IVÁN RAÑA. TRIATLETA

"Yo no tenía nada y fui campeón del mundo; con ganas se logra todo"

El deportista de arzúa se prepara para una nueva temporada en la que se verá las caras con Javi Gómez noya. Él vive por y para el deporte, que convirtió en su pasión cuando solo era un niño, y César varela fue su guía. Otra figura importante en su trayectoria fue O Bruxo, que le ayudó a tener una visión diferente de cómo cuidarse para mejorar
 

Iván Raña. PEPE FERRÍN
photo_camera Iván Raña. PEPE FERRÍN

Es difícil saber cuándo Iván Raña cogió por primera vez una bicicleta. O cuándo hizo su primera carrera con amigos. El reconocido triatleta fue uno de los pioneros de este deporte en Galicia y este año se medirá en Hawái con Javi Gómez Noya. Mantiene la ilusión de un niño y sigue creyendo que, con ganas y trabajo, cualquier cosa se puede conseguir.

¿Cómo se logra mantener la misma ilusión para entrenar y competir con 38 años que con 18?
Justo estos días estuve nadando con el CN Santiago, con José Rioseco, que fue también entrenador de Javi Gómez Noya, y hablando con él le decía que veo a los chavales aquí quejándose por todo, mientras que él (Rioseco) en su época iba a entrenar a Ferrol y a veces había que nadar en el mar sin neopreno con el agua a siete grados. ¡Lo que son las ganas! Ahora veo que muy pocos chavales tienen ese ansia, parece que están apagados. Creo que no hay la misma pasión. No digo todos, pero en general antes había más ilusión. A mí me pasa que me llega la bicicleta nueva y estoy como si tuviese 15 años, porque de pequeño no tenía ni bici, se la pedía al vecino o a mi hermano.

¿Por qué triatlón?
La verdad es que al principio casi no lo conocía. Había escuchado a mi padre decir que existía un deporte en el que hacían tres cosas. Después tuve la suerte de conocerlo, me pareció atractivo y muy divertido. Empecé poco a poco, porque primero hacía las carreras populares que tenían inscripción gratuita. La bicicleta me encantaba y cuando podía se la robaba a alguien para poder dar un paseo. Y nadar... Empecé en el CN Santiago y al final me estaba haciendo triatleta sin darme cuenta. Yo fui de la primera generación en España que empezamos con técnica en los tres sectores. Ahora los chavales vienen con todo eso, por eso el nivel medio es más alto.

César Varela me convencía día a día de que ser campeón del mundo era posible aunque no tuviéramos recursos

¿Qué significó César Varela en su vida?
César Varela fue todo. En ese entonces yo no tenía nada, ni para viajar, ni para comprarme una bici… Teníamos para comer y llegaba. Para hacerse una idea, por la mañana temprano, como éramos cinco hermanos, cada día iba uno a comprar el pan y desayunábamos todos con eso. No había ningún lujo. César me dio la oportunidad de viajar, íbamos en un 127 en el que no funcionaban los cinturones y bajábamos las ventanillas con la mano. Él hizo que saliera de casa y en cuanto haces eso, tu cabeza cambia. Empiezas a ver cosas y a despertar. Ahí me di cuenta de que yo lo que quería era ser campeón del mundo y dominar este deporte. La suerte que tuve es que César pensaba lo mismo y se implicó en el proyecto. Fue el que me convencía día a día de que se podía hacer. Aunque no tuviéramos muchísimos recursos, no pasaba nada. Lo que había que hacer era entrenar con ganas.

¿En algún momento se arrepintió de haber dedicado toda su vida al deporte?
No, es algo que me encanta. Ya no es que sea mi modo de vida, es que me mantiene activo, me despeja… Y si además puedes viajar, mejor, porque conoces gente, te quitas miedos o manías que puedas tener, te olvidas de la rutina… Para mí el deporte lo es todo. 

¿Pensó en algún momento en la retirada?
Sí, lo pensé por ejemplo cuando tenía 27 años, hace once. Atenas me fue bastante mal, lo dejé con mi novia antes de los Juegos Olímpicos y me puse a entrenar como un animal. La carrera me salió desastrosa y aun así la acabé. Llegué a Ordes, volví a casa de mis padres y fue el peor año de mi vida. Me sentía en una rutina en la que no tenía casi estímulos. Me fui apagando y dije: ‘Esto lo tengo que cambiar’. Y lo hice saliendo de casa. En ese momento, que estaba tan apagado, pensaba si tenía que buscar otro trabajo, porque creía que en el triatlón ya no rendía, tenía más mala suerte… Al final, es un tema mental.

Este año no se quedó muy contento con la prueba de Hawái.
Hice el puesto once del mundo. Después de 18 o 19 años como profesional, no está mal. Además estoy entero, no tengo lesiones ni problemas… Es algo que valoro mucho, pero claro, antes de viajar a Hawái veía que nunca había estado tan bien de forma, decía ‘es ahora o nunca, si alguna vez puedo ganar, es ahora’.  Entonces, el once sabe a poco, pero al llegar a casa se valora diferente. Creo que tengo más oportunidades y tengo cosas que mejorar, como la posición en la bici.

Pensé en retirarme hace once años. Atenas me había ido bastante mal y creía que ya no rendía en este deporte

¿Cuál es su siguiente reto?
Estoy clasificado ya para Kona 2018, por lo que tengo la tranquilidad de poder correr la carrera que quiera y prepararme tranquilamente para Hawái. Lo que voy a hacer es correr pruebas a las que me inviten y en las que poder disfrutar. Estoy planeando el Ironman para correr antes de Hawái. No sé si en Austria o en Lanzarote, este último me gustaría porque entreno allí mucho tiempo y parece como mi casa.

¿Le veremos en el Campeonato de España de Pontevedra?
Es complicado… Prefiero correr pruebas que sumen puntos para el Ironman. La que creo que voy a hacer es la de distancia olímpica de A Coruña.

Se habla de que Javi Gómez Noya va a pasarse a la larga distancia… ¿Lo ve corriendo con usted?
¡Sí! De hecho, este año va a preparar Hawái, tiene que hacer un Ironman para clasificarse, pero yo creo que haciendo cinco primeros y un buen Ironman ya estaría dentro. Lo tiene muy favorable. Le veré casi seguro en Kona en octubre.

¿Le hace ilusión correr con él?
Sí, claro que me hace ilusión. Cuando estoy con él estoy genial. En el pasado hubo gente que nos intentó enfrentar un poco. Yo soy un tío que voy mucho a mi bola, no tengo entrenador y a veces voy a nadar solo… Javi es otro tipo de atleta y quizá necesitaba más cercanía de gente o ir más en grupo. Hubo gente de ese grupo a la que le tuve que parar los pies, porque no es que nos quisieran enfrentar, pero sí que a veces había palabras que no me gustaban… Pero bueno, cuando entrenaba con Javi conseguí andar un 15% más, porque era entrenar con alguien que está a tu nivel o por encima, y los dos cogíamos más rápido la forma.

Creo que cambiar la alimentación fue lo mejor que hice para mi carrera deportiva. Es duro, pero te acostumbras

Lo de ir tanto a su bola no gusta a todo el mundo.
Sí, yo tengo unas ideas que mucha gente no comparte. Por ejemplo lo de correr descalzo; cada uno que corra como quiera. Mi manera de entrenar tampoco gusta, me decían que tenía que entrenar más científico. Pero vamos a ver, el cuerpo humano no se inventó hace 15 años, no entendéis lo que pasa en ese cuerpo… Hay que darle su tiempo de descanso, una buena alimentación, hidratación… No te puedes pelear todo el día con tu cuerpo. Las ideas que tengo yo creo que son las correctas, porque la experiencia me lo dice, tengo 38 años y estoy físicamente perfecto, igual que con 20. Eso parece que molesta y yo tampoco me callo ahora, y cuando alguien me dice algo, le contesto. A mí me gusta disfrutar del deporte y que digan lo que quieran.

En cuanto a lo de correr descalzo, hay opiniones para todos.
Sí, lo que es una locura es que si nunca has corrido descalzo, ponerte a hacer una hora por el asfalto. Yo lo hago varias veces a la semana en distintas superficies y ya tengo el pie fuerte. Pero es igual de descabellado coger la bici el primer día y hacer 100 kilómetros. Necesitas un periodo de adaptación y de aprendizaje.

Dicen que con la alimentación es bastante estricto.
Sí, me di cuenta de que es algo súper importante. Ahora llevo dos años sin ponerme enfermo y lo único que me deja un poco tocado es el cloro de la piscina cuando hago bastante tiempo, porque es todo químico. Antes comía mucha pasta, pan, muchos azúcares… Sí que tenía energía rápida, pero me costaba mucho más recuperar, tenía más tendinitis, más resfriados, dolores… Ahora ya no me pasa. Me levanto por la mañana, bajo corriendo las escaleras de casa y no me canso. Creo que cambiar la alimentación es lo mejor que hice en mi carrera deportiva. Sí es cierto que al principio estás sin energía, pero te acostumbras.

Hay deportistas a los que la alimentación no les importa nada.
Comen fatal. Cuando fui al CAR de Madrid me quedé asustado, porque todavía hay las porras, magdalenas, galletitas, pan prefabricado, embutido… Eso es lo que comen los chavales y le ponen aditivos como los cereales con un montón de azúcar… La gente piensa que se va al Centro de Alto Rendimiento y llega, pero con la educación que te dan, como no quieras abrir los ojos, no aprendes nada. Veo alguno que parece que tiene cuerpo de golosina entrenando todos los días, que no se le marcan los músculos. Eso es porque su alimentación es mala. Necesitas cambiar ese cuerpo, porque con 25 años rindes igual y recuperas bien, pero llega un momento en que puedes mantener muy bien la forma si te cuidas. Si comes mal, a partir de esa edad empieza el declive y a los 35 te retiras, pensando que vas viejo. No es eso, es que llevas 15 años haciendo las cosas mal. Es tu hábito de vida.

Hubo gente que nos intentó enfrentar, pero cuando entrenaba con Javi (Gómez Noya) rendía un 15% más

Eso es problema de la educación que recibimos desde pequeños…
Sí, en educación fallamos en todo… Si se sigue viendo casi mal que una chica invite a un chico a tomar un café, imagínate la alimentación. Vamos con mucho retraso. Hay cosas muy buenas que hemos heredado. Por ejemplo, en Galicia tenemos los mejores alimentos del mundo: pescado, carne, verduras… Es fácil encontrar comida buena y sin tratar, pero nos empeñamos en incluir cosas que no son tan buenas como los azúcares, la comida rápida… Tenemos recursos pero no se aprovechan.

¿Qué le motivó para contar su vida en Instinto Raña?
Me gustaría transmitir lo que pasa por la cabeza de un deportista, o de una persona que tiene ilusión por algo y lo termina consiguiendo. ¿Cuántas vez había escuchado yo que algo era imposible? Yo no tenía nada y llegué a ser campeón del mundo. Lo hice sin tener piscina en mi pueblo, ni pista de atletismo, sin zapatillas, sin material de correr… Eso te hace pensar que las ganas lo son todo. A alguien le habrá valido de ayuda para conseguir su sueño.

Dicen que es víctima de su propia adrenalina, ¿cómo se gestiona?
Yo salía por la mañana a entrenar con mis amigos Amancio, Alberto, Adolfo, mi hermano... Y para mí era una carrera. El día que no estaba así, estaba triste. Necesito sentir todos los días esa acción en el cuerpo. Mi entrenador me decía eso desde pequeño, ‘eres víctima de tu propia adrenalina’, porque no podía parar quieto. Eso me hacía entrenar más y más, pero al menos estaba cuerdo. Quizá en alguna carrera, en la que lo hice mal por eso, por llegar cansado, pero me lo pasaba como un enano entrenando.

Sin embargo, entrenar tanto, haciendo lo que le gusta, le ha valido para llegar a ser campeón del mundo.
Justo. Yo digo que quizá en mi palmarés podría haber algún otro mundial, seguro, o alguna carrera importante más si me dejase llevar por mi entrenador. Al final, lo dejé y me puse a entrenar yo a mi manera, lo hacía más duro que con César y los resultados no eran tan buenos. Ahora cada vez me acuerdo más de él, veo las libretas que tengo escritas con los entrenamientos y veo más las de hace 20 años que las de ahora. 

Más en Deporte Local Pontevedra
Comentarios