El Peixegalego también sabe sufrir. El equipo de Marín derrotó en un final apurado al Estudiantes de Lugo (81-76). El triunfo, con suspense y remontada incluida en los últimos 50 segundos, supuso una valiosa lección para el cuadro dirigido por Javier Llorente de cara al final de la campaña, a los todavía lejanos play-off. Aprender a convivir con la dificultad es una virtud necesaria antes de la lidia de empresas mayores.
Los azules hicieron gala de un mayor oficio en el tramo final del encuentro, en el que Romero se cobró dos faltas dudosas con las que los colegiados parecieron querer compensar errores precedentes, exclusión de Jacobo de Benito incluida por dos rigurosas técnicas.
El partido se mantuvo en una dinámica de igualdad absoluta en la primera mitad, en la que el Peixegalego llevaba la iniciativa en el marcador, pero siempre con escasas rentas. El cuadro de Llorente no veía el aro desde la lejanía y se alimentaba de su superioridad interior y de algunas canastas en transición.
En el segundo cuarto el bloque lucense dio un paso al frente gracias a su acierto en el lanzamiento de tres. Los marinenses sufrían para controlar la versatilidad de López, pero la superioridad bajo los tableros de Edmerson, Simmons y el debutante Pantín permitían a la escuadra de Llorente mantenerse por delante en el electrónico y dar la impresión de que podría romper el encuentro en cualquier momento.
Pocos minutos después del descanso, Niang se fue expulsado por cinco faltas personales. El único hombre que parecía capaz de frenar al trío interior del Peixegalego acababa con su trasero en el banquillo de forma prematura. El escenario parecía el idóneo para que el encuentro fuese sentenciado. Pues sucedió todo lo contrario.
SORPRESA. Los lucenses subieron líneas defensivas. El Peixe incurrió en varias pérdidas de balón, casi todas protagonizadas por un desafortunado Jacobo de Benito, y Corral, Daunys y López se turnaron para desequilibrar la defensa local, visiblemente cansada, para dar la vuelta al encuentro.
La igualdad gobernó el último cuarto, en medio de un desconcertante trabajo arbitral que no satisfizo a nadie. Al Estudiantes, que había logrado lo más difícil, llegar por delante en el partido a 50 segundos para acabar, se lo comió la noche. Falló en los tiros libres (4 de 12 total) y encontró respuesta al otro lado del campo en el acierto de Simmons, Holmbert y Romero, que desde la línea de 4,60 acaudilló al rival y llevó al Peixegalego a su vigésima victoria en otros tantos partidos.
