El Mosteiro presume de mamás

Andrea Páez, la impulsora del nuevo equipo femenino del club de Meis y jugadora del mismo, narra cómo nació la idea, los diferentes obstáculos por los que tuvieron que pasar sus componentes, facilidades que se les presentaron y los sueños de una mujer que ahora, que lo vive desde el otro lado, ve el fútbol de una forma distinta

Las jugadoras del Mosteiro muestran la misma ilusión por la creación del equipo. OLGA FERNÁNDEZ
photo_camera Las jugadoras del Mosteiro muestran la misma ilusión por la creación del equipo. OLGA FERNÁNDEZ

"Y, ¿por qué no?". Con esta pregunta nacen las nuevas ideas y proyectos, y es el caso del equipo femenino del CD Mosteiro que, gracias a los anhelos de una mujer soñadora, apareció en noviembre de 2017.

Andrea Páez es madre de dos niños de cinco y siete años que forman parte de los equipos base del CD Mosteiro. Un día, estaba viendo un partido de uno de sus hijos y se preguntó: "¿Por qué no tenemos un equipo femenino veterano?". Poco después decidió presentar la idea al resto de las madres de los pequeños jugadores, que parecían opinar lo mismo que ella.

Una semana después de poner en marcha el proyecto del nuevo equipo, ya eran once las mujeres que se sumaban a la aventura. Un mes después, el club del Concello de Meis ya contaba con una nueva agrupación de 25 mujeres dispuestas a jugar al fútbol.

Hasta ahora puede parecer que la formación del equipo femenino fue un camino de rosas. Sin embargo hubo varios los obstáculos que tuvieron que esquivar. César Rodiño, entrenador de la base del club que siempre apostó por esta idea, comenzó a entrenar a las nuevas futbolistas, pero por falta de tiempo tuvo que abandonar el cargo de míster a los cinco meses. El puesto vacante que dejó Rodiño trajo problemas a las chicas del Mosteiro, ya que "por nuestra total inexperiencia, porque empezamos de cero, y por el hecho de ser, la mayoría, mujeres bastante mayores nadie quería entrenarnos", explica Andrea.

"Mi marido fue jugador y estuvo ayudándonos un tiempo, pero no pudo seguir. Tuvimos muchísima suerte cuando Noli, un jugador del Dena, se prestó a ser nuestro entrenador", relata la nueva jugadora. Dos meses después de la llegada de Noli, Andrea y sus compañeras están mucho más preparadas que al comienzo de la formación. "Al menos el balón ya va recto y, a veces, hasta metemos gol", cuenta Páez divertida.

A pesar de llevar cerca de siete meses entrenando, las del Mosteiro todavía no se han enfrentado a la competición, aunque asegura Andrea que "no tenemos miedo a jugar con otros equipos. El 10 de junio vamos a participar en el Torneo de la Armenteira y tendremos la primera toma de contacto".

Para llegar a la fecha más preparadas, el entrenador del Cambados femenino organizó, junto con Andrea, unos entrenamientos conjuntos para ayudar a las nuevas jugadoras. "Que nos ayuden en los entrenamientos y que, además, vengas a nuestras instalaciones, es algo que no se paga con dinero", asegura Andrea.

"Yo no veo problemas, veo retos. Por eso, cuando no conseguíamos encontrar entrenador, decidí formarme yo para serlo, y aquí estoy ahora, aprendiéndolo todo sobre el fútbol (entre risas)", cuenta Andrea, que, además, ahora que lo vive desde el otro lado, ve el fútbol de una forma muy diferente. "Soy una soñadora y quizá no salga bien, pero lo intentamos".

Las 25 jugadoras, que nunca logran cuadrar todas en los entrenamientos por falta de tiempo, muestran la misma ilusión por la nueva aventura. Ahora, a pocos días de su primer partido, las nuevas jugadoras del CD Mosteiro no tienen miedo a la derrota ni a un "40-0, porque se lo vamos a poner difícil, eso seguro", no duda en afirmar Andrea. Tras la toma de contacto, en la próxima temporada se estrenarán en la competición con el verde más esperanza.

La nueva aventura

Lo cambió todo

Alba y Paula, del Mosteiro femenino. OLGA FERNÁNDEZ

Para Andrea, el fútbol acabó siendo una pasión porque "¿para qué negarlo? Tengo dos niños y juegan al fútbol. Desde que vamos a los entrenamientos la relación con mis hijos cambió mucho, hay más comunicación. Aunque no dispongo de mucho tiempo, merece la pena".

Dos pequeñas compañeras

Andrea, del Mosteiro femenino. OLGA FERNÁNDEZ

Alba y Paula, del equipo benjamín del Mosteiro, acuden a los entrenamientos del nuevo conjunto porque "les encanta entrenar con nosotras. Se divierten y se sueltan más. Para nosotras es una maravilla tenerlas mientras aprendemos", explica Andrea Páez.

Nuevas jugadoras

Jugadoras del Mosteiro femenino. OLGA FERNÁNDEZ

Además de las madres de los jugadores de la base del equipo, también forman parte del equipo varias futbolistas de 15 y 16 años, "que no disponían de un conjunto femenino en el que jugar. Es como si fuesen nuestras hijas", explica Andrea.

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