Rafa Sáez: "A la afición del Pontevedra, más que pedirle, hay que darle"

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El Pontevedra respira, pero él no ha dejado de hacerlo en ningún momento. Se lo toma con tranquilidad. Sabe que la liga es muy larga y su entorno muy inestable, por eso se mueve silenciosamente, ajeno a sobresaltos. Administra 23 mentes útiles con el sano fin de saltar un listón muy elevado. El equipo empezó a construir su edificio el sábado pasado. Mañana aguarda Balaídos y el Celta B, el otro equipo de Rafa Sáez.
­La victoria contra la Ponferradina supone para ustedes un impulso y una tranquilidad.
­—Es cierto que en el equipo había una necesidad de puntuar, de ganar partidos y de salir de la dinámica de la jornada anterior. Seguramente, en el entorno hacía falta una victoria para empezar a disipar las dudas que pudieran plantearse. Eso necesitará confirmación. Pero no cabe duda de que si en algún encuentro había que buscar un punto de arranque y algún rival como referencia y buena piedra de toque, ése era la Ponferradina, un adversario cualificadísimo. Habiéndole dado una cumplida respuesta, podemos pensar que podemos dársela a todos los rivales. Y, por otra parte, cualquier contrario te puede complicar la vida, como se vio la semana pasada en Guijuelo o en Sestao hace tres jornadas.
En fútbol no existen la imperfección o la perfección absolutas. ¿Qué fue lo que menos le gustó del sábado?
­—¿En el partido, se refiere? No hubo muchas cosas que me disgustasen. La actitud de los jugadores fue encomiable desde el comienzo, pero no sólo desde el punto de vista del entusiasmo que mostraron. Era necesario que esas ansias de vencer tuviesen cierto orden. Y, sobre todo, hubo concentración en los primeros minutos. La lección era que debíamos mantener el partido igualado en los primeros compases y no ir a remolque como en los enfrentamientos anteriores de liga y el de Copa del Rey. Eso era muy importante. Todo es mejorable, evidentemente, pero es un partido que nos gustaría repetir. Dejándonos algún fleco, creo que fue un encuentro bastante completo.
El hecho de empezar perdiendo, por las circunstancias que vive el Pontevedra, ¿le puede afectar más que a otro conjunto?
­—Seguramente. Habrá equipos que puedan administrar la ventaja mejor por su manera de jugar. En cualquier caso, para nosotros la posibilidad de ponernos por delante o tener el partido igualado nos concede muchas opciones. En el rush final del encuentro somos un rival peligroso, porque siempre vamos a tener momentos para generar ocasiones de gol y tener llegada a la portería contraria. Debemos mantener nuestra meta a cero, porque eso siempre nos va a tener muy vivos en la contienda.
­Ha utilizado ya a 20 jugadores diferentes de un total de 23. ¿Es marca de la casa?
—No. Hay que asumir que en los primeros compases de la temporada no hemos podido realizar convocatoria porque sólo disponíamos de 16 efectivos sanos, por decirlo de alguna manera. Creo que en cuanto empecemos a recuperar lesionados, podemos tener alternativas y escoger más la lista. No veo ningún jugador que tenga más posibilidades que otros, dentro de que, lógicamente, va a haber hombres que tengan más minutos. Han jugado 20. Hay tres lesionados. Todo el mundo va a tener sus minutos, su cuota de participación. Gran parte de los entrenadores tienen su once. Yo creo que hay que tener un once en el que tengan cabida todos los componentes de la plantilla. Y eso es lo que vamos a construir: un buen once, pero con alternativas dentro y fuera del campo para poder establecer una buena competitividad entre los profesionales que nos permita mejorar los rendimientos individuales y, por supuesto, para que todo el mundo se sienta importante dentro del colectivo.
Eso del once está muy bien. Pero el otro día en Guijuelo había un equipo y el sábado aparecieron cinco titulares diferentes. ¿Quiere decir eso que el error de cualquier jugador titular le abre la puerta a otro compañero?
—Evidentemente, esto es una evaluación continua. Cada partido es una prueba. El equipo, desde mi punto de vista, necesitaba una vuelta. De alguna manera, había que buscar algún tipo de revulsivo. Pero, en cualquier caso, hay que significar que cuando perdemos, perdemos todos, también los que no juegan; y cuando ganamos, ganamos todos, los que no juegan, también. Los cambios que pudo haber en la alineación pueden tener una justificación. Pero los futbolistas que no participaron van a ser valiosos y muy importantes para el Pontevedra.
El de mañana, ¿es un encuentro especial para usted? 
—Nunca planteo los duelos desde mi punto de vista. Mañana juegan el Pontevedra y el Celta B. No va a haber ningún tipo de guerra de guerrillas. ¿Será especial?, no sé. ¿Diferente a un partido normal? Posiblemente sí. Jugar en Balaídos e ir con el Pontevedra como entrenador y medirse al Celta B es una circunstancia que durante los últimos cuatro años se me daba en el sentido contrario. Pero no va a ser especial para mí, porque el que de verdad se va a jugar cosas importantes allí será el Pontevedra, no yo.
¿Es su primer derbi en esta dirección?
—Ya disputamos una eliminatoria de Copa Federación en la anterior etapa, de la que salió vencedor el Pontevedra. En liga, sí.
A la inversa, no se le daba demasiado bien el Pontevedra. Imagino que aguardará que siga la racha de color granate.
—No puedo tener otro deseo. Excepto uno, en el que el marcador fue muy abultado porque había una diferencia abismal entre un equipo y otro, el resto de los partidos fueron muy igualados. Espero que la dinámica de resultados siga siendo la misma que en aquella etapa.
Ha visto bastante al Celta B. ¿Qué virtudes tiene?
—No es un filial al uso. No es un bloque construido a base de jóvenes recién salidos de juveniles. Tiene un gran porcentaje de jugadores contrastados, como son los casos de Alba, de Oriel Riera, de Jonathan Álvarez, de Richi –Guadalajara- y otros tantos. Esos futbolistas que han fichado no son promesas, sino que están ya formados en otros filiales.
¿Siguen jugando al fútbol?
—Además de hacerlo, son un equipo que juega desde el orden, desde el aspecto táctico, la disciplina. Son una buena mezcla. Tiene futbolistas talentosos. Los más relevantes son, tal vez, los más conocidos para nosotros, como son Iago Aspas, Mateo Míguez. Tienen mucho talento a nivel individual. Pero son un colectivo muy completo, porque domina muchas facetas del juego.
¿Le gusta más Balaídos o Barreiro?
—Para el fútbol no puede haber mejor escenario que Balaídos. Primero para que los jugadores se puedan manifestar con mayor motivación, si cabe. Hay más comodidad para la gente. Jugándose a las 20.30, lógicamente en Barreiro sería difícil porque no hay iluminación. A la fuerza Balaídos es un mejor escenario.
¿Hay claves o favoritos en este tipo de derbis?
—Posiblemente las haya. Pero nosotros debemos volver a lograr lo que conseguimos el sábado: no encajar goles tempraneros por falta de concentración. Desde nuestro punto de vista es una clave fundamental: no tener ningún tipo de sobresalto y estar metidos dentro del partido desde el comienzo, sin tener que vivir a remolque desde el inicio.
¿Seguirá siendo para ustedes un factor importante el balón parado?
—En todas las categorías es importante, no sólo en ésta. Es una faceta del juego determinante. En Segunda B, muchísimo más. Por la envergadura y presencia física de nuestros jugadores tiene que ser un bastión ofensivo.
¿Es éste un Pontevedra al que le gusta tener el balón pero al que no le preocupa no tenerlo?
—Nos tenemos que amoldar al guión que se ha escrito. Si no somos un equipo con capacidad para elaborar con muchos pases, a lo mejor tenemos que crear nuestro juego en menos cantidad y con más verticalidad, tratando de descentralizarlo, porque seguramente se nos dará mejor buscar el balón avanzado y por las bandas y no tanto por dentro.
¿Cómo se lleva lo del banquillo en Preferencia?
—Bien. Trato de agarrarme a la gente que está apoyando, animando, ayudando a mí y al equipo. Para aquellos que son críticos y pueden exigir más, debemos trabajar duro para ir agradando en la medida que podamos, porque evidentemente uno toma decisiones que nunca serán del gusto de todos.
¿Es más dura esa zona del campo que la de enfrente?
—No, de verdad que no. La afición de Pontevedra de por sí es de calidad. No es una frase hecha. Hay que entender a los seguidores de un equipo como el nuestro, que viene de llevar varios batacazos en los últimos años en tres fases de ascenso, que hay que ganárselas en los terrenos de juego. A la afición del Pontevedra, más que pedirle, hay que darle. El otro día dimos un poco y los seguidores nos lo devolvieron con creces. Es seguro que en este momento puntual es el equipo el que debe tirar de la afición. Y la hinchada sabrá reconocer el trabajo. Además, no creo que sea necesario distinguir entre gradas. La afición es un global, un conjunto. Es una afición fiel, constante y sufridora, como ha sido a lo largo de su historia.
A usted siempre se le ve tranquilo…
—Lo que sucede es que el fútbol te va golpeando y moldeando, haciendo saber que es importante mantener la calma. Hay factores en el fútbol que son controlables y otros que no. No hay manera de poder organizarlos. Hay que estar a todas. Lo fundamental es saber que los protagonistas son los jugadores. Los demás debemos estar para tomar decisiones y manejar lo que tenemos entre manos. Es importante transmitir mensajes de mesura y cordura. Como cualquier ser humano, tendré mis momentos mejores y peores, pero para mí las palabras mesura y equilibrio son muy importantes.
No parece ser una persona de excusas.
—En el fútbol siempre hay explicaciones o puede haberlas. Siempre se gana o pierde por algún motivo. Que cuando tienes lesionados le puede faltar algo al equipo, sí. Pero eso es una explicación, no debe ser una excusa. Si hablamos de que tenemos 23 (miembros) en la plantilla, debemos decir que los que juegan en el lugar de los que se lesionan es por algo. No me gustan las excusas de verdad. Que si el campo es grande, pequeño, de hierba sintética o de tierra. En el fútbol hay que buscar soluciones. A veces las encuentras y otras no. Este deporte tiene esas cosas

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