Más allá de los límites

Fran Casal en la línea de meta, con el chaleco de finalista del Ultra Trail du Mont-Blanc (Foto: DP)
photo_camera Fran Casal en la línea de meta, con el chaleco de finalista del Ultra Trail du Mont-Blanc (Foto: DP)

PONTEVEDRA. El Ultra Trail du Mont-Blanc es una de las pruebas de 'trail-running' más emblemáticas del mundo, y Pontevedra tuvo en ella a su representante: Fran Casal, más conocido como 'Cru'.

La prueba consta de 168 kilómetros de carrera de alta montaña, entre los 1.800 y los 2.500 metros, con un desnivel total de 9,4 kilómetros: toda una bestialidad que ha de recorrerse a pie si se quiere finalizar la carrera. Prueba de su exigente nivel es que para poder optar a una inscripción es necesario alcanzar un determinado ranking internacional. Incluso así, de los más de 2.400 inscritos este año acabaron la prueba poco más de 1.600. "Es el año que más gente ha acabado, el buen tiempo ha ayudado mucho, porque otros años lo más normal es que acaben unos 1.000", añade Casal.

Gran esfuerzo

La carrera, una de las más duras del panorama mundial, obliga a los partcipantes a correr de forma prácticamente ininterrumpida durante un período que oscila entre 20 y 40 horas, dependiendo del ritmo y sensaciones de cada corredor. Fran paró el crono en 36 horas, y reconoce que «el tiempo máximo» que estuvo parado "fueron 25 minutos", lo justo para cambiarse de calzado y lavarse los pies para que no le saliesen ampollas.

Los pensamientos de una persona desde que toma la salida hasta la línea de meta dan "para muchas cosas". Así, "hay momentos en los que vas más concentrado en la carrera, en las sensaciones del cuerpo y en el terreno, pero hay otros en los que vas arreglando España, pensando en la familia, en el trabajo..., pero en general tienes que ir muy concentrado y regularte muy bien", asegura.

"Influye mucho la noche y el terreno, cuando vas en carrera tienes que ir muy pendiente de beber, comer y no hacerte daño. Pero aún así da para pensar muchas cosas, la clave es que siempre sean cosas positivas para no agobiarte con el kilometraje y pensar en cosas buenas".

Sobre pasar 36 horas perdido en alta montaña, dice que "personalmente", gestiona "la soledad poniendo premios y metas pequeñas. Das la salida y no piensas en que quedan 168 kilómetros, sino en llegar al siguiente punto de control. Son pequeños objetivos para llegar a objetivos grandes. También influye darte premios, por ejemplo que si llegas a un sitio te comes una chocolatina", afirma el deportista.

El entrenamiento también ayuda, "tienes que estar acostumbrado a correr solo, sin nadie que te ayude ni de quien depender. Eres tú, tu físico y la montaña, y hay que llegar a la meta".

Comentarios