Por la suerte de su padre

María Jiménez y José Ignacio sujetan el balón conmemorativo del Mundial de baloncesto. lorena castro
photo_camera María Jiménez y José Ignacio sujetan el balón conmemorativo del Mundial de baloncesto. lorena castro

Cuando toda España esté pendiente, el viernes, del Palacio de Deportes de Madrid -esa es la ilusión antes del partido de hoy contra Francia- una pontevedresa será la encargada de entregar a los árbitros el balón con el que se disputará la segunda semifinal del Mundial de baloncesto.

EL DEL PRÓXIMO viernes será un día que una niña de doce años, que desde hace seis vive en Pontevedra, tardará en olvidar porque la suerte que atesora su padre, según los que lo conocen, ha provocado que haya sido elegida para entregar a los árbitros el balón con el que se jugará la segunda semifinal del Campeonato del Mundo de baloncesto, a la que opta la selección española (hoy disputa los cuartos de final).

Todo comenzó cuando Endesa, patrocinador del Mundial y de la selección española, puso en marcha una campaña para buscar niños que entregaran los balones de juego en cada uno de los encuentros del campeonato. Se trataba de un concurso a través de las redes sociales en los que cada persona podía participar una vez al día.

Como buen rastreador de concursos y promociones en las redes sociales el padre de María Jiménez, José Ignacio, comenzó a participar. «A primera hora de la mañana en Twitter y al mediodía en Facebook», reconoce feliz porque lo que empezó como una ilusión se transformará en una realidad el viernes. Además la elección tiene el aliciente de que en la familia Jiménez García el baloncesto es casi una religión pagana.

Esa pasión por el básquet hizo que José Ignacio, con la finalidad de poder hacerles un regalo inolvidable a sus hijas, tomase parte en el concurso. Sin embargo ellas no tenían demasiadas esperanzas, aunque a la vez se aferraban ala buena suerte de su progenitor. «A mi padre le toca mucho porque siempre participa en todo lo que mola», asegura entre risas María, mientras que él trata de quitarse importancia. «La clave está en que estoy atento a todos los concursos y muchos de ellos me tocan porque no participa mucha gente», aunque la realidad es que la lista de premiados es amplia. Desde una moto hasta entradas para ver partidos de la ÑBA o para que sus hijas tomasen parte en un campus de baloncesto.

Ilusión

Es un galardón con poco ‘peso’ material, pero con mucho emotivo. «Cuando pienso en ese momento me pongo muy nerviosa», comenta María, que reconoce que cuenta las horas que faltan para pisar el parqué del Palacio de Deportes de Madrid, aunque «prefiero no pensar en eso para no volverme loca».

Después de varios días participando llegó la gran noticia. Las 11.50 del 16 de agosto -la última jornada del concurso- fue considerado el ‘momento ganador’ de Endesa e Ignacio recibió la noticia de que había sido premiado, por lo tanto en sus manos estaba designar a un menor para entregar a los árbitros el balón con el que se jugará un encuentro con el que sueña el baloncesto español. «Fue un shock, algo extraordinario» porque el afortunado no tiene dudas al mostrar su convencimiento de que «es el mejor premio que me ha tocado a lo largo de mi vida».

Una vez confirmado el premio, quedaba por decidir cuál de las dos hermanas sería la agraciada. «Hicimos un sorteo» y le tocó a María, aunque en broma, tanto ella como su padre, reconocen que «Alejandra sería capaz de tirar a canasta en vez de darle el balón al árbitro». La afortunada será ella, pero tiene claro que «será como si fuéramos las dos, porque es un premio para la familia».

Un galardón que reconoce el amor por el baloncesto, que comenzó cuando Ignacio, con 18 años, se estrenó en el Isaac Newton de Madrid. «Llegamos a jugar en Primera Nacional» y de ahí le viene su cariño hacia el Estudiantes. «Es mi club», aunque su hija reparte su ‘amor’ entre el conjunto colegial y el Real Madrid. «Por qué tengo que elegir», se pregunta. Esa pasión por la canasta se la ha inculcado a su hija. La mayor (María) comenzó a jugar al poco de llegar a Pontevedra y hace algo más de un año, en las filas del CB Arxil, se proclamó campeón de Galicia de minibásquet. La pequeña (Alejandra) lleva ya algún botando la pelota en las canchas.

A María le hace ilusión porque es una semifinal del Mundial, pero especialmente porque es de baloncesto y porque será la oportunidad de poder estar cerca de sus ídolos. «Creo que será algo inolvidable» y a la hora de expresar sus deseos reconoce que si tuviera que elegir para saludar a un jugador, el escogido sería Pau Gasol, aunque para recibir un obsequio no tiene duda en que «me gustaría conseguir la camiseta de Rudy Fernández».

Peticiones de todo tipo

Desde que trascendió que es la afortunada, María Jiménez García se ha convertido en la envidia de sus amigas, y especialmente de sus compañeras de equipo. Todas se cambiarían por ella, pero se tendrán que conformar con expresarles peticiones. «Todas me han solicitado que consiga autógrafos», pero los deseos no se quedan en eso, ya que hay de todo. Sabela le ha implorado que Rudy, su gran ídolo, la acepte en Instragam.

Sin entradas

María solo tiene la pena de que con el premio solo recibe una entrada para un acompañante, (será para su padre), por lo que su madre y su hermana tendrán que ver el partido en un bar cercano al Palacio de Deportes madrileño.

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