El Pontevedra apostó por un evidente cambio de guion como camino hacia el triunfo en Navalcarnero. El equipo lerezano dejó de lado su habitual plan de ser un equipo propositivo con balón y le cedió la iniciativa a su rival para tratar de hacerle daño al contraataque.
Lo cierto es que el plan funcionó, aunque más por dos acciones puntuales que por la capacidad del PCF de de recuperar el balón en posiciones adelantadas. Y es que el equipo granate -de azul en el Mariano González- apenas robó 79 balones. Fue una de sus cifras más bajas en todo el curso. Un dato potenciado con que tan solo siete de esas recuperaciones se produjeron en el primer tercio de campo del rival. Es decir, la presión alta granate no funcionó para impedir que el Navalcarnero progresase. Pero al menos, esa progresión del rival no fue dañina, ya que el Naval chutó tan solo nueve veces, de las que únicamente un chut fue entre palos (siempre según datos de Wyscout).
Ese planteamiento de presionar y correr, unido al resultado favorable que pronto imperó en el marcador, provocó que el Pontevedra firmase su registro más bajo de posesión de balón de todo el curso. El bloque dirigido por Ángel Rodríguez maneja, de promedio, un 55% del tiempo la pelota en sus partidos. Pero en Navalcarnero apenas llegó al 35% (35,18 exactamente).
El Pontevedra fue muy efectivo: chutó seis veces y las dos que fueron entre palos acabaron en gol
Fue la cuarta vez que el PCF logró los tres puntos teniendo menos el balón que su rival, tras los triunfos en Luanco (49,5%), Segovia (49,6%) y Avilés (48,8%). A esos registros se les suman otros encuentros en los que el equipo granate no logró o no quiso tener más el balón en su poder que el rival, pero no ganó. Entre ellos, el de Carballo ante el Bergantiños, donde el PCF marcó su índice de posesión más bajo hasta ahora: un 46,2%.
Así, con diez puntos por debajo de su encuentro con menor posesión, el PCF tiró de efectividad para ganar. Y es que el equipo pontevedrés chutó únicamente seis veces, pero las dos con dirección a portería fueron para dentro. Un acierto total que valió tres puntos valiosísimos.
