La culpa de los ochenta mil

Una conocida canción dice que la culpa es del cha cha cha y en la efímera paralización de la actividad de fútbol base (de las 19.00 horas del pasado domingo a las 13.00 del lunes) la culpa -léase detonante- la tuvo el agujero de 80.000 euros que dejó, la pasada temporada, en la Federación Gallega la prórroga de la póliza del seguro de Xogade.

Escaldados por ese desajuste económico, que según fuentes federativas se comprometió a pagar la Secretaría Xeral para o Deporte, algunos de los principales colaboradores de José Antonio García Liñares, presidente de la FGF, presionaron para tomar medidas drásticas y forzar la intervención de la Xunta de Galicia una vez que el viernes supieron que no se había ampliado el seguro -mantienen esa postura a pesar de que la Xunta sostiene que eso no es verdad-, ya que un niño no pudo ser atendido en un centro sanitario pontevedrés porque el acuerdo de Mapfre ya no estaba en vigor y no se había suscrito otro.

Ese entorno sigue manteniendo que desde las 00.00 horas del pasado 15 de noviembre no había seguro -también lo aseguró la Federación en su comunicado del pasado martes- e incluso el jueves por la noche las delegaciones todavía no tenían el número de la nueva póliza.

La pasada temporada se vivió una situación semejante que no trascendió. El 15 de noviembre de 2012 había acabado la cobertura del seguro y la Federación hizo una póliza, pensando que sería una cuestión de días, para que la actividad no se viera afectada con el compromiso de la Xunta de que afrontaría el coste de la misma. Sin embargo, según aseguran fuentes de la FGF, el dinero no ha sido reintegrado. Lo que parecía que sería algo efímero se convirtió en dos meses con un importe de nada más y nada menos que 80.000 euros (40.000 por cada mes que estuvo en vigor la póliza transitoria).

Con ese antecedente y con la repetición de la situación, la Federación optó por una medida drástica una vez que se había superado el obstáculo del fin de semana. Además, en el órgano rector de la Federación sentó horrible la falta de noticias por parte de Deportes de la Xunta (donde se considera desleal al alcalde de Cerceda) a raíz de una llamada telefónica realizada por García Liñares.

Una vez tomada la drástica medida de paralizar la actividad futbolística -no solamente la competición-, muchos de los colaboradores de García Liñares le mostraron su enfado por derrocar la medida a las pocas horas. Muchos consideran que se ‘bajó los pantalones’ -término usado por más de un federativo- en la reunión con José Ramón Lete Lasa, porque ese cambio de postura provocó, según algunos dirigentes, que la FGF quedara en una complicada situación, cuando realmente -así lo afirman- el problema existía y la ‘fede’ tuvo que contratar una póliza que posteriormente fue ampliada. Tampoco entienden que el pacto del convenio se oficialice como un acuerdo ya existente, y más cuando hasta la fecha el seguro era anual -15 de noviembre de 2012 a 15 de noviembre de 2013- y ahora será solo hasta final de temporada porque el dinero (300.000 euros aportados por la Xunta) no da para más periodo, por lo que quedan en el aire los entrenamientos estivales de 2014.

Liñares y sus colaboradores están convencidos de que lo que pretende la Xunta es excluir el fútbol de Xogade, donde fue incluido en la temporada 2009-2010 por empeño del secretario xeral (Lete Lasa), aunque la Federación recalca que este deporte solo se beneficia de la gratuidad del seguro y no de otros aspectos como los arbitrajes, como sucede -con diferentes condicionantes-, en otras modalidades como balonmano, baloncesto, voleibol o fútbol sala.

Esos datos hacen que en el mundo del fútbol exista un cierto sentimiento de agravio porque se considera que no se le está tratando de la misma manera que a otras disciplinas, al mismo tiempo que se agradece que en 2009 se apostara por ellos a pesar de la oposición del que era en aquel momento presidente de la FGF, Carlos Meana, que no era partidario de adherirse al programa Xogade (Xogos Galegos de Deporte en Edad Escolar) ya que estaría en juego la viabilidad de la Mutua Deportiva, que posteriormente quebró.

Los números, aquellos que muchas veces no dejan ver al ser humano, demuestran que Xogade ha sido determinante para el fútbol base gallego. En la Delegación de Pontevedra, desde 2009, ha aumentado entre un 30 y un 38 por ciento el número de equipos (unos 2.000 niños) debido a la gratuidad del seguro (el coste era de unos nueve euros por licencia). Esa influencia se ha notado en todas las categorías, pero especialmente en prebenjamín y alevín.

Si se vuelve a la obligatoriedad del pago del seguro, en la Federación se considera que se produciría un considerable descenso de niños que practican actividad física, algo que choca de frente con la política de referencia de la Secretaría Xeral para o Deporte con la puesta en marcha del programa ‘Galicia Saudable’.

Si la relación entre Secretaría Xeral para o Deporte y Federación no pasa por su mejor momento, en el Pontevedra CF se culpa a los medios de comunicación de que la publicación de la negociación con Estrella Galicia ha roto el acuerdo, cuando realmente fue su presidente el que el miércoles generó la información al asegurar que se estaba en contactos con una empresa para firmar un posible acuerdo que haría viable a la entidad granate.

Influencia de Xogade Desde 2009 en la Delegación de Pontevedra aumentó entre un 30 y un 38 por ciento el número de equipos

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