1-5. El Pontevedra saca el látigo y despeja dudas

El conjunto granate golea a un Arenteiro penalizado por dos expulsiones y ya acecha al Adarve
ADG. 20.2.22, O CARBALLIÑO.- PARTIDO ENTRE O ARENTEIRO Y EL PONTEVEDRA EN EL CAMPO DE FUTBOL DE ESPIÑERO.
photo_camera Álex González celebra el primer gol. ADG

Los goles curan todos los males. Y el Pontevedra se dio un atracón de tantos en su visita a O Carballiño para poner fin a una racha de dos derrotas consecutivas. En un partido con más efectividad que juego, la escuadra de Ángel Rodríguez volvió a sacar a relucir su talento ofensivo para ponerse a tiro de piedra del líder Unión Adarve, que tropezó esta mañana en casa.

Sabía el Pontevedra que debía atarse los machos si quería salir de su mala dinámica en O Espiñedo, un campo con aroma a fútbol autóctono. Pequeño, con el césped irregular, una sola grada, vallas con cabezas asomando... tan solo faltaban la lluvia y el barro para que el cóctel fuese completo. Porque si el contexto invitaba a apretar los dientes, no menos lo hacía un Arenteiro que salió guerrillero, aunque con la intención de achicar espacios en su campo que de atosigar al PCF en el rival. De este modo, el equipo ourensán dejó la presión alta para otra ocasión y, principalmente, se juntó detrás del círculo central para que fuese el Pontevedra quien, por la necesidad de quien debe ganar sí o sí, entrase en la trampa y se equivocase. 

No fluía el cuadro dirigido por Ángel Rodríguez, incapaz de que Yelko conectase con la zona ofensiva y con Seoane y Araújo muy vigilados para darle aire por fuera. Al menos no caía en la precipitación el segundo clasificado, consciente de que la paciencia debía pesar más que la prisa. No había por qué ganar el encuentro antes del descanso. Aunque, curiosamente, prácticamente lo dejó decidido al intermedio. Fue a base de balón parado, una solución poco habitual en la escuadra granate, pero decisiva para desatrancar situaciones sin salida.

Así, tras un aviso de Joseca desde el carril izquierdo que Cacharrón atrapó con seguridad, la escuadra lerezana se encomendó a la pegada de Álex González. Un saque de banda ejecutado con veloz picardía lo peinó Charles dentro del área. La pelota le cayó a un Abelenda que centró toda la atención y descargó para el liberado capitán. El 7, en posición franca, sacó a relucir su golpeo cruzado para batir a Diego García y poner el 0-1 a los 25 minutos de juego.

Tras dos derrotas consecutivas, comenzar ganando era oxígeno puro para el PCF, que se soltó. Al Arenteiro no le valía ya el plan: quiso dar dos pasos adelante, pero se quedó a medio camino. Y lo pudo pagar caro. No acertó Rubio a definir dos buenas contras y el equipo locatario despertó. Encomendado a los exgranates Cruz y Pibe, los postes de la portería de Cacharrón acabaron limados en dos claras oportunidades del mediocentro de Moaña y de Uxío, que cabeceó del argentino.

Parecía que el Arenteiro se había desacomplejado, pero entonces, Adrián Cruz se pasó de revoluciones. El moañés intentó detener a Álex González con una entrada peligrosa que el extremo esquivó para, posteriormente, acabar pisando –probablemente sin intención– a su excompañero en toda el gemelo. El colegiado no lo dudó y sacó una roja directa quizá algo rigurosa, aunque comprensible ante lo visual de la acción. Todo le caía de a favor al PCF, que justo antes del descanso encontró una genialidad de Seoane. Tras córner, el lateral derecho se inventó un taconazo para desviar un chut de Rubio y marcar el 0-2.

Tenía el partido en la mano el Pontevedra, pero no supo manejarlo bien el equipo en el segundo acto. Errático en los contraataques, el choque se convirtió en un ida y vuelta que el PCF no supo controlar. Amenazó el Arenteiro con las cabalgadas de Eimil y la gestión de Zanelli, pero en un balón largo, Rubio le ganó la partida a Bueso y provocó su expulsión. El alicantino se encargó de botar la falta y ponerla lejos de Iago Domínguez, que había sustituido al lesionado Diego.

Con el partido resuelto, Sobrido condenó al PCF a su noveno partido consecutivo encajando al aprovechar en un córner la escasa activación defensiva de Rufo, que se rehizo poco después colocando en la cepa del poste el 1-4.

Fue el preludio de la manita que completó Seoane con un gran remate cruzado que clavó en la escuadra. El partido languidecía, pero el Pontevedra tenía el cuchillo afilado y lo sacó hasta el final para sumar tres puntos, una goleada balsámica y colocarse a tiro de piedra del Unión Adarve.

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