Nuevo curso, nuevo proyecto del Pontevedra CF y nuevas ilusiones para Rufo. El madrileño ha dejado atrás las lesiones que cortaron su ritmo y, tras anotar tres goles al Langreo, habla de la explosión del equipo y la planificación.
Ante el Langreo firmó su primer gol en partido oficial desde abril. ¿Cómo se siente?
Estoy muy contento. Los goles son la finalización de todo el trabajo del equipo, tanto defensivo como ofensivo. Nos estaba costando materializarlos y el equipo estaba notando esa falta de gol. Además, llevaba ya bastante tiempo sin anotar, llevo un par de años un poco irregulares entre lesiones y faltas de continuidad y viene muy bien de cara a la confianza y empezar el año con más ilusión.
El último hat-trick que marcó fue ante el Real Madrid Castilla.
Sí, justo fue antes del coronavirus. Personalmente a un delantero le viene de lujo y sobre todo con un par de años malitos que vengo detrás acumulando. Me dan confianza para seguir trabajando como lo hacía hasta ahora.

La confianza se ha reforzado.
Sí, sobre todo ver reflejado el trabajo del míster y del equipo en tres puntos, porque al final la gente exige, y más aquí en Pontevedra como es lógico, resultados y el trabajo era muy bueno, las sensaciones nuestras en campo eran muy buenas.
La afición no pudo seguir al equipo en pretemporada. Este triunfo les hace ver que la idea de juego funciona.
Sí, es cierto. La verdad es que este año la plantilla ha cambiado muchísimo, solo somos cinco que seguimos del año pasado, el cuerpo técnico nuevo, muchas ideas nuevas, es totalmente diferente. Es difícil y llegas y tienes que cuajar todo en un mes para que empiece a funcionar al principio de temporada. Con resultados todo es mucho más fácil, te ayuda más a creer en todo lo que haces.
Es la prueba de que un equipo muy nuevo está cuajando.
Sí. Todos sabemos lo que queremos, pero no es fácil hacerlo. Hay que trabajar mucho, el míster tiene que meter las ideas, trabajarlas y luego interiorizarlas todo el mundo y que salgan automáticas en el campo. Estamos trabajando un montón de cosas que en unos meses se verán reflejadas.
Las lesiones, el descenso, la falta de gol... ¿Fue difícil este tiempo?
Sí, fue muy complicado. Justo hace dos años fue cuando me lesioné en Segovia y estuve tres meses aparte. Desde entonces las sensaciones no fueron buenas, el año pasado acabé el año mal con la espalda, luego tuve varias lesiones de sóleo, unas roturas. Al no tener continuidad, el equipo tampoco tenía buenas sensaciones y encima no estar agraciado de cara a puerta, todo se hace una bola de nieve que al final es todo negativo. Y empezar el año de esta manera viene muy bien.
¿Qué le faltaba al equipo?
El fútbol es así, al final muchas veces no sabes, haces todo perfecto pero si la pelotita no entra... Es verdad que el míster lo tenía muy claro, estaba tranquilo, sabía que los goles iban a llegar. Yo también en el fondo estaba preocupado porque al final había que materializarlas, pero sabía que con todas las ocasiones que estábamos teniendo, tarde o temprano iban a llegar, ya no mías sino de cualquier compañero.
¿Cómo ve la evolución del equipo?
Muy bien. Al final tanta gente nueva es complicado de cuajar todo pero también la sangre es fresca, como digo yo. En el vestuario de un año de descenso se genera negatividad, es un ambiente pesado. Y que venga tanta gente joven, tanto del filial como gente joven que se ha firmado con tantas ganas, tanta ilusión, al final los cinco que quedamos que pasamos ese mal trago y esa experiencia te anima y te cambia la cara. Este año esperemos disfrutar y con la llegada de Yago, el fútbol alegre que hacemos, nos sentimos superiores en el campo, con balón, sin balón. Estamos disfrutando y se ve reflejado en el campo.

¿Qué espera de la categoría?
Es muy complicada. Tú eres a priori el favorito del grupo, eres el único que ha descendido el año pasado de Primera RFEF. Y quitando este fin de semana que salieron un poquito más ofensivos, los demás equipos nos están jugando muy cerrados. Al final, si se te meten 11 tíos en el área, es muy complicado, por eso estamos trabajando un montón de sistemas también y de formas de atacar al rival con estas formaciones.
La etiqueta de favoritos pesa.
Yo no tengo la mentalidad de que seamos los mejores, no salimos con esa idea, pero es verdad que tenemos un peso que es el escudo. Cuando estaba fuera veía al Pontevedra como un club muy grande y ahora que estoy dentro lo veo más. Para mí la exigencia siempre es el ascenso en este equipo.
¿Cree que es una buena categoría para dar salida a los jóvenes?
Sí, por supuesto. Al final el año es muy largo, ya tenemos dos o tres lesionados y la temporada es larguísima. Al final, se va a necesitar a toda la gente y los chavales llevan entrenando con nosotros desde el principio de temporada y dan el nivel. Están aportando muchísimas cosas. El míster lleva muchos años en esto y sabe cómo ir metiéndolos poco a poco para no presionarlos mucho y que a la vez se vayan soltando y que el día que los necesite estén preparados para competir con el primer equipo. Ellos tienen que estar atentos y aprovechar la oportunidad, que es muy difícil también.
¿Qué le diría a la afición para engancharla?
Va a ser un año bonito, el club se ha esforzado un montón, ha puesto el césped nuevo, ha firmado un montón de gente joven, ha firmado a Yago y yo creo que van a tener mucha ilusión.
Césped. "Ahora se hace apetecible jugar en Pasarón"
Rufo no quiso desaprovechar la oportunidad de destacar el gran estado del césped de Pasarón. "En pretemporada no jugamos en casa en ningún momento, ni entrenamos. Nos presentamos el primer partido de liga sin haber tocado el césped", explicó, "pero es un sacrificio que merecía la pena. Ahora lo estamos disfrutando".
El delantero explicó que ya pueden entrenar "mínimo dos días en él, más el fin de semana que jugamos. Ahora las distancias, el tacto del balón, el jugar en casa ahora ya se hace apetecible porque sí lo sientes como tú casa. La gente también lo va a agradecer porque va a ver el fútbol mucho mejor". Rufo agradeció al club estas condiciones "que son de élite".