Quique Domínguez: "En Arabia no pude trabajar, que me cesasen fue un alivio"

Después de una etapa en el Teucro que acabó con una brillante permanencia en Asobal, Quique Domínguez decidió apostar por la experiencia de dirigir a un equipo de Arabia Saudí. Pero en el Mudhar las cosas no salieron como esperaba y desde el principio, las diferencias fueron insalvables entre el técnico y un club que lo destituyó el pasado 23 de febrero

Quique Domínguez, en la entrada del Sexto Edificio del Museo de Pontevedra. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Quique Domínguez, en la entrada del Sexto Edificio del Museo de Pontevedra. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

INICIÓ SU PRIMERA aventura internacional tras su exitosa etapa en el Condes de Albarei Teucro. Pero unos meses después de fichar por el Mudhar de Arabia Saudí, Quique Domínguez fue cesado. Ahora, una semana después de haber aterrizado de nuevo en España ("echaba de menos esta humedad", comenta con alegría durante la entrevista), Quique Domínguez (Pontevedra, 1969) habla de su experiencia asiática.

Unos días después de aterrizar de nuevo en España, ¿qué regusto le ha dejado esta experiencia en Arabia?
En primer lugar, lo considero una gran experiencia personal y de vida. La decisión de irme fue difícil, pero creo que decidí acertadamente teniendo en cuenta lo que sabía en aquel momento. A posteriori, es algo que no ha salido como me hubiera gustado. Pero no porque me hayan destituido, sino porque desde el primer momento yo me di cuenta de que aquello no era lo que yo había pensado y lo que a mí me habían contado.

¿Por qué?
Habían fichado a un entrenador español, de una primera potencia balonmanística. Pero lo habían fichado para seguir haciendo lo mismo que ya hacían. En ningún momento se quisieron abrir a alguien que les podía aportar nuevas formas de trabajar y de jugar. Yo me di cuenta de que era muy difícil que aquello saliese bien. Si ellos no permitían introducir algunas cosas nuevas, no tenía ningún sentido fichar a alguien de otra cultura.

"Desde el primer momento me di cuenta de que aquello no era como yo esperaba. No quisieron abrirse"

Sorprende bastante, porque usted sustituye precisamente a otro entrenador español.
Sí, es verdad. Yo creo que al Mudhar le sentó mal haber ganado la liga y la Supercopa. Este año están pensando solo en finales y en títulos. Se están olvidando del camino que hay que recorrer hasta esas finales. Me encontré con un equipo que no es profesional, algo que ya sabía. Pero no esperaba que los jugadores no estuviesen dispuestos a entrenar. Faltaban mucho, llegaban tarde... y no pasaba nada. Yo intenté mejorar eso. Lo hablé con el manager y los pesos pesados de la plantilla, pero no fui capaz de conseguir en ningún momento esa continuidad y ese compromiso de entrenar unas determinadas horas y a partir de ahí mejorar cosas.

Eso tiene que afectar a todos los niveles.
Se ha notado mucho, sobre todo ahora, cuando estábamos preparando la segunda parte del campeonato, en la que íbamos a jugar la liga, la copa y la Copa de Asia. Durante el mes de enero y parte de febrero entrené muchos días con cuatro o cinco jugadores. Al principio estaban con la selección árabe en el Mundial. Luego se tuvieron que incorporar a un campeonato militar. Estaban en esa competición diez de los 19 jugadores de la plantilla. Y cuando terminó ese campeonato militar, algunos se fueron de viaje a Estambul.

¿Porque sí?
Porque sí, de vacaciones. Porque tocaba. Tres llegaron dos días antes del primer partido y otro llegó directamente para el partido. A ese último no lo pude incluir en la convocatoria. No soy capaz de hacer eso. Y posiblemente tuvo mucho que ver con el hecho de que yo ya no esté allí.

"Me decían siempre qué tenía que hacer y cómo lo tenía que hacer. Había jugadores que tenían que jugar los 60 minutos"

O sea, que no lo destituyen por los resultados, sino porque nunca entendieron su forma de trabajar.
No sé si ellos hicieron por entenderme a mí. En el primer partido amistoso, en agosto y contra un equipo muy flojito, al terminar el manager me hace un tercer grado sobre los cambios que hice. Después me enteré de que esa persona estaba dirigida por el capitán de la plantilla (Hassan Al-Janabi). Yo le decía que era un partido de preparación, que acababa de llegar y que quería ver a todos los jugadores. Y me dijo: "No, no. No hay porqué hacer cinco sustituciones de repente ni cambiar a defender a 6:0". Esto en el primer partido de pretemporada. Sirve para hacerse una idea de lo que me encontré. Ese fue el primer shock.

¿Y ahí qué piensa?
Ahí pienso que va a ser complicado. A eso le siguieron muchas cosas muy parecidas. Me decían siempre qué tenía que hacer y cómo lo tenía que hacer, quiénes tenían que jugar los 60 minutos... Esto no lo digo ahora porque esté resentido. No lo estoy para nada. Pero sí es un shock muy grande. Me encuentro a un manager muy intervencionista, algo que nunca me había ocurrido. Los directivos te pueden preguntar por determinadas cosas, pero nunca esto. Enseguida me doy cuenta de que no vamos a tener sesiones de vídeo porque a los jugadores no les gustan. Tampoco podíamos entrenar dos horas al día en pretemporada porque a la plantilla le parecía excesivo. Iba preparado para rebajar mis expectativas y lo que pretendía hacer, dispuesto a adaptarme. Pero pensaba que en cierta manera iba a poder hacer mi trabajo con mis ideas y poco a poco ir inculcándole al equipo mi forma de entrenar. Y eso ha sido muy complicado porque había jugadores que tenían que jugar sí o sí.

Vida diaria. "Te acostumbras a muchas cosas, pero no al papel de las mujeres"
Quique Domínguez destaca que a nivel personal no tuvo problema alguno en adaptarse a la cultura árabe. "Iba preparado para ello. Me adapté pronto a estar sin mi familia y a una sociedad tan diferente. Al principio te sorprende que haya que parar un entrenamiento o un partido para el rezo, pero luego te acostumbras. Hay una presencia constante de la religión", apunta.

A lo que no terminó de acostumbrarse el pontevedrés fue al papel de la mujer en la sociedad saudí: "En las ciudades grandes había algo más de libertad, pero en el pueblo en el que vivía, no. Allí era impensable ver a una mujer que no fuese cubierta completamente". Más allá de la vestimenta, Domínguez ejemplifica el papel tan secundario del sexo femenino en cuestiones como que las mujeres "no podían entrar en un local y tenían que pedir desde la puerta". "A eso no te acostumbras", lamenta el preparador pontevedrés, a quien la compañía de su asistente, Borja Ardendillo, le ayudó mucho en el día a día.


Y cuando Quique Domínguez se encuentra con estas imposiciones, ¿cómo las gestiona?
Al principio lo intento hablar. Al manager le digo que creo que es bueno tener a cuantos más jugadores involucrados, mejor. Pero me doy cuenta de que no me escuchan . Ellos tienen una manera de ver las cosas que los últimos resultados les han reforzado mucho. A la vez, veía jugadores a los que iba perdiendo porque yo quería que jugasen más pero no podían. No me dejaban ponerlos. Cuando sentaba al capitán o al central, que son buenos jugadores pero necesitan descanso, aquello era un problema muy serio. Al día siguiente tenía que justificar porqué los había sacado de la pista aunque fuese unos pocos minutos. Mis argumentos no servían de mucho. Por ahí se fue abriendo la brecha.

Era insostenible.
Primero me desanimé. Luego fui cogiendo distancia. Se trata de sobrevivir, aunque en ningún momento estuve en peligro (ríe). Quería pasar etapas para llegar a esta segunda parte del campeonato. Pero cuando llega, todo se multiplica y es todavía más complicado. No hemos podido preparar bien esta fase, en la que se supone que el club tenía depositadas muchas ilusiones. Los directivos y la afición querían ganar. La diferencia es que el resto se preparan, como todos los equipos del mundo. Se ficha a un buen lateral tunecino, que tiene mala suerte en el primer partido y ya queda señalado. Antes de empezar el segundo partido el manager me dice que no puede empezar él de inicio. Ellos te marcan el camino, pero luego te piden responsabilidades. Es incongruente.

"Si el contrato me hubiese permitido irme sin tener que indemnizar al club lo habría hecho"

Veía venir el cese.
Sí. No puedes preparar bien las cosas cuando el equipo está cogido con pinzas. Aunque los jugadores sean buenos, si no entrenan juntos es imposible competir. Que el club tomase la decisión de cesarme, en cierto modo, me alivia. Por un lado te da rabia porque piensas que las cosas podrían haber sido de otra manera. Pero yo reconozco que si el contrato me lo hubiese permitido, me habría ido. Lo que pasa es que el que tomase la decisión de romper la vinculación era el que tenía que indemnizar a la otra parte.

¿Su idea era aguantar hasta el verano?
Eso es. Entre otras cosas porque a mí me hacía ilusión jugar la Copa de Asia, aunque no estuviese pudiendo hacer el trabajo como me gustaría. Pero veía que no iba, que faltaban muchas cosas para que el equipo pudiese ser realmente competitivo. Se incorporaron buenos jugadores, pero al final jugaban siempre los mismos.

¿Cuándo hace click y se da cuenta de que su paso por Arabia no va a ser bueno?
Muy pronto. Después de unas semanas muy buenas, en las que todo el mundo te anima y esas cosas, me doy cuenta de que es difícil que la experiencia termine bien. Esos días hablaba mucho con mi familia y les decía que aquello no tenía nada que ver con lo que yo esperaba. Pero después te vas haciendo fuerte y te lo tomas como una experiencia de vida. Sabes que te puede ayudar a crecer y te pones a prueba para ver hasta dónde llegas. Pero sabía que en la parte del balonmano había poco que hacer. Ganábamos partidos porque éramos muy superior y porque con los encuentros el equipo se va engrasando. Pero yo en ningún momento me planteo dejarlo. Te adaptas, rebajas las expectativas y tratas de navegar con lo que te dicen... Pero sabes que no hay posibilidades de ser tú.

¿Por qué no le destituyeron antes de que empiece la segunda fase? Hubiese sido más lógico, ¿no?
Para ellos durante ese parón de enero y febrero todo estaba bien. ¿Entrenábamos con cuatro? Bien. ¿De repente venían tres de los militares? Perfecto. ¿Otro día solo estaban cinco jugadores? No pasaba nada. Yo decía: "Esto no es así". Jugamos el primer partido de copa y lo perdemos por un gol pese a que podíamos haber ganado perfectamente. Y ahí tienen muy claro quién es el responsable.

"Esto ha sido una experiencia vital. He crecido. Y después de todo lo vivido, ahora relativizaré mucho de lo que me pase"

Y llega su destitución.
No, pero yo sabía que estaba sentenciado. A los tres días jugamos un partido de liga, que también perdemos. Yo volví del pabellón con el manager y con el vicepresidente en el coche. Ellos iban hablando en árabe y yo ya me di cuenta de lo que había. Me lo tomé con mucha calma. Lo veía venir. Cuando llegamos al pueblo, el vicepresidente (siempre fue muy amable y educado conmigo) se bajó y fui yo el que le dije: "Creo que esto se termina aquí". Él me dijo que ya veríamos, pero al día siguiente me convocaron al club y él fue el que me dijo que tenía razón, que era el final. Expusimos nuestras opiniones y hasta ahí llegó.

¿Esto es una mancha en su currículum o todo lo contrario?
Valoro esto como una experiencia vital personal. No a nivel balonmanístico, que no lo ha sido. Pero sí como algo que me va a servir para el futuro. Muchas de las cosas que me pasen a partir de ahora las voy a relativizar muchísimo. Por eso lo veo como un período de crecimiento muy grande en lo personal y que también me servirá para mi vida profesional.

Futuro. "No cierro la puerta al Teucro, pero no volveré a corto plazo"

Quique Domínguez, en la entrada del Sexto Edificio del Museo de Pontevedra. JAVIER CERVERA-MERCADILLO (2)

Me da la sensación de que, pese a todo lo malo, tenía ganas de dejar cierta huella.
Estoy contento porque en ningún momento dejé de trabajar ni de preparar las sesiones. No ha habido un solo entrenamiento que pudiese ejecutar tal y como lo había preparado. Sobre la marcha tenía que cambiar al haber menos jugadores. He tenido que cambiar todas las sesiones. Todas. A todo eso me adapté y lo superé. Ese primer shock lo vas sobrellevando y estaba con ilusión de poder jugar la Copa de Asia. Y el club estaba tramitando mi visado para ir a Kuwait. Contaba conmigo salvo en esos últimos diez días. Yo estaba hablando con jugadores para la Copa.

Seguía trabajando como si nada.
Yo estaba pensando en fichajes para la liga de Asia. Estaba hablando con algún jugador español y otros extranjeros pero que juegan en España. Necesitábamos un buen defensor central que ayudase en ataque, pero sobre todo en defensa. Y también un portero.

¿A jugadores que entrenó?
A los que llamé no los entrené. Los conozco mucho de España, de haberme enfrentado a ellos. Solo hablé con uno que sí había entrenado en el Teucro, pero ya no está en el club.

¿Si un equipo le llama ahora mismo, aceptaría si el proyecto es interesante?
Sí, sí. Yo quiero entrenar y quiero hacerlo cuanto antes. Por supuesto que aceptaría.

Ahora que han pasado unos meses, ¿cómo fue esa salida del Teucro?
Mi salida del Teucro fue buena. Se terminó una etapa. El club me hizo una propuesta para seguir, pero no era la que yo esperaba y ahí se acabó la relación.

¿Volverá algún día?
Acabamos bien y en el futuro nunca se sabe. Es una puerta que no he cerrado. He estado cuatro años de entrenador y en el futuro nunca se sabe. No veo fácil o probable volver a corto plazo, pero en el futuro nunca se sabe.

Vamos, que no se hará un Zidane (volver al club unos meses después).
No, no. Eso seguro que no lo haré (ríe).

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