En un mundo en el que cada vez se hacen más gestos de cara a la galería, la conexión natural y esporádica entre un futbolista y un joven aficionado no podía pasar desapercibida. Por suerte para todos, el reportero gráfico de Diario de Pontevedra, Javier Cervera-Mercadillo, logró captar una instantánea que horas después se hizo viral entre los aficionados granates en las redes sociales por su emotividad.
Que no se quede sin resaltar esta foto 📸 maravillosa de Javi Cervera-Mercadillo en @Diario_Pontev. La ilusión de un niño viendo los goles del @PontevedraCFSAD. Esto es lo que deben cultivar los clubes ❤️⚽️ pic.twitter.com/XYqxzJFdWA
— Xurxo G.G. (@xurxogg) November 5, 2019
Todo aconteció hace ahora nueves días. El Pontevedra jugaba en horario matutino contra el Melilla y Miguel López Sánchez, un pequeño de siete años aficionado al fútbol, acudió como suele hacer cuando puede al Fondo Sur de Pasarón, del que es socio desde hace tres temporadas junto a sus padres. Miguel vive el deporte del balompié con pasión y, un día más, prefirió seguir el choque a pie de campo, en la primera fila de la grada. Desde allí puede recoger muchos de los balones que caen en el cemento, uno de sus grandes hobbies cuando visita el estadio lerezano. Pero lo que no esperaba es que uno de sus grandes referentes, Adighibe, celebrase con él el segundo tanto del equipo.
Corría la media hora de juego cuando en un contraataque, Romay anotaba el 2-0 ante el Melilla. El de Malpica, en vez de acercarse hacia Tribuna, como habitualmente, se fue contra la valla de Fondo Sur, a escasos metros de donde seguía el partido Miguel. Él se acercó con timidez. A la vez llegaron varios futbolistas del Pontevedra, que se abrazaron al de Malpica. Pero entre la melé, Adighibe fue capaz de vislumbrar la pequeña figura que les miraba con ilusión desde la frontera de la grada. Y le lanzó un afecto posándole la mano en la cabeza. Como diciendo: "Tú también formas parte de esto".
Uzochukwu Adighibe. Delantero del Pontevedra
"Cuando Romay metió el gol vi al niño. Estaba celebrándolo con nosotros. ¿Cómo no le voy a echar la mano? Es bonito"
Este lunes, Diario de Pontevedra reunió a los protagonistas de una imagen que se ha convertido en icónica por la enorme amalgama de sentimientos que refleja. Este lunes, Miguel López conoció por fin a Adighibe. "Ese día, cuando Romay metió gol, vi al niño. Estaba celebrándolo con nosotros. Y no tuve otra opción. ¿Cómo no le voy a echar la mano? Es algo muy bonito", apunta el delantero.
Adighibe, que dejó colgada a una clase que tenía programada por la tarde para conocer al pequeño, acudió junto a Secre al Fondo Sur para recibir a Miguel y a su padre, Alberto. Ambos llegaban al estadio ataviados con la bufanda del Pontevedra tras una sesión de entrenamiento con los prebenjamines del Leis, club en el que milita el pequeño.
Dicen que los niños no mienten y la cara de Miguel cuando vio al 20 granate fue un poema. Al pequeño le entraron los nervios y enmudeció durante unos instantes ante el saludo de Adighibe. Pero tras el shock inicial, mostró complicidad ante las preguntas del atacante, que quiso ofrecerle su cariño y cercanía.
Miguel López. Socio del Pontevedra
"Mi ídolo es Messi. Le pude chocar la mano el otro día. Del Pontevedra me gusta Edu, pero también Adighibe"
Al paseo por el túnel de vestuarios para salir al campo le siguió una pequeña sesión de fotos, en la que Adighibe le propuso salir con él al campo en el partido del próximo domingo, a las 17.00 horas, ante el Marino de Luanco. Habrá que cerrar el trato, pero todo apunta a que Miguel podrá seguir cumpliendo sueños futbolísticos y disfrutar de unos instantes de atención por parte de la primera plantilla del Pontevedra.
AMOR. "Sobre esto va el fútbol. Tú tienes que expresar amor", escribía Adighibe en una publicación en sus redes sociales como texto que acompañaba a la foto de Javi Cervera-Mercadillo del día del Melilla. El nigeriano destaca que el balompié debe servir para hacer feliz a la gente y reconoce que le gusta "estar bien con las personas" y "dar cariño". "Tengo un corazón muy fácil", apunta en un castellano todavía por pulir.
Mientras, Miguel hacía recuento de los jugadores que conoce del Pontevedra: "Edu es mi favorito. También conozco a Romay y a Adighibe. Me gustan". "¿Sabes decir mi nombre?", le respondía el africano con sorpresa, que señalaba que "muchos no aciertan" a pronunciarlo correctamente.
Así, con la promesa de volver a verse dentro de unos días y tras hacerse sus propias fotos juntos, Adighibe se despedía de Miguel y de su padre Alberto. El progenitor, coruñés de nacimiento pero afincado en Pontevedra junto a su mujer desde hace diez años, es el auténtico responsable de la enorme pasión del pequeño por el fútbol. "Apenas tenía unos meses y ya lo traíamos a Pasarón. A mí me encanta el fútbol. Cuando podemos, también vamos a Riazor. Aunque este año las cosas pintan mal", explica Alberto.
El padre del pequeño comenta que su hijo es socio desde hace varias temporadas y que, últimamente, le permiten seguir el partido a escasos centímetros de la valla porque así lo desea él. "Quiere llegar en el calentamiento para recoger balones", dice Alberto, que reconoce que su pequeño vive cada acción con locura, como demuestra su celebración de los goles o el hecho de que se echase las manos a la cabeza tras el tanto del Melilla.
Cuando Adighibe celebró con él la diana, "no se lo creía". "Vino hacia nosotros con los ojos como platos", comenta el progenitor, contento por ver feliz a su hijo, el niño que volvió a recordar a Pontevedra que el fútbol puede ser uno de los motores que mueva al mundo gracias al amor, a la ilusión y al cariño recíproco. Como el que desprenden Miguel y Adighibe. Un ejemplo para los clubes, que deben fomentar esto, y para cualquier padre, que tiene en su poder transmitir esta forma de sentir a sus pequeños.
EXPERIENCIA. DE PASARÓN AL CAMP NOU
Diario de Pontevedra pretendió concretar este reportaje la pasada semana, pero Miguel y sus padres se encontraban en Barcelona: al pequeño le tocó un sorteo para salir al campo con los jugadores en el último partido de Champions disputado en el Camp Nou.
Así, Miguel pisó el césped acompañando a Stanciu, del Slavia de Praga –a la izquierda de la imagen anexa–.
Con todo, el niño pudo chocar la mano con Messi, su ídolo.
