Lo cierto es que el PCF disparó ocho veces menos en el Estadio Helmántico que ante el Guijuelo en Pasarón (13 por 21 el pasado miércoles), pero fue mucho más efectivo. Tuvo un mayor porcentaje de chuts entre palos (46% contra 38%) y eso le permitió, por fin, romper a golear. Aunque falló ocasiones, el Pontevedra hizo tres dianas pese a que generó ocasiones para dos (1,99 de xG o goles esperados), siempre según Wyscout. Contra el Guijuelo, generó un xG de 2,52, pero no marcó. Así, con menos remates, menos toques en el área y menos centros, el cuadro granate fue más efectivo de cara al arco rival en todas estas facetas gracias a su precisión. No le hizo falta tener el 60% de posesión, como ante el Guijuelo. Le bastó con el 43%.
Rufo, de nuevo referencia
Rufo hace un desmarque de apoyo y descarga para la carrera de Oier, que mete el centro al espacio libre, adonde llegan Álex y Charles. X.G.G. / FOOTTERS
El punta madrileño acabó siendo sustituido con dolor en su hombro maltrecho. Unas molestias que no le impedirán seguir jugando. El delantero no quiere parar y salvo una recaída importante que no se prevé, seguirá jugando hasta el final.
Durante sus más de 80 minutos, el ex del Inter ejerció como la referencia en la gran mayoría de balones en largo que el equipo pontevedrés ejecutó. La diferencia con respecto a los últimos tiempos fue que muchos de esos envíos partieron hacia sus desmarques de apoyo y no condenándolo directamente a disputas aéreas. El atacante recibió 12 pases de sus compañeros, una cifra algo superior a la media por partido esta temporada (10). Y aprovechando sus caídas casi siempre a la banda derecha con Ayala, el Pontevedra pudo aprovechar los espacios por bandas.
Un ejemplo fue la jugada del segundo gol, en el que una descarga de primeras puso a Oier en ventaja para encontrar una posición de centro hacia los jugadores que llegaban en segunda línea (foto superior). Sin jugar puramente al contraataque, el PCF fue capaz de dañar las espaldas del Salamanca.
Álex González de volante
Si ante el Guijuelo Luisito innovó cambiando hasta dos veces de dibujo (del 4-2-3-1 al 4-1-4-1 hasta llegar al 3-5-2), frente al Salamanca volvió a modificar la estructura del equipo. Esta vez, antes de la media hora y con el marcador en contra. El técnico teense dio una vuelta de tuerca y colocó a Álex González, extremo puro, en la posición de volante izquierdo para pasar a jugar con un 4-1-4-1.
Con este movimiento, ganó a un hombre más en el centro del campo sin balón, ya que el Salamanca estaba saliendo con relativa facilidad de la presión granate. Y en ataque, sumó profundidad en el carril central con sus desmarques de ruptura.
No es de extrañar, por tanto, que el capitán firmase su segundo partido del curso con menos centros (solo dos, cuando su media son seis) y con más duelos defensivos (disputó el balón en fase defensiva en once ocasiones, cuando su media es siete).
Charles, escorado con libertad
Preguntado por este periódico la semana pasada, Luisito reconoció que a Charles debía exigirle menos esfuerzos y pretendía que se "aproveche" del resto de jugadores. Además, destacó su "llegada de segunda línea".
Ante el Salamanca, el brasileño volvió a arrancar como segundo punta pero la reubicación de Álex en el mediocampo le condujo a la banda izquierda, donde tuvo menos parcela defensiva que abarcar. En ataque, el delantero siempre dio una solución en apoyo a la circulación y tener tan próximo a González permitió al PCF sumar profundidad por esa zona.
Lo cierto es que partiendo desde la banda, Charles tuvo menos vigilancias y más libertad. No fue casualidad que participase en 71 acciones (su media es 60), intentase 37 pases (nunca más), recibiese 18 (su pico es 22) e incluso tocase el balón cinco veces en el área. El Pontevedra bailó al son de un delantero que cada vez es más todocampista.