"En otros países se cuida al deportista que ha sido embajador a nivel mundial"

Carolina Rodríguez es la gimnasta más longeva en disputar unos Juegos Olímpicos, al haber participado en Río 2016 con 30 años. Ahora, con 36, y después de haber sido madre en febrero, repasa la situación de la gimnasia española tras la nula representación en Tokio y algunos aspectos del deporte, como la presencia de la ayuda psicológica
Carolina Rodríguez. JOSÉ LUIZ OUBIÑA
photo_camera Carolina Rodríguez. JOSÉ LUIZ OUBIÑA

La maternidad al máximo nivel deportivo siempre ha sido un tema tabú y algo desconocido en la gimnasia rítmica. Con 36 años, tres participaciones olímpicas y 12 títulos nacionales a sus espaldas, Carolina Rodríguez fue madre en febrero. Ahora se dedica a entrenar y también es jueza nacional. A través de su experiencia, habla de cómo concilia su actividad con elcuidado de su hija, de cómo es dedicarse enteramente a un deporte poco apoyado y de la presencia de la ayuda psicológica.

Para conocer a Carolina Rodríguez desde sus inicios, ¿cuándo llega la gimnasia a su vida?

A los siete años, cuando por primera vez piso el Club Ritmo gracias a mi hermana, que era ‘cheerleader’. Y la que montaba sus coreografías era la que iba a ser mi entrenadora, Ruth Fernández. Decidí hacer gimnasia porque mis compañeras del cole lo hacían y yo quería ser igual que ellas, entonces mi hermana me dijo: ‘Conozco a la mejor entrenadora de todo León, así que si quieres puedes ir a probar’. Me acerqué a un entrenamiento de mi hermana y dije ‘eso lo sé hacer yo’ y a raíz de eso me hicieron una prueba y ya pasé al equipo de competición.

Veo gente que con 25 ya lo ha vivido todo. Yo con 36 te puedo decir que siento que no me he perdido nada

He leído que durante los primeros cuatro años entrenaban en una iglesia de León. ¿Cómo era esto?

Me acuerdo que en esa época, después de dos años en el club, fui campeona de España entrenando en una iglesia. Tenía forma de cruz latina, sin bancos y sin nada, solamente teníamos una moqueta muy finita. Y era muy buena porque la cúpula tenía muchísima altura pero, al no ser un cuadrado, teníamos que hacer los ejercicios en diagonal. Y, fue una época muy divertida porque, obviamente, nadie se creía que yo llegaba a un tapiz y no sabía cómo eran las direcciones. Me las tenían que pintar en un cuaderno.

Cuando se da cuenta de que la gimnasia es su vida, que es profesional, ¿cómo es ese momento? ¿Es una alegría o cuesta mucho renunciar a tanto?

En el momento en el que lo viví no lo sufrí tanto. Porque para mí entrenar era la prioridad. No tenía la sensación de estar perdiéndome nada, porque veía que siendo muy pequeña tenía la oportunidad de viajar mucho. Es verdad que a veces llegaba la típica invitación de cumpleaños y yo no podía ir porque tenía que entrenar y la gente no lo entendía, pero en general yo no lo sufría tanto. En algún momento sí que vives la época de querer salir. A mí me llegó con 17, pero al final estás invirtiendo el tiempo en otra cosa. Veo a gente con 25 que ‘ya lo ha vivido todo’ y que ya no disfruta las cosas igual. Yo con 36 que tengo te puedo decir que siento que no me he perdido nada.

En una entrevista anterior decía que no se cuidaba al deportista en España. ¿Sigue pensando así?

Las cosas han mejorado mucho. El deporte femenino cada vez está más en auge. Pero todavía hay mucha diferencia. En otros países se cuida al deportista que ha sido embajador a nivel mundial en un deporte. Sin irnos más lejos, Italia o Francia son países vecinos en los que ves que a la hora de labrarse el futuro les ayudan un poco, les facilitan vías para dedicarse a algo después de la retirada. Aquí en España sí que tenemos bueno a la UCAM. En mi caso, gracias a ellos he podido seguir mis estudios y graduarme en Psicología. Y se agradece, porque los deportistas olímpicos les damos prestigio a la Universidad y nosotros tenemos la posibilidad de labrarnos un futuro. También en cuanto a las becas. En España tienes que ser de los 10 mejores del mundo para tener una beca ADO. Y cuando la consigues, el ingreso es mínimo en comparación al esfuerzo que supone llegar a ese nivel.

En cuanto a lo que comentaba de labrarse un futuro. ¿Cómo es la retirada?

Dedicamos muchas hora al deporte. Yo lo considero un trabajo. Económicamente no está reconocido y, como digo yo, solo te hacen caso el año olímpico y en el momento en el que te retiras, chao. El después es muy duro para los deportistas porque tienes unos años en que no te encuentras. Dices: ‘¿Qué voy a hacer que me llene tanto como el deporte?’ Pues, hasta que lo encuentras... Yo estoy en este camino. Me gustaría vincular mi vida a la psicología y si puedo ayudar a deportistas, mejor.

En este aspecto psicológico, ¿se ha mejorado?

Es cierto que con deportistas como Simone Biles se le ha dado más importancia. Porque antes nos veían como máquinas. Entonces, se empieza a trabajar la parte psicológica, pero en España todavía falta mucho en cuanto a la formación de psicólogos deportivos. Estamos mejorando, pero todavía nos queda un poco.

El después es muy duro para el deportista. Dices: '¿Qué voy a hacer que me llene tanto como el deporte?' Pues, hasta que lo encuentras...

Fue madre en febrero. ¿Cómo compagina estas dos vidas?

(Entre risas) Llevo una temporadita más tranquila, aunque haciendo malabares. Cuando (el bebé) tenía un mes y medio me fui a un campeonato de España. Haciendo malabares. Pero, te acabas adaptando. Por ejemplo, yo decía: ‘Quiero ser mamá. Pero nunca he jugado a los nenucos. Ahora me viene una niña y ¿qué voy a hacer?’ Pero, como creo que estamos preparadas genéticamente para ello, creo que viene solo.

¿Podría haber sido madre cuando competía?

En mi caso, con mi deporte, no. El tema hormonal afecta mucho y en la elasticidad, por ejemplo, lo he notado mucho. No sé, no veo a una deportista parando seis meses y volviendo al mismo nivel. Pero ojalá que sí. Ojalá que haya alguna que sea madre y vuelva a la gimnasia y pueda rendir al mismo nivel.

Sería preocupante si ahora no tuviéramos clasificación de nuevo

ESPAÑA no tuvo representación en Tokio 2020. Carolina valora el futuro rítmica en España. ¿Qué le diría a los que dirigen la rítmica en España?

Estamos en un momento delicado. Que sigan cuidando de sus deportistas y que sirvan para transmitir su experiencia y sus valores a las nuevas. Yo me he sentido un poco ‘sin sabor’ por parte de la Federación. Por ejemplo, estoy pendiente de que salga un documental que grabamos hace cinco años...

¿Hay que preocuparse con lo de Tokio?

Sería preocupante si ahora tampoco tuviéramos representación. Siento pena porque sé lo que ha costado. Un ciclo en blanco hace daño para recuperar el estatus. Las chicas lo están haciendo bien. Recientemente, fueron medallistas en el Campeonato de Europa y están otra vez en la pomada.

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