Es muy habitual en los clubes de primer nivel de fútbol sala buscar talento fuera. Es una manera relativamente sencilla a corto plazo de hacer crecer el techo competitivo del equipo. Sin embargo, para un desarrollo orgánico y sostenible a largo plazo es fundamental cuidar la cantera. Si se hace un buen trabajo, pueden pulirse joyas que nutran en el futuro al primer equipo. Este podría ser el caso de Lía Ayestarán, que, a sus 13 años, juega en el cadete del Poio Pescamar y ya sabe lo que es marcar con la camiseta de la recién creada selección española sub-15.
España jugó dos amistosos en Portugal contra el combinado luso el pasado fin de semana. El primero terminó en empate a cero, mientras que el segundo fue un holgado 0-5 en el que Lía, desde la posición de pívot, selló un doblete. "Vino súper feliz de la experiencia vivida, de las amistades que hizo, de conocer el nivel competitivo al que está la selección española. En la concentración se lo pasó genial. Tuvieron tiempo para trabajar, pero también para divertirse", asegura Jacobo, su padre, que pudo presenciar ambos encuentros desde la grada.
"Fueron dos partidos muy diferentes. El primero era el debut internacional de ambas selecciones. Fue en un pabellón más pequeño. Lo planificaron muy bien ambas federaciones. El objetivo era que las niñas perdieran un poco ese miedo que siempre tienes al escuchar el himno, ponerte la camiseta con el escudo y demás", relata.
En el segundo encuentro los focos eran más grandes. "Vino la televisión portuguesa, un montón de cámaras, periodistas... Salieron a por todas, como les habían pedido los entrenadores, y ganaron de forma holgada. Lía estuvo impresionante", asegura.
La joven futbolista del Poio Pescamar, máxima goleadora de la corta historia de la selección sub-15, "nunca pensó en alcanzar estas cotas". "Nunca jugó al fútbol sala pensando en llegar a la selección española o a Primera División. Juega por diversión, por amor al fútbol, porque le encanta y lo vive", afirma Jacobo.
Sin embargo, cree que este puede ser un punto de inflexión. "Es la primera vez que vive algo así a nivel competitivo y organizativo, con televisiones y demás. Quizás ahora pueda empezar a plantearse la posibilidad de llegar a una selección absoluta o a debutar con el Poio en Primera. Pero es muy pronto, es un proceso que tiene que llevar ella. Si es lo que decide va a tener todo el apoyo en casa", explica.
Considerando sus actuaciones al máximo nivel con chicas de hasta dos años más que ella, Jacobo considera que verla con la camiseta de España puede ser habitual. "Está mal que lo diga su padre, pero así lo creo. Tiene magia, algo especial", confiesa. Para esto, claro, debe "seguir trabajando y mantener la ilusión".
Aunque siempre contará con el apoyo paterno, Jacobo admite que al principio era un poco "reticente a que jugase al fútbol sala". Ella siempre había jugado con chicos en el IES Coruxo, proclamándose incluso campeona de Galicia, pero en infantiles dejó de jugar un año, antes de la llamada del Poio. "La he visto en situaciones críticas, recibiendo muchas patadas, algunas veces en el hospital lesionada, pero al ver que ella lo vive de esta manera te contagias. Verla con la selección es un orgullo impresionante", reconoce.
Subcampeona de España en dos ocasiones con la selección gallega y, ahora, internacional. Lía Ayestarán es, sin duda, una de las perlas de la cantera del Poio Pescamar. "Hay más jugadoras en Galicia como ella, con potencial para llegar a Primera. Creo que es fundamental que los clubes apuesten por sus canteras. La mayoría de clubes gallegos tienen la base un poco descuidada, como algo secundario, y debería ser al contrario", considera.
El caso de Lía puede ayudar a que el Poio, uno de los equipos de referencia en el panorama del fútbol sala nacional, mire hacia abajo y descubra el poder que tiene la cantera. De momento, ella deja que sus actuaciones hablen.