenamiento junto a Roberto Feáns. GONZALO GARCÍA

Se quedó todo en un susto. Pero pudo ser mucho peor. José Luis Míguez arrancó este miércoles su "nueva" normalidad tras la trombosis en la vena subclavia que sufrió en los últimos días. Una dolencia que finalmente fue subsanada, pero que estuvo a punto de provocar que no lo contase. Por fortuna, pudo repasar unos últimos días en los que pasó "medo" por su vida. Pese a ello, no dejó de lado sus obligaciones, conducido por un mal diagnóstico inicial y por su cabezonería final. Así fueron las últimas horas de Luisito.

Jueves y viernes


A última hora del día y al salir de la ducha, el técnico empezó a sentir un dolor en el brazo derecho, que estaba algo hinchado. Lo compartió con su familia, pero no le dio mayor importancia. El viernes, Luisito se levantó con algo de cansancio y tras su rutina habitual, durante la tarde empezó a sentirse más cansado y con molestias en la zona del brazo. Le empezaba a preocupar el asunto, pero aguantó durante todo el día sin acudir al médico.

Sábado


El teense se levantó "moi canso" y aunque acudió a entrenar a Xeve en la última sesión antes del partido ante el Compostela, allí pidió al club que lo llevase al médico. Fue acompañado al PAC de A Parada, donde le diagnosticaron un dolor de índole muscular. "O médico díxome que ao 95% era muscular. Eu de mediciña non sei, pero de dores musculares si. E intuía que non era iso. Foi un erro. Pero un erro pode telo calquera: somos humanos", explicó Luisito, que se definió como el "gran culpable da situación", que posteriormente alargó al no acudir durante horas a recibir otra opinión médica.

Domingo


Luisito se despertó totalmente agotado. Pero se calló: "Levanteime destrozado. Pero oculteino todo. Pasei pola farmacia e vin dirixir o partido nun estado moi malo. Sabía que tiña algo, pero agarreime á dor muscular e, como son moi cazurro, non quixen deixar só ao Pontevedra nesta situación. Gústame moito isto e débolle tanto ao club que non fun capaz de dicir que non". Tan incómodo se encontraba el preparador que incluso decidió no vestirse con su habitual camisa y americana para los encuentros de casa y apostó por el chándal. Al término del encuentro, el técnico "só tiña ganas de atender aos xornalistas e chegar á casa". El trayecto a Santiago se le hizo eterno. Dudó en acudir al médico pero "por non preocupar a mamá", no lo hizo. De este modo, siguió su rutina habitual de visitar a su progenitora antes de llegar a casa. Entonces, ya había acordado con el doctor Barragáns que si el dolor no remitía, al día siguiente acudiría al hospital.

Lunes


Con el entrenamiento previsto para las 16:30 horas, Luisito se despertó con unos síntomas que, ni mucho menos, habían remitido. Entonces acudió, como estaba acordado, al QuirónSalud Miguel Domínguez, donde a través de un estudio ecográfico le detectaron un trombo en el brazo derecho. Pese a ello, José Luis Míguez quiso pasarse por el entrenamiento para "dar a charla do partido e que os futbolistas se enterasen do que tiña" en primera persona. Posteriormente, abandonó el campo de Xeve y condujo en coche hasta Santiago. Antes de ir al hospital pasó por la casa de su madre, a la que le aseguró que únicamente se tenía que "ir pinchar". Ya en Urgencias del CHUS le realizaron numerosas pruebas, algo que preocupó mucho al técnico: "Foi unha das poucas veces que tiven medo na miña vida". Finalmente, en torno a las 3.00 de la madrugada pudo regresar a casa, con un tratamiento pautado, con el tabaco prohibido y el deporte prohibidos y pendiente ahora de realizar estudios para intentar conocer el origen de la dolencia. "A médica recoñeceume que me salvei de milagre. Se o trombo chega a ser máis pequeño, podía terse diluido e afectarme ao corazón, aos pulmóns ou á cabeza", expuso el técnico. "Agora estou máis tranquilo, pero cando chegei á casa e vin aos meus fillos espertos, partíuseme a alma", dijo.

Martes y miércoles


Descansó y pudo ver a su madre y contarle lo ocurrido. Además, comenzó a "maquinar como xogarlle ao Dépor". El miércoles acudió al entrenamiento y bromeó con la plantilla: "Aos que non xogan sempre lles digo que non recen para que me pase algo, que eu son inmortal. E volvinllo lembrar". La sesión la siguió con ropa de calle desde la banda, pero este jueves volverá a entrenar para preparar al equipo para vencer ante el Deportivo dentro de diez días. "Será o mellor tratamento", finalizó.

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