Saleta Castro, la proeza de quien no conoce límites

Un completo equilibrio entre la fortaleza física y mental son dos características básicas que necesita poseer cualquier deportista que quiera competir entre los mejores y destacar sobre ellos. Alcanzar la gloria no es tarea fácil y requiere de mucho esfuerzo y dedicación. El camino suele ser largo y lleno de obstáculos y la clave reside en ser capaz de superarlos, en levantarse después de cada tropiezo y saber seguir adelante.

En ello, Saleta Castro tiene un máster. La pontevedresa disputó el pasado sábado su segundo Ironman de Lanzarote, considerado por los expertos como el más duro del mundo, y escribió su nombre en la historia. Acabó la prueba en tercera posición convirtiéndose en la primera gallega en subir al podio de un Ironman y en la tercera española en hacerlo en Lanzarote.

"Soy la primera mujer gallega que sube al podio de un Ironman y eso para mí es lo más importante, ser la propulsora en Galicia de neesa distancia. A nivel nacional soy la tercera en hacerlo enLanzarote por detrás de Maribel Blanco y Virginia Berasategui, que claramente son mis referentes y las chicas que tengo como modelos", explica la pontevedresa.

La medalla de bronce tiene un sabor muy dulce para Saleta Castro, que acudió el pasado año por primera vez a la prueba y finalizó en séptima posición, el objetivo en esta edición era mejorar su primera actuación pero en sus planes no estaba alcanzar un metal. "No me esperaba ser tercera, esperaba ser cuarta o quinta. El objetivo era mejorar el tiempo del año pasado, hacer una buena maratón y hacerlo lo mejor posible en el último segmento", indica Saleta Castro, que mejoró en 25 minutos el tiempo registrado el pasado año. Con este resultado la pontevedresa da un golpe sobre la mesa en la disciplina y demuestra que está en un excelente estado de forma y que será una rival a tener en cuenta en las próximas pruebas.

Fuerza y mente

La joven triatleta afirma que tan importante es el aspecto físico como el psicológico. Así, manifiesta que la clave en esta prueba estuvo en su mente, algo que le falló en el Ironman disputado en Sudáfrica hace cinco semanas. "Físicamente estaba muy fuerte y fallé por la cabeza en la maratón, eso fue lo que hizo que perdiese la posición, iba séptima y caí a undécima. Aquí en Lanzarote, quince días antes mi entrenador, Alejandro Santamaría, me dijo 'físicamente estás bien pero hay que trabajar la cabeza' y lo hicimos a base de muchas charlas con él, de buscar convertir mis pensamientos negativos en positivos y de mucho trabajo psicológico... estas dos últimas semanas fueron la clave para que nada más bajarme de la bici mi objetivo fuese 'voy a hacer una buena maratón, voy a conseguir mi marca y que todo fuesen pensamientos positivos'".

Saleta Castro recuerda que la prueba fue especialmente dura al inicio, en el sector de bicicleta, debido a que "solo tuve tiempo de recuperarme y de llegar con el entrenamiento justo para poder competir aquí. En los días previos a la prueba me encontraba muy bien nadando y corriendo pero en bici como en Sudáfrica me salió muy bien y me esforcé muchísimo, no me dio tiempo a recuperar. Sabía que aquí iba a ser duro, pero como es un circuito que controlo superbien pues sabía que la clave sería reservar, beber y comer bien. Lo intenté, los primeros 40 minutos intenté ir a más pero cuando vi que me empezaban a fallar las fuerzas preferí guardar y mantener el ritmo que llevaba, que era bueno, y me bajé a la quinta plaza. A partir de ahí comencé la remontada", explica la deportista. De este modo, firmó un espectacular tiempo en la maratón al realizar la carrera a pie en tres horas y dieciséis minutos.

Saleta Castro no tiene reparos en ocultar que es supersticiosa ("Sí soy un poquito supersticiosa. Lo de tirar la sal, pasar por debajo de una escalera y que se te cruce un gato es algo que no me gusta") y cuenta una anécdota que se sucedió 48 horas antes de disputar el ironman de Lanzarote. "Dos días antes de la carrera, estábamos cenando un grupito de deportistas y no sé cómo le di al salero y me cayó la sal encima de la mesa. Ellos eran catalanes y pasaron pero yo salté y dije ¡Mierda que tiré la sal! Ya rapidamente me eché sal por encima del hombro izquierdo y ellos me dijeron esto de ser gallega es cosa de meigas".

La triatleta no tiene palabras para expresar sus sensaciones y señala que "cuando en el kilómetro 20 me puse tercera marcando muy buen parcial no me lo creía hasta que en los últimos cinco quilómetros me di cuenta de que realmente podía ser tercera. La verdad es que fue muy especial y muy emotivo aunque no lo asimilé de todo porque esta noche -por ayer- es la entrega de premios y aún quedan muchas emociones por vivir". Ahora afrontará el tramo final de temporada con la vista puesta en clasificarse para el Ironman de Hawai en 2014.

 

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