No hay punto malo

Pablo Lede perseguido por Óscar Martínez.
photo_camera Pablo Lede perseguido por Óscar Martínez.

VILALBA. Llegó el Pontevedra sin su goleador más inspirado a Vilalba, Pablo Carnero, y lo notó la ofensiva del conjunto granate. Con más posesión pero escaso remate, el equipo pontevedrés ni sufrió ni hizo sufrir. Suma otro punto fuera de casa que le permite acumular tres partidos sin conocer la derrota. Pero, al mismo tiempo, pierde una oportunidad de asomarse a los puestos de privilegio la jornada que los cuatro primeros de la tabla se enfrentaban entre sÍ.

(Vídeo gentileza de PontevedraTV)

Poco se lucieron los pupilos de Manu Fernández en la parcela ofensiva. En la primera mitad, el conjunto granate apenas metió en apuros al guardameta José Ángel, a pesar de que David Feito intentó cabalgar por la banda cada vez que tuvo oportunidad.

En el partido entró mejor el Villalbés, con la primera llegada de Poratti, que se convertiría en el hombre más peligroso de los locales. El dominio inicial solo sirvió al conjunto de Vilalba para aportar un par de centros que solventaron sin demasiados apuros los zagueros.

Con un juego más directo y tomando vuelo por las alas, los pupilos de Charly llegaban más que el Pontevedra, que no lograba conectar con Kevin Levis ni Luismi.

El primer ataque, de hecho, lo protagonizó Caco, que se internó por el lateral y propuso un centro al que respondió Josito rechazando a córner. El saque de esquina acabó con una volea de David Pérez que salió desviada.

El Pontevedra se hizo con la posesión, pero sólo logró acometidas a balón parado o con centros de larga distancia. Se fue al vestuario sin sumar disparos entre los tres palos.

Más pragmático, el Racing Villalbés generó peligro en internadas rápidas.

La acción más peligrosa la protagonizó Poratti. Se plantó en el área en un rápido contragolpe y obligó a Edu a despejar a saque de esquina para evitar el tanto.

Todos los quebraderos de cabeza de la zaga pontevedresa pasaron por el extremo. De nuevo Poratti, esta vez tras un centro de rosca de Óscar Martínez se encontró con un remate franco en el área. Golpeó de interior, flojo, sin problemas para un Edu bien colocado, pero el susto fue de magnitud para los granates.

Sobre todo porque, frente a estas ocasiones, el Pontevedra solo respondió con aproximaciones. Quizá la más clara fue un centro de David Feito al que no llegó por centímetros Kevin Levis cuando se disponía a remachar a la red.

Tras el descanso, el ritmo de juego no cambió pero el Pontevedra mejoró. Siguió teniendo el balón pero sin sufrir con las acometidas de Poratti ni con las aperturas de Justino.

Con mejores sensaciones, el conjunto granate logró su primer disparo. Lo firmó Kevin Presa, desde larga distancia. El balón salió con potencia pero estaba bien colocado Edu para atrapar.

Los locales, que fueron de menos a más, respondieron con una internada de José Varela. Al cruce salió Caco, muy sólido, para rechazar un centro que buscaba al omnipresente Poratti.

El partido siguió perdido en la batalla y la entrega, con el esfuerzo físico imponiéndose al toque, y el Pontevedra acaparando más tiempo el balón, pero con escaso peligro. Reforzó la tendencia Manu Fernández, que dio entrada a Tomás para mantener el tono físico y la pelota.

De ahí al final, solo rompió la dinámica de un encuentro plano algún susto en el área del Pontevedra y la expulsión por protestas de Hugo, cuando ya había sido sustituido. Los más importantes, un disparo de José Varela raso y centrado que atajó Edu; y un error en el despeje de un balón aéreo de Yago Vázquez. El defensa se rehízo para tapar el remate de Poratti en el área que llevaba marchamo de gol.

Pese a estos apuros de última hora, el partido fue bastante tranquilo para el Pontevedra y para su rival. Los guantes de los porteros apenas se desgastaron. Ni tampoco el marcador, que acabó tal y como empezó.

De esta manera, el Pontevedra se mantiene en la quinta posición, pero iguala a puntos con el cuarto clasificado, el Somozas.

Las claves

Ni el balón parado cambia el rumbo

El encuentro del Villalbés y el Pontevedra estuvo marcado por la imposición del ritmo del encuentro por parte del conjunto lucense en el primer tiempo y el dominio granate en la segunda parte. La falta de ocasiones, sin embargo, fue la tónica de ambos períodos.

Ni siquiera las acciones a balón parado cambiaron esa dinámica. La falta de ritmo fue la tónica generalizada del choque. El cuadro de casa se sentía más cómodo en ese escenario e intentó imponer su modo de juego habitual para pescar en río revuelto.

Sin embargo, el Pontevedra no cometió ningún error grave que facilitase el trabajo del equipo local. Las pérdidas en zona de peligro, los contraataques con la defensa descolocada o las situaciones de balón parado eran los únicos métodos para llevar el cuero a la portería rival, pero en las pocas oportunidades que se dieron esas circunstancias, los atacantes no eligieron bien o no finalizaron con acierto.

Con el paso de los minutos también pareció crecer el conformismo en ambos conjuntos, ya que el once de casa necesitaba puntuar para estabilizarse y frenar su línea descendente a la espera de épocas mejores y el conjunto granate tenía ante sí la ocasión de seguir sumando y mantenerse a la misma distancia de la zona de play off o incluso recortar.

El Pontevedra controló la segunda mitad a partir de la posesión del esférico, mientras que el bloque de Charli se dedicaba a defender, evitar aproximaciones al área mediante el trabajo en el centro del campo y a vivir del balón parado.

Sin embargo, ni las situaciones de estrategia modificaron la situación. El cansancio le sobrevino a los futbolistas y la falta generalizada de ideas motivo que el fútbol siguiese en la línea general de falta de brillo y el duelo se muriese con igualada sin goles.

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