Echegoyen, recibida como una heroína en Peinador

La patrona del 49er FX reconoció que, a pesar de necesitar tiempo para asimilarlo, su valoración es más positiva que el oro de Londres
Támara Echegoyen en su reencuentro con su perra en el aeropuerto de Peinador
photo_camera Támara Echegoyen en su reencuentro con su perra en el aeropuerto de Peinador

"Oro olímpico. Regatista. No alérgica al agua salada... navegando Rumbo a Río 2016 y a otros destinos". Así se definía Támara Echegoyen antes de que Río le devolviese una de las mayores desilusiones de su vida. Lloraba con el cuarto puesto porque era un momento "muy duro" y lloró en su regreso al cariño de su gente.

A las 17 horas llegaba al aeropuerto de Peinador, acompañada de su entrenador, donde la esperaban varios familiares y amigos, pero, entre ellos, dos muy especiales: su madre y su perra. Un reencuentro realmente emotivo que volvió a hacer brotar las lágrimas de la regatista, una vez más, tras una intensa semana de emociones.


El momento más emotivo del recibimiento en el aeropuerto de Peinador fue el reencuentro con su perra, Moura


La pontevedresa se chocó de frente con la realidad otra vez. Pero una realidad muy distinta. Necesita tiempo. Tiempo para volver al huso horario español y tiempo para asimilar lo que ha conseguido en Río. No fue una medalla como en Londres, pero, a nivel personal, su valoración como deportista es más gratificante que el oro de 2012. Tener el sentimiento de que lo has hecho bien, de que lo has dado todo y de que parte de tu piel se quedó en la bahía de Río de Janeiro.

Sin embargo, también fue una desilusión. El 49er FX de Támara y Berta Betanzos era, junto a la windsurfista Marina Alabau, una de las más serias opciones de medalla para la delegación española. Pero Río tenía preparadas varias sorpresas. Y, una de ellas, fue dejar a la vela española, el deporte que más preseas acarrea en las citas olímpicas, sin metal, castigando, además, a la regatista pontevedresa con un cuarto puesto final tras llegar a la Medal Race en lo más alto del podio.

"La gente está muy mal acostumbrada porque la vela salva medallas, pero durante tres años y medio no sabéis ni quién somos", declaraba la gallega a razón de las expectativas puestas debido al palmarés de la vela. Quizá fuese esto lo que hizo que pareciese una decepción mayor. Un tercer o cuarto puesto es cuestión de seis puntos, exactos, que separaron al equipo español de subir al tercer peldaño de un podio que las hubiese metido entre las caras más visibles del mundo en la cita olímpica.


La delegación española se despidió de Río de Janeiro con una divertida samba en el aeropuerto antes de partir hacia Madrid


Pero el puesto fue lo de menos. Una medalla o un diploma no eran este martes relevantes en el aeropuerto vigués. La regatista del Club Náutico de Sanxenxo radiaba felicidad —y cansancio— y su mejor recompensa fue el reencuentro con los suyos, los que siempre confiaron en que, con o sin medalla, el esfuerzo no sería reprochable.

La patrona pontevedresa será recibida esta mañana, a las 10 horas, en la Xunta de Galicia por el Presidente, Alberto Núñez Feijóo, y el Secretario Xeral para o Deporte, José Ramón Lete.

"Sonreímos aunque estemos llorando", resumió Támara su participación en estos Juegos tras la Medal Race. Un sentimiento que compartía mucha gente que la rodea, y otra mucha que la veía como aficionado. Todos ellos también sonríen esperando que, dentro de cuatro años, puedan volver a ilusionarse con la mejor regatista de la historia de Galicia. En 2020, 2024, 2028 y tantos años como dure el aliento.

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