"He venido para ascender"

Jorge Romero reconoce su idilio con la "gente" del Peixegalego como clave en su renovación ▶El jugador canario formó parte de la cantera del Real Madrid junto a Mirotic y Bogdanovic

Jorge Romero, en la playa marinense de Portocelo. CHRISTIAN FERNÁNDEZ
photo_camera Jorge Romero, en la playa marinense de Portocelo. CHRISTIAN FERNÁNDEZ

Toda A Raña aguardaba de pie a que acabase la entrevista de Pablo Alonso a Jorge Romero. Alonso, exdirector deportivo del club, narra los encuentros de A Raña en streaming para la FEB. Romero acababa de ser protagonista del Marín Peixegalego en la victoria contra el Navarra. Y nadie se iba a ir a casa sin saludarlo. Durante cinco minutos, los fieles peixes esperaron en la banda de la cancha para ofrecerle su calor por última vez aquel día.

Romero llevaba un par de jornadas fuera de combate por una dolorosa herida en el pie. El Peixe lo necesitaba. Su reaparición fue balsámica. Y nadie como la afición de Marín para reconocerlo. "Quiero muchísimo a la gente y la gente me quiere mucho, por suerte", admite el jugador grancanario. "Después de dos semanas sin jugar, me salió un buen partido y la afición lo supo reconocer. Me gustó mucho", explica, recordando el saludo de la marea azul en su camino hacia los vestuarios.

El base escolta insular es un elemento fundamental en los esquemas de Javi Llorente y un jugador capital en la categoría. Su juego es una sinfonía en movimiento, un clínic sobre elegancia en la cancha y criterio en las decisiones. Y encima también suele brillar a nivel estadístico, por su facilidad para anotar y asistir.

"No he visto una cosa igual al factor humano que rodea a este club. Te sientes como con tu familia"

No es de extrañar el cariño que le profesa la grada. "La gente que rodea al club, el factor humano... no he visto una cosa igual en los años que llevo jugando. Por suerte he estado en muchos equipos y muchas ciudades. Pero nunca he vivido nada igual. Y eso hace que quieras repetir. Aquí te sientes como con tu familia".

Hace dos veranos, después del descenso a LEB Plata del Peixe (acabó siendo EBA en los despachos) no se concretó ninguna de las ofertas que disponía de Oro y optó por seguir en Marín. "Aproveché el año para dar un apretón a la carrera de Psicología y además deportivamente fue la leche. No lo hubiese dicho nunca".

El equipo subió a Plata sin perder ningún partido y Romero dio un paso casi definitivo para la obtención del título universitario. Nunca ha querido dejar de lado sus estudios. A veces incluso recurre a sus conocimientos adquiridos para ayudar a jugadores más castigados anímicamente. aunque él aclara que "no voy de psicólogo por la vida".

"En el Real Madrid teníamos un equipazo. Echando la vista atrás se me ponen los pelos de punta"

En edad cadete comenzó a llamar la atención de las grandes canteras de ACB en los campeonatos de España. Aunque entonces era joven para saber que iba a ser jugador de baloncesto. "Eso no se piensa", dice. Su familia lo guió con el mayor sentido común para mantener sus pies sobre la tierra. De casta le viene al galgo.

Cuando tenía 17 años, el Madrid pasó por caja para fichárselo al Gran Canaria. En el filial blanco coincidió, como él mismo enumera, con "Bogdan Bogdanovic, Nikola Mirotic, Nikola Rakocevic (hoy en Cáceres), Agustín Ambrosino (actualmente en la liga argentina), Miguel Molina, David Marina, David Pérez, Javi Salsón y Nikos Papas (Panathinaikos). Éramos unos pibes y en LEB Bronce y Plata había un gran nivel. Pero vaya equipazo. Echando la vista atrás se me ponen los pelos de punta".

De todos ellos, le impresionó el jovencísimo serbio Bogdanovic, que no había convencido a Manuel Hussein en el Murcia de ACB. "La decía que no estaba preparado para la liga. Cuando estuvo con nosotros fue impresionante. Nunca he jugado con alguien tan bueno en todos los sentidos".

El exterior canario tiene claro por qué está en Marín. "Es un equipo hecho para competir. Tenemos que llegar lo más arriba posible. Yo he venido aquí porque quiero ascender".

El mítico narrador de baloncesto Andrés Montes le diría ¿por qué eres tan bueno Romero?. ¿Qué se siente al serlo, Jorge? "Es que no me considero tan bueno". Y encima, humilde.

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