El portero del Pontevedra salva a su equipo de la derrota ante el Dorneda

Lloves ve cómo el balón sobrevuela su portería durante el partido de ayer
photo_camera Lloves ve cómo el balón sobrevuela su portería durante el partido de ayer

OLEIROS. Ni Dorneda ni Pontevedra perdieron, pero ninguno de los dos quedó satisfecho con un punto que resultó un bagaje escaso a las expectativas creadas en el encuentro. Las victorias de Villalonga y Negreira apremiaban al conjunto oleirense, que por juego y ocasiones mereció un mayor premio. Y el conjunto granate cosechó un botín menos preciado del que buscaba pero al menos no pagó la novatada, como el año anterior, y salió indemne de O Condús.

(Vídeo gentileza de PontevedraTV)

Carlos Brizzola, que no pudo dirigir el encuentro desde el banquillo por estar sancionado, optó por reforzar el centro del campo incluyendo al central Dapo junto a la habitual pareja de pivotes -Élmer y Cristian Paz-.

El Pontevedra se aplicó con intensidad en un escenario que, por sus reducidas dimensiones, requiere un plus de concentración y tensión.

A balón parado trató de sorprender el conjunto pontevedrés con sendos intentos antes y después del cuarto de hora de partido. Primero fue Santi Domínguez el que puso a prueba a Manu, que atajó en dos tiempos. Y luego probó fortuna Jacobo, también sin éxito.

El propio Jacobo dispuso a los 19 minutos de una buena oportunidad para poner por delante a su equipo. La pelota le llegó franca en el interior del área desde la zona izquierda. Su remate, sin un rival que le hiciera oposición, se marchó por encima del travesaño cuando tenía todo a favor para marcar.

El Dorneda fue sacudiéndose el dominio de los hombres de Milo Abelleira y poco a poco se sintió a gusto en un hábitat que domina y al que se adapta mejor que sus adversarios. La segunda mitad del primer acto fue suya.

Cheki hizo estirarse a Lloves en un buen disparo del punta desde fuera del área.

La mejor oportunidad del primer tiempo la tuvo en sus botas Héctor. Con el balón botando y solo ante Lloves mandó la pelota a la izquierda de la meta visitante con un disparo defectuoso. La última oportunidad, casi a punto de llegar al intermedio, se originó en un balón aéreo que Lloves despejó con el puño. Dapo chutó la pelota suelta pero en su camino hacia la portería se encontró con el cuerpo de Pablo, que evitó el tanto.

Milo dejó a Santi Domínguez en la caseta en el intermedio y dio entrada a Caco, que pasó a acompañar a Emilio en el doble pivote. Jacobo adelantó su posición para enlazar con Stefan.

Pero el Dorneda siguió gobernando el encuentro y generando las ocasiones. Hasta tres en los primeros cinco minutos del segundo periodo. Pero ni Héctor ni Cheki, que chutaron alto, ni Adrián Bouza, elevándose por encima de la defensa en un saque de esquina en el que cabeceó por encima del travesaño, acertaron entre los tres palos.

El desgaste comenzó a pasar factura, los rigores tácticos se evaporaron y las ocasiones se sucedieron en ambas porterías. Las tuvo a pares Stefan, que primero se quedó solo ante Manu, pero el meta achicó bien los espacios y el ex jugador del Castellón no tuvo manera de encontrar espacio para batirle. Y después remató raso y duro, pero un poco cruzado.

Entre las dos oportunidades de Stefan, Lloves, el mejor de su equipo, tuvo dos paradas decisivas con Dapo como protagonista de los intentos. Especialmente meritoria resultó la segunda, en la que hizo una estirada espectacular para sacar a córner un trallazo del ayer mediocentro del Dorneda.

La emoción del segundo tiempo estuvo aderezada con un lance polémico. El central Dani remató al fondo de la red un balón que había despejado de nuevo Lloves. Entendió el asistente que en el cabezazo portentoso de Dapo, el central estaba más adelantado y sacó provecho de esa posición.

Los pocos aficionados del Pontevedra que acudieron a Oleiros reclamaron un posible penalti sobre Jacobo en un lance en el que optó por intentar seguir la jugada ante Juan en lugar de dejarse caer.

Un contraataque cuando el encuentro entraba en sus diez últimos minutos pudo condenar al Pontevedra. Jordi, solo y en carrera, encaró a Lloves, que volvió a rechazar con solvencia una oportunidad clarísima.

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