Los mismos males de siempre 'envenenan' al Pontevedra

El Pontevedra volvió a pecar de una acuciante falta de efectividad en Córdoba, donde chutó 12 veces sin premio en forma de gol ▶ Pese a jugar casi todo el partido con un jugador más, el PCF concedió situaciones claras de gol y acabó encajando a pelota parada
Diego Seoane protege el balón ante Diarra en el Córdoba-Pontevedra CF. ADG MEDIA
photo_camera Diego Seoane protege el balón ante Diarra en el Córdoba-Pontevedra CF. ADG MEDIA

Dicen que del error se aprende. Pero también que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. El Pontevedra Club de Fútbol de esta temporada parece empeñado en no asumir la primera frase y sí en recrearse en la segunda. Porque el conjunto granate navega a través de una peligrosa corriente que cada vez le aleja más de la orilla de la salvación. Y pese a su intento por cambiar el curso, cada palada que da le acaba llevando más al fondo del mar.

No es cuestión de actitud, sino de aptitud. El Pontevedra es capaz de competir bien, mal y regular en esta Primera Federación. Tiene lagunas en muchas facetas, pero también otras muchas virtudes que le permiten entender que, ni mucho menos, está todo perdido. Que tiene condiciones para acabar celebrando la permanencia. Pero hay una tara que le está penalizando casi sistemáticamente: su efectividad de cara a puerta.

Solo en Ceuta, también jugando con uno más, el Pontevedra generó más situaciones de gol que en el encuentro del Arcángel

En Córdoba, el pasado miércoles, el PCF volvió a pecar de los mismos males de siempre. O, al menos, de casi siempre. Porque el conjunto granate ha hecho partidos con muy baja producción ofensiva. Pero en otros, simplemente le ha faltado pegada. Así sucedió una vez más en un encuentro en el que sacar algo positivo —y más entre semana y con un duelo decisivo el próximo domingo— parecía prácticamente una quimera. Sin embargo, el Pontevedra no renunció a dar la sorpresa en casa del líder. 

Sorprendentemente, el equipo lerezano no se encerró atrás como ante el Castilla. Sin volverse loco, quiso ir a por el Córdoba. Eso le llevó, de nuevo, a poder arrancar perdiendo de nuevo en el primer minuto —otra vez—. Pero Willy Ledesma la tiró fuera. Respondió el cuadro granate con una gran ocasión a balón parado de Seoane para equilibrar relativamente un choque que, aún así, se presumía que iba a ser largo para el PCF. Hasta que a Gudelj se le cruzaron los cables y se llevó por delante la pierna de Miguel Román en una acción con la que se ganó la expulsión y, de paso, lastró la participación del mediocentro de Gondomar para el resto del partido.

El choque se ponía muy de cara para el PCF, con 80 minutos con un futbolista más  y 0-0, por mucho líder y mucho estadio Arcángel que estuviesen en frente. Y el equipo dirigido por Antonio Fernández tuvo en su mano no solo puntuar, sino llevarse los tres puntos.

Sin volverse loco y sin dominar de cabo a rabo el encuentro, pues el Córdoba también tuvo fases de tener el balón y superar a los granates. Pero el Pontevedra generó lo suficiente como para adelantarse en el marcador. Casi siempre encontrando al hombre libre por fuera, el equipo pontevedrés logró producir 12 chuts en total. Solo ante el Ceuta, también jugando contra uno más, ha generado más esta temporada (14). De estos disparos, la mitad fueron entre palos. Es decir, la escuadra lerezana ajustó mucho más la puntería que de costumbre, ya que su media de lanzamientos entre palos es de menos del 30%, siempre según Wyscout.

Sin embargo, en esta ocasión se topó con Carlos Marín, que detuvó disparos a puerta con valor de 2,38 goles esperados tras tiro. Es decir, la calidad de los chuts del PCF que fueron entre palos le debería haber dado para marcar más de dos goles, pero se quedó en cero. Un milagro. Por ponerlo en contexto, Cacharrón encajó un tanto ante el San Fernando con un probabilidad de gol tras tiro de 3,54. 

Cuatro de los últimos ocho goles encajados por el equipo granate han llegado a partir de jugadas de córner

De este modo, el Pontevedra sufrió los mismos males de siempre, con distinto nombre: en vez de la falta de puntería habitual o la incapacidad para producir ocasiones, una exhibición del guardameta rival.

Las concesiones

Más allá de la negación ante la meta rival, lo cierto es que el Pontevedra tampoco fue un equipo solvente sin balón. De hecho, el Córdoba con uno menos fue capaz de generarle varias ocasiones de gol. Dos de ellas fueron en ataque posicional: una pared entre Carracedo y Puga y un centro Puga que Ledesma remató sin oposición alguna. Aunque el gol acabó cayendo a balón parado.

En un saque de esquina, el PCF fue muy poco contundente y permitió dos remates tras un despeje defectuoso. Otra vez en un córner. Cuatro de los últimos ocho goles encajados por el Pontevedra han surgido ahí. Los mismos males de siempre. Y cuando son tan repetidos, significan algo.

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