El Marín Peixegalego dejó escapar una magnífica ocasión de dar un salto de calidad en la clasificación del grupo Oeste de LEB Plata al caer contra el Aquimisa Zamora en un partido plomizo, en el que estuvo a remolque la mayor parte del tiempo.
El cuadro dirigido por Javier Llorente notó en exceso la ausencia de Jorge Romero, que, con un golpe en el pie en el último duelo antes del parón navideño, se tuvo que perder el duelo de ayer.
El duelo tuvo dos partes diferenciadas: una primera mitad de atasco absoluto por parte de los ataques de los dos conjuntos y una segunda en la que los jugadores de calidad de ambos conjuntos se desataron y mostraron sus mejores cualidades ofensivas.
El Peixe tardó más de tres minutos en encestar su primera canasta. Fue una triple desde la esquina de Jacobo de Benito que reducía la desventaja de su escuadra a tres puntos (6-3). Los dos equipos se aplicaban en defensa sobre las estrellas rivales, Niang y Gregory, que no encontraban situaciones cómodas de lanzamiento.
Las dificultades para controlar el rebote defensivo y su apagón ofensivo mantenían al Peixegalego siempre por detrás en el electrónico, en un primer cuarto de escaso bagaje, que se cerró con un 14-10 para el Zamora, que además se lucró con algunas muy discutibles decisiones arbitrales.
En el segundo período el Peixegalego fue capaz de mejorar bajo los tableros, mantuvo el mismo nivel de intensidad defensiva y vio el aro rival con algo más de facilidad, gracias, en parte, a la mano ejecutora de Juanchi Orellano, que con dos triples contuvo la primera escapada de siete puntos del Zamora (del 20-13 se pasó al 20-19). Los locales no veían aro desde el perímetro y dependían de su poderío bajo los aros y de la rapidez de sus jugadores exteriores.
A pesar de los problemas de faltas de Taiwo Badmus y Vashil Fernández, el cuadro de Llorente alcanzó el descanso con una desventaja de un solo punto (25-24) y con la sensación de que podía culminar la remontada.
Esa impresión se confirmó en un alocado tercer cuarto en el que los equipos se desmelenaron y entraron en un hermoso intercambio de golpes que no convenía al corazón de ninguno de los dos entrenadores. El 25-26 logrado desde la línea de tiros libres por Badmus suponía la primera ventaja del equipo de Marín en el encuentro (minuto 21).
A partir de ese momento comenzó una orgía ofensiva en la que los dos quintetos acertaron con lanzamientos desde los 6,75 y encontraron facilidades para encestar desde posiciones próximas al aro. El Peixe no estuvo bien en el balance defensivo.
Gregory, desaparecido hasta el momento, consiguió sus primeras canastas. Sevillano y Badmus lo secundaron con un gran acierto desde la lejanía y los tiros libres con los que los colegiados castigaron los contactos de los locales permitieron al cuadro marinense mantenerse con vida en el duelo a pesar de su deficitaria defensa y sus discutibles selecciones de tiro en muchas situaciones. En el otro lado de la cancha, el despertar de Libroia, plasmado en grandes acciones individuales, mantenía al Zamora vivo (48-51 al final del tercer cuarto).
El duelo debería solucionarse en los diez minutos finales. Y en ellos el Zamora tuvo más acierto, velocidad y gasolina. Y es que el Peixegalego bajó sus porcentajes y volvió a ser el mismo de cara al aro de los dos primeros períodos, pero su defensa se resintió de los problemas de faltas de Badmus y Vashil.
Un 10-0 de parcial del Zamora le dio la vuelta al encuentro. Arriaga encestaba tres triples en poco tiempo, los colegiados se cebaban con el Peixe y el equipo de Marín se quedó sin ideas y sin acierto y acabó perdiendo un duelo que tuvo al alcance de su mano.
