Segunda B sube sus precios

El Pontevedra se ve obligado a esperar por la decisión de futbolistas que siguen aspirando a jugar en clubes punteros

Los jugadores del Fuenlabrada celebrar un gol en el partido que disputaron en Pasarón contra el Pontevedra. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Los jugadores del Fuenlabrada celebrar un gol en el partido que disputaron en Pasarón contra el Pontevedra. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

Segunda B empieza a parecerse a lo que fue. El dinero ha vuelto a la categoría de bronce y ello provoca que se vuelva más complicado hacerse con los servicios de los jugadores dominantes de la categoría.

Después de la gran crisis que afectó al balompié entre los últimos años de la década pasada y el primer lustro de la actual, el fútbol aficionado ha vuelto a recibir una inyección económica importante que ha llevado a las entidades deportivas a hacer apuestas más potentes por jugadores y, consecuentemente, a encarecer el producto.

El Pontevedra se ve obligado a esperar por la decisión de futbolistas que siguen aspirando a jugar en clubes punteros

Y eso repercute no solo en las cantidades, sino también en los tiempos de reacción de algunos clubes que son ambiciosos, pero que, al mismo tiempo, no se encuentran en el primer escalón de poderío económico del mercado, algo que le ocurre al Pontevedra Club de Fútbol.

Varios factores han influido en el crecimiento económico del mercado de Segunda B. El menos importante de ellos, quizás, es el incremento de ingresos por competiciones procedente de la Federación Española y de las Federaciones Autonómicas.

La recuperación económica del país se ha traducido en una mayor capacidad de captación de recursos para parte de las entidades.

En la Segunda B que concluye este domingo han comparecido en escena varios clubes con gran poderío procedentes de una categoría superior. El Elche o el Mallorca se han unido a otros conjuntos establecidos en la competición en las últimas campañas, como la Ponferradina, el Racing de Santander, el Hércules o los amenazados de desaparición Murcia y Recreativo de Huelva (en el caso de los onubenses, con un problema en clara vía de solución).

Sobre todo, han aparecido con fuerza grupos empresariales que se han hecho con el control o la participación de algunos conjuntos con el fin de hacerlos competitivos con diferentes intenciones, en muchos casos puramente mercantilistas, como la revalorización y venta de jugadores para otros mercados.

A ellos también hay que agregar el poder de algunos filiales de conjuntos de Primera División, que generalmente disponen de importantes cantidades y no siempre "visten" sus escuadras de futbolistas en edad de formación.

La consecuencia, la subida de los precios del mercado, de modo que los presupuestos invertidos en las plantillas semiprofesionales han ido creciendo paulatinamente en los últimos cursos, hasta colocar por encima del millón de euros a algunos clubes importantes de la competición, como el Fuenlabrada en el pasado grupo I.

El propio Pontevedra ha ido incrementando sus presupuestos en los últimos años. Ante eso, la ambición de los clubes que aspiran a hacerse con los mejores jugadores les obliga a esperar más.

Es el caso del Pontevedra: aguarda por que algunos de los hombres por los que puja se harten de esperar por ofertas de clubes líderes del mercado que todavía no se han producido para poder obtener una respuesta favorable de algunos futbolistas llamados a ser importantes en Segunda B.

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