Deportistas pontevedreses: mismos genes, misma pasión

Pontevedra cuenta con cerca de una decena de parejas de hermanos deportistas que comparten no solo apellido, sino también club
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El deporte como nexo de unión más allá de los apellidos. Ese es el denominador común de siete parejas de hermanos que, tras años de trabajo, han logrado compartir no solo apellidos, sino pasión y colores en clubes de referencia en Pontevedra y alrededores.

No están todos los que son, pero sí son todos los que están. Los Jácome, los Sieiro, los Chamosa, los Vázquez, los López, los Fernández y los Castro crecieron juntos impulsados por el mismo sueño y, ya de mayores, están cumpliéndolo con el acicate de vivir su experiencia acompañados por un compañero de su misma sangre.

ANTÍA Y MARTÍN JÁCOME


Desde la orilla de A Lanzada, estos dos hermanos acompañaban a su padre que cruzaba a nado esta playa hasta que un año decidieron acompañarlo en un kayak. Antía se sintió atraída por la piragüa y ese mismo día se encontró a un amigo de su padre que tenía a su hija en la Escuela de Piragüismo Ciudad de Pontevedra.

Una semana después ya se encontraba dando paladas. A los pocos meses la acompaño su hermano, aunque compaginando la canoa con el balón de fútbol. "Nunca tuvimos ningún pique por el deporte", comenta Martín Jácome que ve a su hermana mayor "como un ejemplo de que es posible llegar a unos Juegos".

Esa clasificación a Tokio emocionó a Martín y Antía no se "lo esperaba" porque su hermano no suele expresar sus sentimientos ya que "es muy reservado, justo lo contrario que yo". Los hermanos Jácome son dos caras de una misma moneda que lo dejan todo por su deporte, por la canoa.

ADRIÁN Y CARLA SIEIRO.


Una tarde de verano, estos dos palistas del Poio Pescamar iban paseando por el paseo de las Corbaceiras, desde donde vieron entrenar y como se caían al agua a varios piragüistas.

Nada más llegar a casa le propusieron a su madre que les apuntara. Sus seis años de diferencia no influyeron en una competición sana por ver quién ganaba más medallas, sobre todo al principio cuando Carla acumulaba más éxitos que su hermano mayor.

Adrián y Carla Sieiro

Ahora, han crecido y no compiten entre ellos y se siguen apoyando mutuamente. "El piragüismo no ha influido en nuestra relación, siempre hemos estado muy unidos", aclara Adrián. El cariño que se tienen uno al otro es apreciable por todos, sobre todo cuando compiten. "En las competiciones nacionales no tanto, pero en la internacionales lo vivo con más nerviosismo que cuando compito yo" admite Carla.

DANI Y DIEGO LÓPEZ


¿Hay algo que no compartan los hermanos López? Apellido, ambos son zurdos, juegan de extremos, y en el mismo equipo, el Club Cisne Balonmano. Diego, el menor, empezó jugando al fútbol, y se pasó al balonmano por su hermano, que recaló en el club de su vida gracias a un amigo del colegio.

REPORTAXE DOS IRMaNS_ DIEGO E DANI LoPEZ MORA_ XOGADORES DO CISNE

Lo de compartirlo todo ha suscitado algún que otro enfrentamiento casero, pero "nada importante". La próxima será la primera temporada que disputen juntos en el primer equipo cisneísta, en la que seguro que habrá enfados por ver quién juega y quién no.

ANTÍA Y DANIEL CHAMOSA 


Empezaron en el atletismo gracias a su padre, que iba a carreras populares y animó a sus hijos a correr. Lo de decantarse por la marcha fue culpa de su grupo de entrenamientos en el primer club en el que competían.

Antía y Daniel Chamosa

A la pequeña de los Chamosa le costó arrancar en sus inicios, en los que se tomaba la actividad como un hobby, y a la que sus padres, en un ambiente distendido, le decían que tenía que copiar a su hermano. Eran habituales las carreras caseras escapando el uno del otro, pero sin romper nada. Correr tuvieron que correr cuando, un día entrenando en la montaña, les apareció un grupo de perros de la nada y ambos se miraron diciendo: "¿Y ahora qué hacemos?" Pues lo que hicieron, fue, según Antía, "él correr, y yo, reírme". Ahora ambos compiten con el escudo de la Gimnástica de Pontevedra.

GABRIEL Y JACOBO FERNÁNDEZ 


Empezaron en el bádminton gracias a su padre, el entrenador Juan Fernández, que daba clases en un instituto de Vigo y se los llevaba con él, hasta que finalmente les entró el gusanillo. Fueron creciendo en paralelo tanto en lo personal como en lo deportivo, hasta incorporarse a la dinámica del CGTD.

Gabriel y Jacobo Fernández.

Allí, y desde muy pequeños, compartían de todo, hasta peleas, pero siempre con el deporte de por medio. Unos piques sanos que les hacían mejorar día a día, en el que uno hacía de espejo del otro y viceversa, a pesar de que sus padres no ganaban para raquetas. Cuentan que en uno de los primeros partidos que jugaron entre ellos, la victoria de Gabriel provocó que su hermano pequeño, en el saludo tras finalizar el encuentro, le diera una patada "flojita".

Ahora, con 18 y 19 años respectivamente, afrontan una nueva etapa, su primer año juntos en División de Honor con el Ravachol.

La predilección por la canasta no surgió de forma espontánea en las hermanas Vázquez y los hermanos Castro. Y es que los progenitores de ambos se dedican o dedicaron a ejercer como entrenadores de basket.

ALDARA Y MARIÑA VÁZQUEZ


Tardaron en coincidir, debido a los siete años de diferencia entre ambas, pero jugar junto a Mariña fue un momento que "emocionó mucho" a su hermana mayor, Aldara Vázquez. "Empecé a enseñarle lo que sé cuando empezamos a jugar juntas", explica. La mayor de las Vázquez recuerda a su hermana en la grada. con un año, cuando ella ya competía.

REPORTAJE HERMANAS ALDARA Y MARInA VaZQUEZ_ CLUB BALONCESTO ARXIL

Ahora que comparten equipo y categoría en el Arxil Mafari, para Mariña es "una sensación rara, porque es tu compañera de equipo pero a la vez tu hermana, y es reconfortante conseguir cosas juntas". La pequeña de las Vázquez no entiende de rivalidades y siente que Aldara siempre está "para sacarme de cualquier apuro". Por su parte, Aldara solo quiere que su hermana "sea mejor que yo, que me supere y tire para adelante". "Ella no se lo cree, pero estoy muy orgullosa de ella por haber llegado hasta aquí", asegura la mayor.

JUAN Y PABLO CASTRO


Su padre, exjugador de baloncesto, los llevó a la pista con cinco y seis años. Y desde entonces, Juan y Pablo Castro, actuales jugadores del Marín Peixegalego, no dejaron de dar botes al balón. Desde hace un año comparten equipo, aunque eso no ha generado rivalidad entre ellos. "Yo soy bastante tranquilo, pero mi hermano de vez en cuando sí que se pica", cuenta Juan, que define los enfados como "un pique sano".

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El mayor de los Castro se unió el año pasado a las filas del Peixe, algo que se estuvo pensando "porque no sabía si iba a acabar bien la cosa". "Me daba miedo, al fin y al cabo vivimos juntos, pero ha ido todo muy bien", explica.

"Nos conocemos bien y cuando noto que no está cómodo en pista o que no le entran los tiros, me acerco a animarlo", dice Pablo. El ascenso juntos a la Liga EBA es el recuerdo que guardan con mayor cariño, y ambos reconocen que jugar con su hermano sobre la pista "se siente increíble".

Cuestión de sagas: en Pontevedra el deporte se lleva en a sangre 
Hay mucho de talento y mucho de personalidad en el éxito deportivo. Y ambas cualidades se pueden heredar por genética o educación: Pontevedra es el ejemplo de que la pasión tiene árbol genealógico.

Entre las sagas deportivas de la ribera del Lérez, la más prolífica es la de los Domínguez: hermanos, primos, hijos y sobrinos han triunfado en tenis o balonmano: Juan, Quique, Coté, Lurdes, Edu, Íñigo, Ricardo... y ahora Carlos Ávarez Domínguez.

En balonmano, otra de las familias ilustres es la de los Picallo: Santi, presidente del Cisne y sus hijos Pablo y Santi han defendido o defienden los colores de la entidad. No son los únicos triunfadores.

Los Castro: Fernando, uno de los mejores entrenadores gallegos de siempre, y su hijo Diego, uno de los mejores futbolistas gallegos de siempre. Los Abelleira: Milo, Tomás y, sobre todo, Teresa, jugadora del Real Madrid son referencia en el fútbol de la ciudad del Lérez, como lo fueron los hermanos brasileños Yuri e Igor de Souza y su primo Charles, ahora de vuelta, en el Pontevedra en su día.

Las Gómez Cortés (Bea, Carla y Lara) han brillado en natación y triatlón, como lo intentan lograr también las Goyanes, Carla y Paula, notables competidoras del Galaico.

En atletismo, los Sanguos- Méndez, con vínculos en el baloncesto y el fútbol sala, o la amplia familia de los Ferrer, también atletas contrastados, son solo algunos ejemplos que muestran que el deporte se lleva en la sangre.

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