Miguel Induráin: "Nunca imaginé que iba a lograr este palmarés"

Hace un año dio su palabra a Evaristo Portela de que participaría en su prueba, la Cuatro Picos. La ha cumplido. Este sábado estuvo en la línea de salida de Montero Ríos para disfrutar de la carretera, de la afición, de las Rías Baixas y de la exigente orografía gallega, que le hace intuir que habrá algún pico más que los cuatro conocido

Miguel Induráin. RAFA FARIÑA
photo_camera Miguel Induráin. RAFA FARIÑA

¿Qué le recomienda a los mil ciclistas que participan con usted en la carretera?
Que disfruten del recorrido, de la prueba, del ambiente ciclista. Hay mucha gente que viene de fuera y que emplea estos eventos para hacer turismo.

Lo llamó Portela y no dudó...
El año pasado me llamó y no pude participar porque estaba comprometido con otros eventos, pero le aseguré que vendría este año y aquí estoy.

¿Cómo valora a un equipo como el SuperFroiz, que lleva 30 años en el mundo del ciclismo?
Mucha gente está en el ciclismo  formando a chavales o dirigiendo equipos por pura vocación, porque les gusta. Son fundamentales. Evaristo Portela y el Froiz tienen una responsabilidad mayor, con un nivel de exigencia más alto, ya que el siguiente paso es el salto a profesionales: deben enseñarles a los corredores esta profesión. 

¿Le gusta cómo ha cambiado el ciclismo desde su época hasta la actualidad?
Ha evolucionado muchísimo y para mejor. La tecnología, las retransmisiones, las estructuras de los equipos... Todo ha mejorado. Se ha hecho más internacional. Nosotros corríamos entre España, Francia, Italia y Holanda. Ahora lo hacen en China, Australia, Estados Unidos y Suramérica. El ciclismo es más global, pero se ha perdido el contacto con el público en la Vuelta a Asturias, a Aragón, a Galicia, a Valencia...

Usted ganó dos dobletes de Giro y Tour. Ahora parece impensable repetirlo. ¿Por qué?
Impensable no, porque hay muchos que lo intentan. Es exigente y hay que saber dosificar mucho y conocer bien tu rendimiento y cómo son las carreras. Es difícil, pero posible. Cada año solo uno tiene la posibilidad de lograrlo. En ese aspecto está complicado. Froome este año ha ganado el Giro y veremos si puede con el Tour. Los tiempos han cambiado. Ahora, cada vez que alguien va a una carrera, se exprime al máximo. En nuestra época todo el mundo corría todo. El que hacía el Giro casi siempre acudía al Tour. Ahora a muchos que van a Italia no se les ve hasta el año siguiente. Luchar contra esa forma de organizar la temporada no es sencillo.

"No es fácil explicarle al aficionado que alguien apercibido como Froome puede seguir corriendo"

¿Qué opinión le merece el expediente Froome por su uso excesivo de ventolín en la Vuelta a España?
Es un caso que se está alargando demasiado. Debería resolverse más rápido, pero el proceso es así, hay muchos pasos que seguir y unos tiempos que cumplir para presentar alegaciones, informes, etc. El que está metido dentro del mundillo del ciclismo lo puede entender, pero no es fácil explicarle al aficionado que alguien apercibido puede seguir corriendo. No es una buena imagen para el ciclismo, pero la normativa funciona así y hay que respetarla. Espero que se solucione cuanto antes, sea favorable o desfavorablemente para Froome.

¿Cómo ve el ciclismo español actual en relación con el problema del relevo generacional?
No veo un problema, simplemente un cambio de generación de gente que ha estado en lo más alto como Contador, Valverde o Purito Rodríguez. Pero llegan Landa, los Eizagirre, Marc Soler, David de la Cruz... Hay gente con calidad para tomar el testigo. Pero es que los anteriores ganaban vueltas de tres semanas, de una semana y clásicas. Dominaban todos los terrenos. Los nuevos también vencen carreras. No sabemos hasta dónde llegarán ni por cuanto tiempo se van a mantener. Pero hay un grupo de chavales muy fuertes. Lo que nos falta, sobre todo, son equipos. Tenemos el Movistar y, luego el Caja Rural. Los demás están en una categoría inferior. Para dar salida a los corredores, necesitamos un par de equipos más.

¿Qué ha castigado más al ciclismo: la vinculación que se ha hecho con el dopaje o la crisis económica?
Ambas cosas. Desde hace muchos años, el mundo del ciclismo está trabajando bien contra el dopaje: tanto equipos, como corredores, como carreras. Siempre hay casos, pero el esfuerzo camina en buena dirección. Hizo mucho daño en los años duros de nuestro deporte. Ahora muchas otras disciplinas imitan nuestra forma de trabajar. En cuanto al aspecto de la crisis, hemos vivido demasiado de las instituciones, que han recortado ayudas. Los patrocinadores lo han pasado mal también. Poco a poco se va recuperando: el ciclismo atrae a mucha gente por el espectáculo que ofrece y el sufrimiento que transmite.

"Cuando estás arriba tienes que valorar si merece la pena continuar y bajar un peldaño. Yo decidí que no"

¿Le gusta la evolución de las grandes carreras en los últimos años: con reducción de kilometraje y menos etapas llanas o de transición?
Yo era más de etapas largas. El kilometraje desgasta y hace mella. Me gustaban más las carreras de antes. Ahora hay muchas llegadas en alto y casi todas iguales. Al público le llaman la atención. Pero a mí me gusta que haya oportunidades para los esprinters y contrarrelojes más largas. Pero la televisión y la afición te van llevando hasta este tipo de recorridos, con etapas más cortas y pensadas para escaladores. 

¿Le gusta el pavé?
Es una trampa, pero como lo puede ser una contrarreloj para un escalador o un puerto duro para un rodador. El organizador lo ha puesto en el Tour y hay que tratar de superarlo. Es difícil jugarte el trabajo de un año en un par de etapas, pero es parte del ciclismo y debes amoldarte a ello.

Quedan tres semanas para el comienzo del Tour. ¿Qué opciones le concede a Mikel Landa?
El favorito número uno es Chris Froome.

¿A pesar de haber corrido el Giro?
Sí. Tiene una mentalidad de hierro y un físico espectacular y está en un buen momento, tanto él como su equipo. Veo por debajo a Dumoulin, Nibali, Nairo Quintana, Landa, Bardet... Hay un grupo de unos diez corredores al acecho de Froome y Landa está entre ellos. Su problema es que nunca se ha visto como líder. Esa puede ser su mayor dificultad. Pero por calidad y fuerza, puede estar con los mejores.

Tres gallos (Nairo Quintana, Landa y Valverde) en el gallinero del Movistar. Usted vivió una situación similar con Pedro Delgado en el Banesto. ¿Cómo se gestiona eso?
Perico y yo éramos totalmente diferentes. Él, escalador y yo, contrarrelojista. Estos luchan los dos en la montaña. Valverde se sacrificará, ya que llevan trabajando para que él gane en otras carreras. Es bastante generoso y ahora le tocará cambiar de rol. Lo demás es decisión del equipo, que tiene que acudir a Francia con las ideas muy claras.

¿Cuántas veces ha pensado en la dificultad que tuvo su triunfo en cinco Tours consecutivos, teniendo en cuenta la gran cantidad de elementos incontrolables que existen?
Yo iba año a año. He tenido caídas, pinchazos, enfermedades... Hay que intentar salvar esas situaciones. Es difícil que en 21 días no te pase nada y también que durante la preparación de la temporada todo esté en orden. Cuando acabé mi carrera deportiva fui consciente de la fortuna que tuve por mantener el alto nivel de resultados.

¿Pudo haber ganado algún Tour más antes del primero, en 1991?
No. No tenía la mentalidad adecuada. Anduve bien en el 90, trabajando para Perico. Pero soportar el liderazgo todos los días pesa. Tienes toda la ayuda del equipo, pero también toda la responsabilidad. Hay gente que no puede con ella, que cuando se la dan, se viene abajo. Yo estuve aprendiendo durante muchos años a dosificar los esfuerzos, a conocer las carreras mientras trabajaba para otros compañeros. Igual físicamente sí estuve bien, pero mentalmente no estaba preparado para pelear por un Tour de Francia.

Cuando se retiró, ¿lo tenía claro?
Mucha gente quería que siguiese. Pero, al final, tú eres el responsable de tus decisiones. Los aficionados querían seguir disfrutando de las victorias, pero si continuase e hiciese segundo, no les valdría. Yo sabía cómo estaba. Llevaba desde los 18 en profesionales, sin parón. Sabía que me iba a costar mucho mantener el nivel. Cuando estás arriba tienes que valorar si merece la pena bajar un peldaño. Yo decidí que no. Y opté por dejarlo con 33 o 34 años.

¿Cuál fue su rival más exigente?
Todos: Chiapucci, Bugno, Rominger, Zülle, Ugrumov. Tuve grandes adversarios. Chiapucci era el más impredecible. Era muy complicado de controlar por parte del equipo, pero en el mano a mano era más fácil de dominar, porque en la contrarreloj no hacía buenos tiempos y en la montaña no era un superescalador. Por motor, Bugno. Aunque mentalmente era un poco más débil, tenía una clase brutal. Y cuando andaba, andaba mucho.

¿Tiene un día marcado por encima de los demás en su carrera?
Sí, cuando llegué vestido de amarillo a París por primera vez, en el 91. Cuando era pequeño soñaba con ganar un Tour. Lo había visto en la tele y en la prensa. Seguía a Bernard Hinault. Hice lo que habían conseguido mis ídolos. Llegar a París así es un bonito recuerdo.

¿Y el día más complicado? 
Tuve muchos días duros: de frío y de lluvia, pero ninguno malo de verdad.

¿Qué carrera lamenta más no haber ganado?
En el Mundial hice segundo. Estuve cerca de ganarlo, pero no pude. Corrí siete Vuelta a España. Empecé muy bien en el 85, siendo el líder más joven. Hice segundo. Lieja, Milán San Remo... Hubo muchas pruebas de las que me quedó pena no haber vencido.

¿Cuándo supo que iba a ser tan bueno?
El momento clave fue en el año 83, cuando gané el Campeonato de España de aficionados. A partir de ahí la gente me animaba a correr en bici. Pero nunca imaginé que iba a lograr este palmarés.

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