La sensación del Ironman

Saleta Castro antes de tomar la salida en un triatlón de larga distancia
photo_camera Saleta Castro antes de tomar la salida en un triatlón de larga distancia

PONTEVEDRA. A Saleta Castro Noguera a finales de 2010 y principios de 2011 le faltaba algo, porque lo que hacía no le realizaba como antes. Ese espíritu indomable que lleva dentro le hacía pensar en mayores cotas, porque ella creció viendo en su habitación una foto de Chris McCormack entrando en la meta del Ironman, porque las aspiraciones olímpicas no le entusiasmaban lo suficiente, sus sueños siempre tenían un mismo escenario: la isla de Kona (Hawaii), la cuna del triatlón. Por todo eso asumió el reto de tomar una de las decisiones más importantes de su carrera deportiva, centrarse definitivamente en la larga distancia después de haber tomado contacto, con éxito, en ese tipo de pruebas, no en vano se había proclamado campeona de España, unos meses antes, a pesar de hacer muchos kilómetros con una rueda pinchada.

Con 23 años dejó el triatlón sprint y la distancia olímpica y se centró en los Ironman, un reto mayúsculo porque la edad de los competidores en esta disciplina suele superar la treintena. Es toda una ‘benjamina’, pero la pontevedresa está acostumbrada a los grandes desafíos. Su destino era Hawaii y no quería esperar más para luchar por el.

En su primer Ironman en Lanzarote hizo historia al conseguir el quinto puesto de la clasificación general, probablemente ni en sus mejores sueños estaba la consecución de ese logro a las primeras cambio, pero solamente fue el preámbulo de posteriores hazañas, porque Saleta se ha convertido en una de las grandes sensaciones de la disciplina, especialmente después de haber firmado un extraordinario séptimo puesto en Cozumel, donde se disputó hace ocho días un Ironman con una participación de la isla de Kona.

De Cozumel no solamente se llevó el séptimo puesto, que podía haber sido un quinto si un juez no le hubiera castigado con dos minutos de penalización, sino también la consecución de su reto: bajar de las diez horas. Aunque el sector de natación fue más corto de lo habitual, la pontevedresa le ha dado un mordisco extraordinario al ‘japonés’, como diría Suso Morlán, entrenador de David Cal. Su 9h.19’ hace pensar que estamos ante una triatleta que está llamada a lograr grandes cotas. Su margen de mejora es muy amplio. Saleta sigue cumpliendo con la hoja de la ruta que ha establecido con su entrenador para poder estar en Kona, aunque ahora las reglas han cambiado y se han endurecido todavía más.

Probablemente el cambio radical que ha experimentado la pontevedresa es que “ahora hago lo que me gusta” como comentó en una entrevista a este periódico después de ser tercera en el Ironman de Lanzarote de 2013.

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