¿Quién es Jesús Ramos?

Diario de Pontevedra radiografía al técnico marinense del PCF, un auténtico 'loco' del fútbol, al que ha dedicado toda su vida
Jesús Ramos dando una orden. GONZALO GARCÍA
photo_camera Jesús Ramos dando una orden. GONZALO GARCÍA

Humilde, respetuoso y trabajador. Así resumen la personalidad de Jesús Ramos quienes tratan o han tratado al nuevo entrenador del Pontevedra, ese gran desconocido para el público en general y para una hinchada de Pasarón que, a partir de ahora, le tendrá como referencia en el banquillo granate.

Queda claro que Ramos no ha llegado al puesto de primer técnico del PCF precisamente por nombre. Rubén González, entrenador de la base en el equipo de la Boa Vila y que acumula ocho años a su vera en el ámbito futbolístico, destaca del preparador precisamente su poco interés por "venderse". "He tratado con muchos entrenadores y he visto a muy pocos como él. Tiene algo especial. Pero no le gusta hablar de sí mismo. Yo le digo: "con lo que tú sabes, ¿cómo no te vendes más?", confiesa González.

Precisamente esa sabiduría futbolística le viene de su enorme interés por el juego del balompié. Desde que era niño, su vida ha estado cosida a un balón. Jesús nació en Bilbao hace 37 años fruto de su ascendencia vasca (algunos le llaman El Vasco), pero a los pocos años se trasladó a Marín, donde ha hecho su vida y donde se han asentado también sus progenitores, en parte gracias al trabajo de su padre como policía. En la villa marinense empezó a darle patadas a la pelota en el inicio de una carrera que le llevó a ser un futbolista capaz de alcanzar con cierta solvencia la Tercera División gallega. El Boiro, el Negreira o el Cultural Areas han sido varios de los equipos en los que ha militado un Ramos que se valió siempre de su instinto interpretativo del juego para destacar como central o mediocentro.

Quienes le conocen destacan su capacidad de trabajo y su eficiente análisis e interpretación del juego

"Me enteré de que él y varios jugadores habían tenido un problema en el Cultural Areas y contactamos con ellos para ficharlos. Hay gente que no es partidaria de incorporar a jugadores veteranos a los filiales, pero yo creo que es algo fundamental para ayudar a los jóvenes. Y se lo discuto a quien quiera", apunta Pedro Ferreira, coordinador de la base del Pontevedra durante aquel todavía cercano 2016 en el que Ramos ingresó en la disciplina granate, todavía con las botas puestas y la única misión de aportar en el campo.

CAPITÁN. Ya desde el primer día, Ferreira y el técnico del Pontevedra B, Toño Lodeiro, entendieron que era necesario darle galones a los nuevos fichajes, que llegaban en marzo para paliar el déficit de experiencia de una plantilla que se encaminaba peligrosamente a la Segunda Autonómica. Así, con entonces 33 años, el marinense recibió el brazalete nada más entrar en el vestuario del B y comenzó a mandar en el césped. "Tenía la posición perfecta, al ser mediocentro o central. Fue la extensión del entrenador. Sobre todo ayudaba en el balón parado, una faceta a la que el técnico no es capaz de llegar a veces. Él colocaba a sus compañeros, medía distancias y corregía", señala Ferreira.

He tratado con muchos entrenadores, pero he visto pocos como el

Con su incorporación y la de David Calo (Chema fue también fichado pero se lesionó), el filial hizo números de líder y logró la salvación. Por aquel entonces, Ramos compaginaba su faceta de futbolista con la coordinación de la base del Villa de Marín. Pero todo cambió en ese verano. El club marinense no llegó a un acuerdo para que continuase vinculado a la entidad. Ferreira, por aquel entonces desgastado en su puesto como director de la base granate, le recomendó al club junto a otros dos candidatos destinados a sustituirle. "Era una de las personas adecuadas. Había hecho un gran trabajo en el Villa y además no tenía otras ocupaciones. Vivía por y para el fútbol", apunta Pedro.

Ese interés y buen hacer en la formación de futbolistas se había cultivado en las aulas del IES Sánchez Cantón, donde cursó los tres cursos de entrenador a través de la modalidad académica, hasta convertirse en Técnico Deportivo Superior especializado en Fútbol. Un entrenador que compartió aula con él señala que pese a ser un chico "reservado", Ramos era una persona "muy capaz", mucho amor e interés por el juego. "Es de esa gente que llama la atención» por su buen hacer, apunta la misma fuente, que considera que en el Villa de Marín intentó hacer «cosas muy serias".

"Llegó para optimizar la metodología y fue un gran cambio: nos facilitaba él las tareas. Nos guiaba, pero sin meterse en nuestro trabajo. Siempre con respeto", apunta Rubén González, que comenzó como entrenador del equipo verde al poco de estrenarse Ramos en el cargo de coordinador, allá por 2013.

En el Villa de Marín llegó para optimizar la metodología y fue un ran cambio: nos facilitaba las tareas

COORDINADO. Esa experiencia trató de trasladarla al PCF cuando en el verano del 2016 fue elegido para el cargo de coordinador de la base. Por aquel entonces aún no se había decidido a colgar las botas, así que compaginó sus labores de oficina con el campo. "Considero que ha hecho un gran trabajo en ese puesto. Cada vez que hablabas con él, te aportaba muchísimo. Yo creo que le quedaba pequeña la coordinación de la base. Tenía que haber entrenado más, pero creo que ha dado los pasos correctos. Él dice que si coordinando se aprende, siendo el segundo de Luismi y de Pouso, se aprende 30 veces más", señala Rubén, algo más que un compañero de Ramos.

[Ramos, cuando entrenaba al Villa de Marín, en 2015. ADP]
Jesús Ramos cuando entrenaba al Villa de Marín, en 2015. LORENA CASTRO

Tras decidir colgar las botas en el período estival del 2017, Ramos pasó a compaginar su labor de coordinador con la de segundo entrenador de un Luismi que llegaba al recién ascendido Juvenil A. Dicen que fue él quien insistió en apostar por Coke Carrillo, portero que había sufrido un enorme desarrollo físico durante ese verano. Finamente, el meta destacó en División de Honor siendo cadete y acabó fichando por el Barça.

Luego llegó su salto al primer equipo de la mano de Luismi Areda con el que, parece, no acabó del todo bien tras la destitución del vigués. Tras su período exitoso como interino, Ramos parecía regresar definitivamente a las oficinas para coordinar la cantera exclusivamente. Pero tras fallar el acuerdo entre el segundo de Pouso, Raúl García, y el PCF, el club apostó por mantenerlo como ayudante del vasco. "Se supo adaptar bien a lo que demandaba el Pontevedra y a los entrenadores principales", apunta alguien que le conoce desde su período de formación.

PSICÓLOGO. Entonces, con la salida de Carlos Pouso del banquillo por la mala racha de resultados, el club apostó nuevamente por él. Y volvió a darle un cambio a la mentalidad del equipo, algo que repercutió en los resultados, que volvieron a ser (otra vez) positivos. "Es que es muy cercano a los jugadores porque lo ha sido. Es muy psicólogo. Convence desde el respeto, sin aspavientos. Nunca los va a poner en evidencia. Y si tiene a alguien desmotivado, trata de hacerlo sentir parte del grupo", dice González.

Ramos es casero, cocinero y muy amigo de sus amigos

Comenta quien le ha tenido en el vestuario que a nivel de campo, se adapta mucho a los jugadores que tiene. "Le gusta el tercer hombre y siempre ha sido muy combinativo", apunta Rubén González, que considera que con los años ha ido mudando un poco esa idea y ahora la mezcla con un juego algo menos "arriesgado". "Cuando le presionan arriba, no quiere perder la pelota. Trata de superar esa primera línea y luego, a partir de ahí, seguir jugando", continúa su compañero, que lo define como "gran formador", con una capacidad enorme de "enseñar" y así "sacar el máximo rendimiento a sus jugadores".

Ramos y Roberto Feáns. DAVID FREIRE

"Lupe Murillo y Roberto Feáns han apostado por él y les debe estar agradecido. Él nunca ha pedido el puesto. Han dado los pasos correctos. Trabajando con él te das cuenta de hasta dónde puede llegar. No tiene nombre, pero sí ideas. Su capacidad de análisis es tremenda", finaliza Rubén González sobre Ramos, un loco del fútbol, que se ha pasado el confinamiento trabajando y ampliando una formación balompédica que nunca deja de lado y que ahora podrá demostrar en la gran oportunidad de su vida.

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