Lupe Murillo: "Nunca creí en la categoría"

La presidenta del Pontevedra, Lupe Murillo, defiende que la RFEF "vendió" Primera Federación "casi, casi como LaLiga y con muchísimos recursos y al final no es así" ► Reconoce que la Federación "no está cómoda"
Lope Murillo, en un partido de esta semana en Pasarón. GONZALO GARCÍA
photo_camera Lope Murillo, en un partido de esta semana en Pasarón. GONZALO GARCÍA

La confianza en la Primera Federación está rota. La categoría que implantó la RFEF como tercer escalón del fútbol nacional hace menos de dos años pierde cada vez más apoyos. "Depende del prisma desde el que lo mires, pero muchos de los clubes que están en la categoría creen que no llega el apoyo económico y esto es una realidad", afirma la presidenta del Pontevedra CF, Lupe Murillo, "lo que se había vendido como una categoría casi, casi como La Liga y que había muchísimos recursos, al final no es así".

La máxima dirigente de la entidad lerezana se muestra crítica con una Primera Federación que ya no contó con su apoyo desde el principio: "Nunca me creí esa categoría. Lo dije hace años, cuando se votó en la Federación Galega. No confiaba en esta categoría salvo que alguien me garantizara recursos previos y nadie lo hacía", explica. "Levanté la mano cuando expusieron la Primera Federación y pregunté cuáles eran los ingresos y quiénes nos los garantizaban porque todo eran requisitos y exigencias", apunta, "los ingresos, ¿de dónde van a venir?, salvo que los suelten los clubes de Primera, que son los que tienen el dinero. Estamos viviendo todos de los derechos deportivos de Primera División".

Murillo afirma que "viviendo desde dentro" la categoría "es una evidencia" que el modelo económico no resulta rentable para los clubes. "En Primera División, por derechos audiovisuales, que al final es lo que mueve el dinero, hay cantidades alrededor de 50.000 y 100.000 millones de euros. Saltas a Segunda División, que son otros 22 equipos, y se mueve entre los cinco y los siete millones. En Primera Federación, que iba a ser la bomba, garantizados creo que tenemos alrededor de 150.000 euros. La diferencia es grande", denuncia la presidenta del club granate.

La problemática en la que está envuelta la Federación Española con respecto a la categoría no solo atañe al descontento de los clubes con el apoyo económico, sino al desequilibrio que hay entre los recursos y las exigencias de Primera Federación. "Esta es una categoría con un montón de requisitos, como un mínimo de lo que tienen que cobrar los jugadores, el campo de hierba natural, la luz tiene que ser de un perfil concreto...", explica Murillo, "los arbitrajes pasan de 1900 a 3000 euros, todo sube, pero realmente los ingresos que percibimos no son suficiente. La Federación se ha cansado de decir que esto está bien y los clubes se han cansado de decir que esto no nos llega. Cada uno lo mira desde su perspectiva".

Adaptación

Sin ninguna clase de "nerviosismo" sobre el futuro, explica Murillo que "al estar en esta categoría, te acoges a las condiciones de la misma. Y a futuro, lo que se decida. Venimos de un cambio así que si la categoría se deshace, nos adaptaremos". Sin embargo, la presidenta reconoce que "la Federación no está cómoda" ya que "está claro que encuentra discrepancias con ciertos clubes de Primera Federación que no están a gusto en la categoría. Creían que era otra cosa y la Federación ha dicho: Hasta aquí es donde podemos llegar y si podéis ofrecer algo mejor, nos lo planteáis".

Explica Murillo que "la Federación nos dijo: Parece que no estáis de acuerdo en nada, podéis regiros vosotros solos", en relación a las dos propuestas de control económico ofrecidas. En este sentido, la presidenta asegura que "le están dando muchas vueltas porque los que están dentro del grupo no están contentos. Nosotros acabamos de llegar y nos estamos adaptando, pero los que ya estaban creen que la categoría no es lo que esperaban".

Aunque "sí palpé descontento entre unos y otros", Murillo defiende que el Pontevedra "acaba de llegar", por lo que "todavía estamos pendientes de dónde nos movemos. No nos hemos posicionado porque es una categoría nueva para nosotros. Hay clubes descontentos y otros que estamos a la expectativa. Creo que las partes están trabajando en ello".

La apuesta por una liga propia

El formato planteado para la Primera Federación buscaba profesionalizar la tercera categoría del fútbol español. Una División que dejara atrás la antigua Segunda B, más exigente y que adquiriera un valor más cercano al de las categorías inmediatamente superiores.

Pero el sistema no ha funcionado y apenas dos años después la RFEF se ve entre la espada y la pared. Aunque las discrepancias no son solo con la Federación Española, sino entre los propios clubes. Las expectativas de la categoría se han venido abajo después de –casi– dos temporadas con múltiples problemas derivados de las exigencias de la misma y, ahora en el punto de mira, la falta de apoyo económico.

Pero en lo que se refiere al modelo de gestión económica el problema no está solo en lo que propone la RFEF, sino en que los clubes están divididos ante esta decisión. 

Y es que a la Primera Federación le faltan algunos puntos de apoyo con los que sí cuentan las categorías superiores y que, de implantarse, supondrían un cambio de modelo y unas nuevas exigencias a las que no todos los clubes podrían hacer frente, por lo que algunos estarían abocados a dejar atrás la categoría.

Dos grupos en su comienzo
Desde 1977, y hasta su desaparición en 2021, no se entiende el fútbol moderno en España sin la Segunda B. Tan temida para los equipos profesionales que, viniendo de arriba, siempre la vieron como un pozo de difícil salida, como anhelada por los modestos de Tercera.

En 1977, la Real Federación Española de Fútbol que presidía Pablo Porta decidió crear la Segunda División B como categoría intermedia entre Segunda y Tercera División, con dos grupos de 20 equipos (40 en total). Pretendieron evitar el enorme salto que existía entonces en ese espacio del fútbol nacional. Fue una mezcla de equipos históricos con otros emergentes, de ciudades grandes con pueblos pequeños.

Grupo único
Al principio subían a Segunda los dos primeros de cada grupo. Una criba tremenda que, con los años, fue envenenando a los grandes clubes ahí atascados, provocando progresivamente la muerte y desaparición de varios de ellos. Se buscó hacer un grupo único (en el que jugó el Pontevedra), pero eso solo duró un curso (86-87), en plena reforma competitiva de todas las categorías en general en pos de rentabilidades económicas. No funcionó y se acudió al otro extremo: cuatro grupos de 20, un total de 80 equipos de Segunda B, subiendo a Segunda únicamente el campeón de cada uno.

Las dificultades fueron aumentando en términos financieros y deportivos. Desde la 90-91 se jugó sin ascensos directos, todo a través de promociones bajo formatos dispares (liguillas, eliminatorias, prevalencias clasificatorias...), buscando abrir el abanico de opciones de salida hacia arriba de más equipos, cuatro por grupo (16). La Segunda B quedó en evidencia como un lugar hostil, a demoler. Un total de 89 clubes de Segunda B han desaparecido durante la existencia de la competición, el 23% de los participantes. . El Pontevedra fue uno de los equipos que estrenó la categoría, en la que estuvo hasta 1981. Regresó en 1984 y permaneció hasta 2004 cuando subió a Segunda, pero en 2005 volvió.

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