La ilusión que mutó a frustración

El Pontevedra arrancó el curso con ambición por la confección de una plantilla con nombres importantes ►Su buen inicio le colocó líder, pero todo se torció ante el Coruxo ? La reacción con Luisito se quedó sin los puntos merecidos
Charles y Rufo se lamentan tras errar una ocasión. DAVID FREIRE
photo_camera Charles y Rufo se lamentan tras errar una ocasión. DAVID FREIRE
Eran tiempos de cambio en plena pandemia y el Pontevedra apostó fuerte el pasado verano para no quedarse en el vagón de la cola y sumarse, al menos, a la nueva tercera categoría del fútbol nacional. Una tierra prometida que finalmente quizá no sea tan bonita como se pintaba. Pese a las incógnitas, el club pontevedrés quiso ejecutar su proyecto más ambicioso desde la llegada de Lupe Murillo y apostó por echar el resto, dentro de sus posibilidades (el club proyectó un presupuesto de 1,37 millones).

La confirmación de la continuidad de Álex González y Romay puso la primera piedra de una plantilla ilusionante, ya sin pesos pesados como Edu, Álex Fernández, Campillo o Nacho López, pero reforzada luego con incorporaciones como las de Imanol o Calvillo, que se unían a la base conformada por los Rufo, Churre, Zabaleta o Adrián Cruz. Y finalmente, con la guinda del retorno de Charles Dias. Un futbolista recién llegado de Primera. Un romántico del fútbol que rechazó el oro y el moro por regresar al club que le dio la vida en España. Era imposible no ilusionarse.

El equipo pintaba apetitoso y aunque con deficiencias derivadas de su escasez -los canteranos completarían el bloque-, la pretemporada y el inicio de liga vinieron a confirmar que las expectativas generadas por la plantilla dirigida por el joven aunque sobradamente preparado Jesús Ramos podía tener base tangible. Pero todo se torció. Así fue la caída en ocho actos. La crónica de la ilusión que mutó a frustración.


Inicio esperanzador

El Pontevedra arrancó ganando en Ferro (2-3) y aunque sufrió para igualar ante Unionistas (1-1), el triunfo contra el Celta B (2-1) le puso líder por primera vez en la jornada 3. Dos semanas después, el PCF volvió a recuperar el primer puesto tras vencer al Salamanca (2-0). Todavía con el equipo en construcción, el cuadro granate iba cosechando buenos resultados para encaramarse a la zona alta.


La lesión de Romay

En noviembre, la felicidad empezó a abandonar la orilla del Lérez. En un entrenamiento, Manuel Romay se rompió el ligamento cruzado de su rodilla derecha. Adiós al sueño de medirse a su Dépor y adiós al resto de la temporada. El equipo fue capaz de empatar ante el club coruñés (1-1) en el duelo que dirimía el liderato. Pero nada volvería ya a ser lo mismo.


Coruxo, el punto de inflexión

El cuadro granate llegó a la última jornada del año 2020 invicto tras siete encuentros disputados y con la posibilidad de ser de nuevo líder. Pero en Coruxo se rompió el amor. El equipo granate, sin Romay ni Charles, firmó un pésimo inicio de partido y acabó perdiendo goleado (3-0). La Copa del Rey, con la victoria ante el Cartagena (2-1) y el empate contra el Cádiz (0-0) pareció cambiar la tendencia. Pero solo fue un espejismo. Porque la de Coruxo fue la primera de las tres derrotas consecutivas en liga. Tras no poder jugar contra el Guijuelo por la nieve, el PCF cayó ante el Racing de Ferrol (0-1) y Unionistas (1-0). De la tercera a la séptima plaza.


Vigo, la reacción que no fue

Los nervios empezaban a instalarse en el seno granate. Había que reaccionar ya. Y el PCF lo hizo en Vigo, con una primera parte en la que pudo solventar el partido y un segundo tiempo en el que controló a un filial con mucho potencial. Pero en el último minuto del partido, se le escapó la victoria (1-1). Ese mazazo hizo demasiado daño al equipo, que acusó el nuevo golpe y lo demostró con un pésimo partido ante el Zamora (0-1) que acabó con el crédito de Jesús Ramos y conllevó la dimisión del director deportivo, Roberto Feáns.


Luisito: juego sin resultados

Así, casi sin tiempo de margen, el Pontevedra apostó por el regreso de Luisito como revulsivo en el banquillo. Y la llegada del teense dio un nuevo aire al equipo, que firmó ante el Guijuelo, el Salamanca y el Compostela tres de sus mejores partidos de la temporada. Sin embargo, lo que debió ser un pleno de puntos se quedó en cuatro de nueve posibles. La derrota ante el Compos (0-1) condenó al equipo a jugarse el ser o no ser en Riazor.


La 'final' sale cruz

A falta de tres jornadas, las opciones de evitar la liga por la permanencia pasaban únicamente por ganar en A Coruña a un Dépor tocado. En la final por eludir la séptima plaza, el Pontevedra nocompletó un buen partido. Keko marcó al principio y tan solo dos ocasiones finales de Cruz pudieron suponer el empate como mal menor. A falta de que las matemáticas lo confirmasen, el PCF ya estaba en Segunda RFEF y consumaba un descenso de facto.


La permanencia se complica

Tras vencer al Coruxo y caer en Guijuelo, el Pontevedra encaminó la permanencia con los triunfos ante el Covadonga y los empates frente al Lealtad, el Sporting B y el Oviedo. Pero en el antepenúltimo partido, ante el filial sportinguista, el PCF cayó en el último minuto, se se obligó a jugarse el no bajar a Tercera en las dos últimas jornadas.


Victoria y alivio

Todo o nada en un partido definitivo que llegaba tras dilapidar un 0-2 en Villaviciosa. Sin embargo, el Pontevedra fue capaz de templar los nervios, caminar sobre el abismo y, con el apoyo de su gente, superar al Oviedo B en la segunda mitad y evitar la máxima tragedia.

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