PONTEVEDRA. Eran mediados de los años 90 cuando Pazos, directivo del San Andrés de Praceres en aquel momento, decidió cambiar de rumbo y formar con antiguos jugadores del equipo un nuevo club de fútbol veterano. Para ello contó con una serie de futbolistas que acababan de cumplir los 30 años y que habían formado parte del San Andrés.
No hizo falta mucho trabajo para completar las fichas y pronto fueron 20 jugadores, suficientes para cerrar la plantilla y darle un nombre: San Andrés de Lourizán. Ya había existido hacía años un equipo con ese nombre, pero por diferentes problemas acabó desapareciendo.
Con el paso de los años, el equipo fue cambiando, unos se dieron de baja por edad o por lesiones, otros fueron llegando y siguieron adelante. Uno de los años más difíciles eran tan solo 18 en la plantilla, siendo una de las más cortas de la competición. Por suerte, el San Andrés de Lourizán salió adelante y ahora cuenta con 24 hombres en sus filas, aunque para algunos partidos tienen problemas por trabajo y estudios.
De aquellos inicios tan solo siguen siete jugadores, pero Jesús, uno de los delegados, admite que «no nos matamos buscando gente, no queremos buenos jugadores, queremos personas». Porque lo importante del fútbol veterano es pasárselo bien, disfrutar entre amigos y poder pasar un buen rato la tarde de los sábados. Jesús comenta que para ellos es «una forma de distracción; veteranos lo es todo».
Y es que, al final, esta competición se convierte en una forma de vida para muchos, que tras años pasando sus sábados en los terrenos de juego, no saben vivir de otra forma y cuentan así con una opción perfecta para seguir practicando deporte durante mucho tiempo más. Así sigue adelante el San Andrés de Lourizán, un equipo creado entre viejos amigos que va agrandándose cada año y que quiere continuar disfrutando del fútbol.
