Luisa Domínguez: «No es lo mismo apretar a Bea con 14 años que ahora con 18, cuando ya está exprimida»

UNA BREVE conversación con Luisa Domínguez (A Coruña, 1971) sirve para comprobar que siente pasión por la natación y por lo que hace, una combinación perfecta para asumir retos como el de dirigir la sección de este deporte en el CGTD y, especialmente, la carrera deportiva de la pontevedresa Bea Gómez Cortés. Con fama de dura, aunque reconoce que con el paso del tiempo se ha ido endulzando, visualiza la situación y habla con claridad del presente y de los proyectos futuros.

¿Tener a sus órdenes a la mejor generación de la historia de la natación gallega es una responsabilidad, una presión, da vértigo, es un regalo envenenado…?

Tiene un poco de todo. Cuando me lo proponen me asusté porque es una gran responsabilidad, ya que no solo es tener a la mejor generación sino a dos chicas (Bea Gómez Cortés y María Vila) que ya han hecho mucho en la natación española. Al principio te haces muchas preguntas, pero acepté porque me veo con capacidad, no en vano en el club (hasta su nombramiento era entrenadora del Natación Coruña), con los medios que teníamos, saqué gente, por lo que teniendo más posibilidades todo será mejor.

¿Es también un triunfo personal?

Sí (con rotundidad). Totalmente. Cuando me planteé venir era como un trastorno porque mi marido estaba en A Coruña, mi hijo también, mi vida… pero era mi forma de avanzar porque como entrenadora gallega, si no me quiero mover más, es a lo máximo que puedo aspirar. Estar en el CGTD es mejor que estar en el mejor club de Galicia. Yo fui nadadora de centro, de club, entrenadora de club y me faltaba serlo de centro, y eso es ilusionante porque he bebido de todas las fuentes. Cuando era entrenadora de club vi cosas que no me gustaban con respecto a lo que hacían los técnicos aquí y trataré de no cometer esos fallos.

¿Qué era lo que no le gustaba?

Los desvinculaban demasiado de sus clubes, los separaban… Espero no equivocarme porque me decían que todos los que venían aquí cambiaban, yo espero que no. Es más, le he pedido a mis compañeros que si notan eso me den un toque. Vivimos de los clubes y no podemos olvidarlo. Los nadadores se forman allí y si queremos tener aquí (CGTD) a lo mejor de nuestro deporte tenemos que trabajar en conjunto. Es fundamental mantener una buena relación. Todos los viernes les mando a los técnicos un correo explicándoles lo que hemos hecho, lo que haremos y lo que pueden hacer el sábado.

¿Eran caminos que iban en diferente dirección?

Totalmente. Me he enfrentado a varios entrenadores de club por nadadores que tenía en el Centro por poca comunicación y pensar que no se podía colaborar. Había cosas que nos tenían que unir que, sin embargo, nos separaban, e incluso eso hacía que los nadadores comenzasen a tener problemas con sus compañeros de equipo.

¿Y si el entrenador del club tiene un pensamiento diferente al suyo?

Todos debemos remar en la misma dirección. No son caminos paralelos, sino el mismo. Es evidente que la preparación de Bea o la de María no va enfocada hacia el Campeonato Gallego, pero aún así serán las mejores y mi obligación es hacerles ver que tienen que darlo todo para ayudar a su club. Una cosa no es incompatible con la otra.

Tiene fama de dura. ¿La frase de que sin sacrificio no hay éxito la podría firmar usted?

Sí, sí (se lo piensa). A nadie le ha venido solo el éxito. En el club hubo momentos en los que me rendí porque ahora los niños lo tienen fácil. Una vez una júnior con mínima para el Nacional absoluto me dijo que lo dejaba y cuando le pregunto por qué me respondió que no le llenaba lo que hacía; era alguien cuya familia tenía un poder adquisitivo elevado, ¿y yo qué le digo? Mi manera de viajar era con el deporte, pero ella acababa de llegar de Cancún. A todos los de mi generación nos motivaba conocer España gracias a la natación.

¿Qué motiva ahora a un deportista joven?

Es difícil inculcarles esa motivación, pero espero que les anime la superación del día a día, de que la vida es así y de que al final todo vale. La vida son piedras que tienes que saltar y hay gente que se queda en el camino, pero hay otra a la que eso le motiva.

Y cuando una deportista que tiene talento le dice que lo deja, ¿qué siente una entrenadora que tiene pasión por la natación como usted?

¡Frustración! Te sientes frustrada. Llegó un momento en el que te hacías muchas preguntas que no obtenían respuesta. ¿Por qué lo dejan? ¿No les motivamos lo suficiente? Te das cuenta de que es la sociedad, porque lo tienen todo. También hay que entenderles. Ellas pueden pensar que mientras sus amigas están de paseo, de compras o de fiesta, ellas están entrenando, eso es duro. También debemos comprenderlas, pero al mismo tiempo hacerles ver que la sensación que uno tiene cuando toca la pared y rebaja tres décimas su marca es increíble y que solamente la tienen ellas.

Teniendo en cuenta todo lo que comenta, lo que ha conseguido Bea (Gómez Cortés) tiene mucho mérito.

Mucho, mucho, mucho… Pensamos que Bea es irrompible, pero no podemos olvidarnos de que desde los 16 hasta los 18 años ha estado con una disciplina que solo la aguantan unos pocos.

¿Se le ha exigido mucho?

Recientemente en una web de natación un entrenador del Moscardó publicó un artículo cuyo titular era: “Hemos hecho una natación muy dura”, y yo pienso lo mismo. En el Centro vemos que somos los que más entrenamos, los que más nos sacrificamos, pero esto es así y al final también es un aprendizaje de vida, porque la gente que hace deporte después afronta las adversidades de otra manera. El deportista está acostumbrado a levantarse cuando se cae, pero los futuros beneficios de esa exigencia es difícil hacérselos ver a un niño de 14 años.

Hasta ahora las nadadoras gallegas con talento se formaban aquí y en el momento del alto rendimiento se marchaban. Bea Gómez Cortés y María Vilas (campeona de Europa júnior) han decidido quedarse, ¿asumen riesgo?

Ellas han apostado, y eso es de agradecer. Yo estoy convencida de que aquí pueden conseguir lo mismo que si entrenaran fuera de Galicia. Yo creo que el año pasado Bea debió haberse ido porque a lo mejor deportivamente hubiera conseguido lo mismo, pero psicológicamente no estaría como está ahora. Estamos en la línea de que recupere la ilusión. Vuelve a estar con ánimo. De hace un mes y medio a ahora es otra totalmente diferente.

¿Había perdido la ilusión?

Sí (con rotundidad). Estaba muy quemada. Después del Mundial vivió un mes muy intenso pensando sobre su futuro y eso la ha perjudicado. La agobiaron mucho.

Estamos en el inicio de la temporada; proyecto nuevo, ilusiones renovadas, pero ¿está preparada para cuando no lleguen los resultados si así fuera?

Tenemos que adaptarnos, tanto ellos a mí, como al revés. Las cosas no son ni mejores ni peores que antes, sino diferentes. Estamos en un periodo de conocimiento y es posible que los resultados tarden en llegar, pero estoy convencida de que llegarán. No es lo mismo apretar a una niña de 14, 15 o 16 años que a una joven de 18 que ya está apretada por todos lados, como sucede con Bea.

Habrá personas que cuando lean esta última respuesta pensarán que se está quitando responsabilidad y presión...

Claro, pero no es así. Asumo la responsabilidad y para eso estoy aquí, pero es evidente que la tarea más fácil está hecha. No le estoy quitando mérito a nadie, pero la realidad es la que es. Siempre he dicho que ojalá me dieran en un club a una Bea Gómez, pero ahora mismo ya no es tan sencillo sacarle rendimiento.

Da la sensación de que ha llegado en el momento más duro.

No. Es un orgullo entrenar a este grupo. A cualquier entrenador le gustaría estar en mi lugar. No me cambio por nadie.

Todo está enfocado hacia los Juegos de Río de Janeiro 2016. Generalmente el año post olímpico suele ser de transición, pero en el caso de la natación española no lo ha sido debido a la celebración del Mundial de Barcelona, ¿el ciclo de preparación se ha visto condicionado?

Sí (de manera contundente), porque ella (por Bea) ha pasado dos años muy duros y con mucha ansiedad. Primero, era hacer la mínima para los Juegos de Londres el día ‘tal’, a la hora ‘cual’; posteriormente, la del Mundial, con las mismas circunstancias y ¡en Pontevedra! Por todo eso, ella tiene en su cabeza que el año post olímpico es esta temporada (2014).

Sí, pero al final de su año post olímpico solamente quedarán dos para los Juegos, ¿tiempo suficiente?

(Se piensa la respuesta unos cuatro segundos). Sí, siempre que no se baje del todo. Tiene que recuperarse mentalmente. Tiene como dos angelitos en la cabeza, uno que le anima a seguir luchando, a superarse, a trabajar por metas mayores... y otro que le recomienda que no haga solo natación, que haga otras cosas. En su cabeza tiene una lucha interna que antes ganaba el ángel de las otras cosas, pero ahora creo que la situación ha cambiado. Cada vez me solicita más, quiere más carga de entrenamiento, ha bajado su peso... Esta niña estaba en el momento de decir lo dejo todo porque ya he ido a unos Juegos y a un Mundial y poco me queda o de crearle nuevas ilusiones. Si va a Río, que estoy convencida de que irá, tiene que ser finalista. Todo lo que baje de ahí será un fracaso.

Todos los focos mediáticos iluminan a Bea Gómez Cortés, pero ¿por detrás hay relevo?

Bea y María (Vilas) son prioridad, pero no podemos olvidarnos del resto del grupo. La sensación que tengo es que en los últimos años todo ha estado centrado en Bea y se olvidaron de los demás. Creo que hay niños con futuro. Está Tomás Manso, Lara Gómez... Los que están aquí no los eliges, sino que es gente que pide una beca, pero son trabajadores y tienen talento.

Empieza a sonar con fuerza el nombre de Lara Gómez Cortés (hermana de Bea). ¿Hay que tenerla en cuenta?

En un momento se habló de que estaba aquí porque era la hermana de Bea, que si había enchufe... Lo que puedo decir es que le veo condiciones, a largo plazo, porque no ha entrenado en serio en su vida, pero tiene cualidades. Ahora mismo no sé si más o menos que Bea, pero cada día nos lo demuestra.

Para terminar, cuénteme un secreto, ¿en estos dos meses que lleva en el cargo hubo algún día que se haya arrepentido de aceptar el ofrecimiento?

No. Al contrario. Antes de venir, más de una vez me decía a mí misma que a ver si no me arrepentía de la aventura; ahora no. Estoy encantada. Me gusta lo que hago, el grupo, me encuentro cómoda, y cada día más. También es verdad que hemos pasado el momento más fácil, pero creo que todo seguirá siendo positivo.

El deportista está acostumbrado a levantarse, pero los beneficios de esa exigencia es difícil hacérselos ver a un niño»

Bea tiene que recuperarse mentalmente. En su cabeza tiene una lucha interna sobre prioridades»

A nadie le ha venido solo el éxito. En el club hubo momentos en los que me rendí porque ahora los niños lo tienen fácil»

Bea (Gómez Cortés) debió haberse ido el año pasado porque psicológicamente no estaría como está ahora»

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