"Volví de los Juegos triste, pero me di cuenta de que no puedo vivir sin la vela"

Támara Echegoyen: "Hace mucho tiempo que decidí no dejar de sonreír"

Es la sonrisa y la constancia. Se confiesa terca y gracias a esa cualidad no se rindió cuando se quedó fuera de Pekín 2008, ni cuando nadie apostaba por ella de cara a Londres 2012, de donde regresó con un oro colgado del cuello. Casi dos meses después de que terminaran los Juegos de Río sigue luciendo una sonrisa, pero también confiesa que ha llorado
Támara Echegoyen
photo_camera Támara Echegoyen

TÁMARA ECHEGOYEN se confiesa. Habla de sentimientos. De los buenos momentos y de los malos. Reconoce que no ha podido ver la medal race, en la que se quedó apeada del podio porque no está preparada, pero también se queda con lo bueno como corresponde a una optimista por herencia.

Con emoción, con claridad y con sinceridad repasa lo vivido en Río de Janeiro porque el tiempo permite ver las cosas con otra perspectiva. Tiene claro que seguirá navegando una vez que ha despejado las dudas, pero todavía no ha decidido en qué proyecto (pueden ser varios) se va a involucrar.

Casi dos meses después de quedarse sin medalla en los Juegos de Río, ¿cómo se encuentra?

Recuperándome poco a poco.

¿Tanto física como mentalmente, o de lo segundo no por su fortaleza?

No, no. De los dos. Es necesario de los dos por muy fuerte que seas.

Después de quedarse fuera del podio olímpico a mucha gente le sorprendió su reacción positiva porque la sonrisa no desapareció de su cara, ¿pero por dentro realmente que sentía?

Siempre he dicho que lo que transmitimos Berta (Betanzos) y yo, que es la sonrisa, la alegría... hace que la gente se una a nosotros, esa es la pura de verdad. Realmente sonreía porque te das cuenta que acabas de luchar por otra medalla de oro en otros Juegos y en mi caso en otra embarcación y con otra tripulante. Fue una carrera muy cortita, pero llena de obstáculos. Sonreía porque era feliz por estar con Berta en esa final y si lloraba era porque tenía un vacío enorme ya que se nos había escapado una oportunidad enorme de conseguir una medalla. Hace mucho tiempo que decidí no dejar de sonreír y creo que eso es compatible con el resto de emociones.

¿Ha llorado?

Muchísimo (se ríe). Lo que ocurre es que buscas los momentos en los que te sientes más protegida para no ser vulnerable. Hice casi todas las entrevistas llorando, por lo que no me acuerdo mucho ya que estuve 40 minutos hablando con los periodistas por la expectación que había. Lloré cuando estaba pasando el control antidoping y evidentemente con Berta (Betanzos).

"He llorado por quedarme sin el oro porque lo que hago me importa y es una emoción como otra cualquiera"

La tristeza era porque se había quedado fuera del podio, pero ¿por qué lloraba? Porque la salida había sido mala, por la mala suerte, porque veía el podio muy cerca... ¿Detrás de esas lágrimas que había?

Es una mezcla de todo. Habíamos hecho unos Juegos Olímpicos muy buenos y lloraba porque sabíamos que estábamos preparadas para lograr una medalla y consideraba que ninguna de las que habían subido al podio eran mejores que nosotras, si iguales; porque eso fue lo único que quedó. Llegamos cuatro equipos empatados a la final, pero ninguno era superior. Cualquiera era digno merecedor de las medallas. Creo que los Juegos fueron muy buenos para nosotras y la cabeza estaba preparada para luchar por lo que nos habíamos propuesto. Lloras porque no has alcanzado lo que queríamos. Lloro porque lo que hago me importa y es una emoción como otra cualquiera. Es verdad que fue una salida mala y empezar desde atrás es más complicado, sobre todo en un campo de regatas tan inestable como el de Río (de Janeiro) porque muchas veces no puedes elegir por donde ir y tienes que escoger lo que las otras no quieren. Hubo muchas casualidades. Primero había un sentimiento de culpabilidad porque no eres capaz de verlo globalmente, pero después vas teniendo en cuenta todas las cosas. Todavía no analicé la medal race porque es muy doloroso, pero lo haré porque quiero saber en qué fallé para ser mejor regatista. Probablemente fue un punto determinante, sin embargo no fue la causa fundamental de no haber logrado las otras (plata y bronce) dos medallas.

"No he tenido fuerzas para ver la medal. Verla sería doloroso y ahora mismo no quiero. No tengo ninguna necesidad de sufrir"

Dice que lo ocurrido en la medal race (puntúa doble y solo participan las diez primeras de la ‘liguilla’) no fue lo causante de quedarse fuera del podio, ¿por lo tanto qué ha influido?

Berta y yo somos las responsables y las culpables de todo lo que ha sucedido en los Juegos. No soy partidaria de decir: por culpa de... o por esto. La realidad es que en tu mano está lo que está y lo que no está, no puedes hacer nada. Tu no puedes controlar lo que hacen tus rivales, pero sí otras cosas. Somos las responsables de haber llegado primeras a una medal race olímpica tras cuatro días intensos de regatas y también las de no lograr una mejor posición en la última prueba. No puedo hacer un análisis concreto porque no he tenido fuerzas para ver la medal. Verla sería doloroso y ahora mismo no quiero. No tengo ninguna necesidad de sufrir ahora porque no hay un objetivo a corto plazo. Me resulta complicado separarla del resto del campeonato. Tengo que juntarlas porque durante los días previos hubo regatas malas y otras buenas. Hace un tiempo que dejé de darle vueltas a la medal para ser un poco más constructiva con el resto. He vuelto a llevar a otro equipo a lo más alto a nivel internacional. Los Juegos son trascendentales, pero cuando acabaron y llegamos a la playa la gente no fue a celebrar una medalla sino a abrazarnos. Todo esto te regala cosas. Seguro que no tener una medalla nos hará más fuerte en el futuro. No es lo mismo hacer un doce porque nadie te preguntará las causas que hacer un cuarto. Afrontar eso te fortalece. La gente estaba deseando que subiéramos al podio y eso es precioso. Tenían más expectativas de que ganáramos una medalla, que nosotras mismas.

"Seguro que no tener otra medalla olímpica me hará más fuerte. No es lo mismo hacer un doce, que un cuarto"

¿Tiene la sensación de que ahora es mejor regatista?

Seguro (con rotundidad). Dije que Londres me dio una medalla de oro y Río reconocimiento. Cuando subimos a lo más alto del podio fue una sorpresa y la gente no sabía si había sido una casualidad o algo más porque eran nuestro primeros Juegos. Río consolidó lo que había hecho cuatro años antes. Era una regatista campeona olímpica, pero ahora soy una regatista mejor que la de Londres 2012. Seguro, que esto me hará mejor. Cuando esté más serena y analice todo, me servirá para ganar otros campeonatos en el futuro.

¿Le atormenta

la medal race de Río de Janeiro?

La realidad es que para mí es muy doloroso recordarla porque no fue una ‘medal’ normal. Ahora no soy lo suficientemente objetiva para sentarme a obtener conclusiones sin hacerme daño, por lo que prefiero no verla. Estoy convencida de que es una regata que hay que analizar y apuntar muchas cosas. No me dio una medalla, pero sí aprendizaje. Hay tiempo para todo y ahora lo hay para permitirme el lujo de no machacarme con estas cosas.

Después de ganar, en el mes de febrero, el Mundial de Miami aseguró que la FX era una clase espectacular e igualada. Todos esos términos en los Juegos se expresaron al máximo.

Es normal que los Juegos fue

ran así porque llevábamos cuatro mundiales con cuatro campeonas distintas y con los europeos pasó lo mismo. En la Copa del Mundo en los dos primeros años había tres países en el podio y en los dos últimos, diez. Sabemos que los Juegos son muy especiales y es necesario tener preparada la cabeza porque es una regata que estás trabajando durante tres años. La vela está buscando la espectacularidad y, sin pedírselo, esta clase se la dio.

¿Le sigue pareciendo espectacular o tras lo ocurrido la odia?

No la odio (entre risas). Es una clase muy fuerte y preciosa. Vernos navegar es precioso, sobre todo en condiciones duras de viento. Es el futuro de la vela. Me encanta este barco porque me hizo pasar tres años y medios muy buenos y unos Juegos Olímpicos inolvidables independientemente del resultado, que tampoco es malo porque es un cuarto y no un 20. Lo que más me gusta es lo que conseguimos Berta y yo en el barco. Pasamos de ser dos amigas que navegaban juntas a ser muy buenas amigas que formaban un muy buen equipo en el agua. ¡Eso fue lo que me sorprendió!

"Los Juegos son trascendentales, pero cuando acabaron la gente no fue con las medallistas sino a abrazarnos a nosotras"

Escuchándole tanto ahora como hace unos meses saco la conclusión de que cree que las expectativas sobre ustedes eran exageradas, ¿estoy en lo cierto?

Somos más realistas que los demás y sabemos donde estamos jugando. Berta y yo llevamos tres años navegando juntas y había equipos que llevaban diez. La gente no puede imaginarse la ventaja que tienen con respecto a dos chicas que nunca se habían subido a un barco juntas. Antes de empezar a navegar tenemos que entendernos. Da igual si eres el mejor del mundo, lo primero es entenderse con la tripulante. ¡Eso es mucho trabajo! Teníamos claro que somos buenas regatistas y que en unas determinadas condiciones somos las mejores, pero también sabíamos que en las circunstancias de Río no íbamos a ser las más fuertes y hay que ser realistas. Nosotros lo éramos. Es muy difícil hacerle comprender a la gente lo que es la vela porque no la conocen. Con esas herramientas tenemos que jugar. Ganamos el Mundial y nos convertimos en las heroínas, pero ese título no te da una medalla en los Juegos. Pablo Iglesias me recordó que fuimos campeonas del mundo, terceras en el Europeo navegando lesionada y cuartas en los Juegos tras llegar líderes a la medal, son resultados para sentirse orgullosas. Si yo no tuviese un hueco vacío en mi alma probablemente nunca hubiera llegado a donde he llegado.

Por primera vez desde Sídney 2000 la vela española no consiguió ninguna medalla, la última opción fue la de ustedes. ¿Notaron la presión?

No sé los demás, pero generalmente suelo centrarme exclusivamente en lo mío. Los deportistas vivimos influenciados por las expectativas de los demás y eso tiene una parte buena y otra mala. En Río comprendí que las únicas con las que tenía que cumplir era con las mías. En la medal estaba concentrada en mis rutinas porque yo pensaba en el oro, no en que en la vela española estaba sin medallas. Al ser la última en competir me tocaron las preguntas de todos los periodistas, incluidos aquellos que en 15 día no habían pasado por allí, y es verdad que hubo algunas que me ofendieron, por lo que defendí el deporte de la vela. Claro que estamos tristes por no conseguir medallas, pero eso puede pasar. La realidad es que haber estado en dos clases (Berta-Támara y Marina Alabau) luchando por el oro es importante. Yo les decía a los periodistas que no podían venir a atacarnos sino saber por qué no las hubo.

Este ciclo olímpico para los regatistas españoles ha sido muy duro por los problemas de gestión y económicos de la Federación. ¿El resultado en Río 2016 ha sido consecuencia de los problemas que habéis tenido durante esos cuatro años?

Está claro que con dinero y con comodidad se trabaja mejor. Yo he tenido suerte porque conté con un patrocinador privado (Movistar), pero hay otra gente que no lo tiene. En los momentos difíciles no he dejado de trabajar y lo hice de la manera que consideraba oportuna. Invertí mucho dinero porque creía que las cosas se debían hacer así. Si lo hice fue porque tenía un patrocinador, sino lo hubiera tenido es imposible que hubiéramos luchado por una medalla como estuvimos. En la Federación hubo momentos muy duros porque no pagaban, la gente tenía que adelantar dinero para competir. Hubo una sensación de inestabilidad y desconfianza que perjudicó mucho. Tengo claro que cambiaría muchas cosas de una preparación olímpica. Deberían aprender de la planificación de las regatistas que por segundos Juegos Olímpicos consecutivos estuvimos luchando por el podio. Fueron cuatro años en los que no se nos hizo ni puñetero caso. Llegamos a los Juegos y la gente empezó a hablar de medallas a la ligera.

La pregunta que se hace mucha gente y que se la han hecho varias veces. ¿Va a continuar en la vela olímpica de cara a Tokio 2020?

Tengo muchas ideas en la cabeza y una de ellas es la de seguir. No voy a engañar a nadie y hasta que lo tenga claro o se enfoquen los temas no hablaré de ellos, pero sin lugar a dudas voy a seguir conectada a la vela. La gente me felicita porque trabajo en lo que me gusta, pero la vela no es mi trabajo, es mi pasión, que es mucho mejor. Cuando se vuelva en un trabajo es probable que regrese a una oficina. Es posible que llegue a Tokio 2020.

Una curiosidad. Se ha dado cuenta que después de Río de Janeiro 2016 además de una gran deportista se ha convertido en la sonrisa del deporte español.

(Se ríe) Me lo dice mucho gente. Al final cada Juegos tienen una historia. En Londres éramos la Xquitas Team, que veníamos de la nada y en Río llegamos a ser el equipo sonriente, con el que todo el mundo quería estar.

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