"Las renuncias en mi época de deportista me hicieron mejor"

Hay imágenes que con el paso del tiempo perduran todavía más en la memoria colectiva de un país. Una de ellas es la de seis niñas alzando su brazo a la gloria con una medalla de oro colgada de sus cuellos. De ese equipo formaba parte la pacense, que es la embajadora del campus HQR!-Los Sauces, que este año vivirá su segunda edición
Nuria Cabanillas
photo_camera Nuria Cabanillas

Nuria Cabanillas Provencio (9 de agosto de 1980) es la gimnasta española con el mejor currículum internacional de la historia, una leyenda de este deporte que hace 20 años protagonizó la hazaña de subirse a lo más alto del podio olímpico. La suya es una voz privilegiada porque continúa vinculada a la rítmica como entrenadora. Para fraguarse el currículum que posee tuvo que renunciar a muchas cosas y hacer muchos sacrificios, pero no se arrepiente porque tiene claro que, para ser de las mejores en cualquier aspecto de la vida, es imprescindible esforzarse y desarrollar una trayectoria diferente.

Parece que fue ayer la consecución de la medalla de oro en los Juegos de Atlanta y ya han pasado 20 años. ¿Qué recuerda de esa hazaña?

La verdad es que casi todo. El viaje, los momentos previos, la estancia en la villa… son cosas que son imposibles de olvidar. La verdad es que lo tengo bastante presente, porque estoy preparando la gala del aniversario (23 de julio en Badajoz) y estoy viendo imágenes inéditas. Es una época que ha marcado mi vida. A veces tengo la sensación de que no he sido yo quien ha vivido todo eso.

En estos 20 años la gimnasia rítmica española no ha vuelto a un podio olímpico, ¿ese dato da más importancia a la medalla lograda por ustedes?

Lo que se consiguió fue algo histórico, era la primera vez que la modalidad de equipos era olímpica y España llevaba tiempo luchando por estar entre las tres mejores del mundo. La seleccionadora (Emilia Boneva) trató de que tuviéramos unos ejercicios diferentes, creativos, con mucho riesgo… para poder desbancar a países como Rusia o Bulgaria, que tenían más tradición de rítmica, por eso apostó por gimnastas individuales para poder hacer un equipo más potente. Buscó la calidad individual para elevar la del grupo. Fue un trabajo de muchos años para llegar bien a los Juegos. Me acuerdo de que en esa Navidad nos quedamos sin ir a casa.

"Lo que nosotros vivimos ahora puede parecer una barbaridad, pero en su momento fue lo que dio resultado"



¿Uno de los principales cambios con respecto a su época es la de edad de las gimnastas?

En nuestra época las gimnastas éramos más jóvenes. Las mayores tenían 16 o 17 años como máximo; sin embargo ahora la media de edad es de 22-23 e incluso Carolina Rodríguez va a ir a Río con 30. La gimnasia ha cambiado y el nivel de exigencia, sobre todo en concentración, es diferente. Lo que nosotros vivimos ahora puede parecer una barbaridad, pero en su momento fue lo que dio resultado. Hay gente a la que le cuentas lo que has pasado y no lo entiende, pero era lo normal. Yo no entiendo ir a unos Juegos sin hacer ese esfuerzo. Para poder lograr una medalla de oro hay que hacer muchas renuncias, algunas difíciles de comprender, pero son necesarias. Fue un esfuerzo de mucha gente. Siempre se habla de las gimnastas, pero ahora que soy entrenadora me doy cuenta de lo que tuvieron que hacer las mías para que pudiéramos alcanzar ese éxito. Ellas también se sacrificaron y renunciaron a muchas cosas.

Sus entrenadoras fueron muy criticadas por su grado de exigencia, ¿ahora que es técnica entiende mejor a Emilia Boneva o a María Fernández?

¡Claro! Cada gimnasta es un mundo. Emilia (Boneva) nos daba a cada una lo que necesitábamos. Yo estoy convencida de que todas las decisiones que tomaron lo hicieron con la finalidad de que pudiéramos conseguir el oro olímpico. Ahora que soy entrenadora, hay cosas que entiendo perfectamente, pero hay otras que todavía no. Somos humanos y hay cosas que funcionan con una persona, pero con otra no.

¿Tiene el convencimiento de que sin Emilia Boneva esa medalla hubiera sido imposible?

Sí. Había un gran grupo de gimnastas, entrenadoras y ayudantes muy buenas, pero la que marcó el camino fue ella y a las pruebas me remito. Las dos únicas medallas olímpicas de la rítmica española tienen su firma. Con ella Carolina Pascual fue plata (Juegos de Barcelona 92 en el concurso individual) y nosotras oro en Atlanta. Los resultados son los que ponen a las personas en su sitio. Una puede decir que es muy buena o tener muchas cualidades y, sin embargo, a la hora de la verdad fallar. Ella es la única entrenadora que tiene con España un podio olímpico en equipos y en individual. La persona que consiguió tener un equipo perfecto fue ella porque cuando tuvo que tomar decisiones, las tomó. Meses antes de los Juegos se arriesgó a cambiar a una gimnasta porque se había bloqueado y metió otra que no era ni suplente. Ella era capaz de ver cualidades a una niña antes que las demás. No se casaba con nadie. Lo que te tenía que decir te lo decía a la cara, pero quería mucho a las gimnastas. Para ella alguien que había estado en un equipo nacional se merecía un respeto permanente, aunque hubiera prescindido de ella.

"Ahora que soy entrenadora hay cosas que entiendo perfectamente, pero hay otras que todavía no"



En una respuesta anterior dejaba entrever que si una no estaba dentro del equipo es imposible entender cosas que pasaban o decisiones, ¿quiere decir que el deporte de alta competición tiene una realidad diferente a la normal?

La gimnasia rítmica ha cambiado. Una persona que no esté dentro de la gimnasia es posible que no entienda que una niña de 16 o 17 años entrene mañana y tarde o que tengan un control estricto del peso, pero ese es el peaje que hay que pagar para llegar o estar en la elite. Si tú quieres ser el mejor en algo tienes que hacer sacrificios, algunos son difíciles de comprender, por eso no todo el mundo llega. Conseguir una medalla olímpica o ser el mejor cantante del mundo no lo puede conseguir cualquiera. Si quieres algo, tienes que renunciar a muchas cosas. Es la diferencia entre unos y otros. El que lo entienda, bien, y el que no, pues no pasa nada. El deporte de élite es así. Si un estudiante quiere sacar las mejores notas, tiene que sacrificarse. Si tú quieres ser el mejor en Medicina es posible que durante la carrera te conviertas en una persona insociable, porque no puedes divertirte siempre o porque tienes que renunciar a muchas cosas, pero después vas a tener un buen sueldo y una buena situación social.

Sin embargo, gente que ha estado dentro de la gimnasia lo considera un abuso y lo ha denunciado.

Cada uno lo ve a su manera. En mi equipo (se refiere al que consiguió el oro en los Juegos del 96) cada uno lo ha visto de una manera. Es cierto que hay compañeras mías que dicen que no volverían a revivir eso. Sin embargo, yo sí. ¡No lo veo tan duro! Cumplir con un peso es lo normal en un deporte elástico como la gimnasia. Hay disciplinas en las que es necesario entrenar más que otras y la gimnasia es una de esas. Eso no tiene nada que ver con perder las formas. Nadie te obliga a estar ahí.

Escuchándole me da la sensación de que un éxito como una medalla de oro olímpica se basa en renuncias.

Tú renuncias a muchas cosas, pero también ganas otras. La satisfacción que te genera un título olímpico es enorme. Es verdad que te dan un metal, pero en el fondo es mucho más. Todas esas renuncias y sacrificios te van formando como ser humano. También te valen para prepararte para la vida. La superación, el esfuerzo… son valores que vas adquiriendo. Gracias a mi trayectoria, se me han abierto puertas que a otras personas no. Eso también hay que tenerlo en cuenta. Lo que falta, a veces, es que alguien te asesore para poder rentabilizar todo lo que has aprendido o lo que significa tener una trayectoria como puede ser la mía.

"Si tú quieres ser el mejor en algo tienes que hacer sacrificios, algunos difíciles de comprender"



¿El problema es que en su época a los deportistas no se les preparaba para el día después de la retirada?

Sin lugar a dudas. Por suerte, eso ahora ha cambiado, pero antes no era así y más nosotras, que éramos unas niñas. Han mejorado mucho las cosas. En nuestra federación, hay gente que lo vivió y eso ayuda. Se puede hacer mucho más, pero se han dado pasos importantes, aunque estamos lejos de países como Estados Unidos, Rusia, Ucrania, Rumanía… en los que un medallista olímpico tiene su vida garantizada.

Curiosamente es de las pocas integrantes de ese equipo que sigue vinculada a la gimnasia, en su caso como entrenadora. Cuando le llega por el pabellón una niña que le dice que quiere ser olímpica, ¿se ve reflejada en ella?

Hace muy poco he tenido una niña, que desgraciadamente ahora ya no entreno porque se ha ido a vivir a Palma, que tenía una ilusión enorme y me veía reflejada en ella. Tanto ella como sus padres se volcaban en ese deseo. Me ilusiono cuando veo a alguien que se entrega al cien por cien y creas un vínculo muy especial.

¿Su sueño no realizado como entrenadora es que una gimnasta suya sea olímpica?

¡Uff! Tienen que darse muchas circunstancias. Claro que me gustaría tener a alguien olímpica o alguien que estuviera en la órbita de los equipos nacionales, porque es como que te reconozcan tu trabajo. La gimnasia es mi vida, le he dado mucho y ella a mí. Cada día quiero conseguir más cosas.

"Un campus es una oportunidad para reforzar la preparación de una gimnasta, sea cual sea su nivel"



Lleva diez años organizando un campus en Badajoz y desde el año pasado está vinculada al del HQR!-Los Sauces del que es embajadora, ¿por qué son importantes estas actividades en la formación de una gimnasta?

Sirven para trabajar diferentes aspectos de la gimnasia sin ser una competición o un entrenamiento específico. Permiten una formación en muchos aspectos importantes para una deportista. Es también la oportunidad de potenciar aspectos humanos y poder conocer a mucha gente. En estos dos casos son campus que ofrecen la posibilidad de trabajar con exdeportistas de nivel y esa ya de por si es una excelente oportunidad. Se disfruta de la gimnasia sin la tensión de un campeonato.

Una curiosidad, ¿qué le ha dado esa medalla de oro en Atlanta?

(Se ríe). Me ha dado cosas buenas, muchas cosas, pero me puso difíciles otras. La consecución de la medalla hace que la gente se fije en ti, te dé cariño, pero a la vez es una exigencia, es como estar observada permanentemente. Me quedo con la sensación de haber sido capaz de conseguir lo que nos habíamos propuesto. También me ha dado la fuerza para sacar adelante proyectos. Ese oro forjó mi manera de ser. Soy de las que si se marcan un objetivo, se dejan la vida para lograrlo. Me gusta la sensación de luchar por las cosas. Me ha dado la ambición de hacer realidad los sueños.

Hace unas semanas, Carolina Pascual comentó en el programa ‘Salvados’ que llegó a entrenar doce y catorce horas diarias y a pasar hambre, unas afirmaciones que generaron mucha polémica. Sabiendo lo que sabe, si un día su hija Martina le dijera que quiere ser gimnasta profesional, ¿qué respuesta se encontraría de la Nuria madre y exgimnasta?

Si tuviera condiciones la apoyaría. Nunca le diría que no a un deporte en el que sigo trabajando y me ha aportado muchas cosas, pero estaría muy pendiente de su día después. Sería prudente, pero estaría a su lado. Lo que no tengo nada claro es si pudiera ser su entrenadora. Claro que la apoyaría.

"Si quieres algo, tienes que renunciar a muchas cosas. Es la diferencia entre unos y otros"



Habiendo vivido lo que ha vivido, ¿si pudiera volver atrás aceptaría de nuevo hacer una preparación olímpica?

Es de las mejores cosas que me ha pasado. Volvería hacerlo igual y solo cambiaría el después. Fue muy duro superar el vacío que me generó dejar la gimnasia. Me gustaría haber tenido una vida más estable. Cuando uno dedica tanto esfuerzo se merece tener garantizado, un poco, el futuro, por lo menos encaminado. Yo cuando estaba entrenando no sabía que todo lo que estaba haciendo no me serviría para el después. Vives en una burbuja que se pincha cuando te retiras. En Rusia o en Estados Unidos haber sido deportista de élite es como ser médico. ¡Tienen un prestigio grande! Tienen su vida asegurada. No sé si es por lo que consiguen durante su trayectoria o por lo que le dan después.

Dígame una cosa, cuando cierra los ojos y escucha lo de ‘gold medal, Nuria Cabanillas’, ¿qué siente?

Más que sentir, se me pasa un escalofrío por todo el cuerpo. Es emocionante.


 

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