Tilve se hace con la llave del Pontevedra

Ricardo Tilve frente a la mesa de la presidencia en la jornada de ayer. rafa fariña
photo_camera Ricardo Tilve frente a la mesa de la presidencia en la jornada de ayer. rafa fariña

Ricardo Tilve, una de las personas que más empatía ha generado en el entorno del Pontevedra en los últimos diez años, tiene ahora la llave de Pasarón. El empresario de Campañó, afincado en Barcelona, cuenta con cinco de los diez representantes del consejo de administración: él y otros cuatro hombres que forman parte de su equipo de trabajo.

Tilve ha dotado a los despachos del Pontevedra de profesionalidad, responsabilidad y amor por los colores. Ha seleccionado a un reputado abogado de la capital, Pablo Galván, un economista y gestor de una de las empresas de construcción más respetadas de Pontevedra, Enrique Mariño; el expresidente de una peña de la década pasada y un exfutbolista y actual representante de una marca deportiva, Roberto Feáns (además es actualmente el concesionario de la tienda de Pasarón).

Junto con el propio Tilve, son cinco de los diez puestos del consejo de administración, que ha cambiado de forma radical en pocas semanas.

El constructor ha optado por formar un equipo de trabajo que pueda aportar soluciones jurídicas, económicas y sociales a la institución, que en los últimos tiempos ha contado con un órgano de gobierno en el que la falta de técnicos obligaba a la contratación de asesores externos, lo que supuso un factor que incrementó la deuda de la institución.

Además, Tilve incidió en la importancia de que los nuevos representantes tengan conocimientos sobre el Pontevedra y una vinculación emocional con el club.

En esa misma línea se halla Juan Abal, que regresa al órgano de gobierno de la institución varios años después de tener que dejar la junta directiva del club que presidía Nino Mirón, que en aquel momento obligaba a avalar a los directivos con una cantidad económica.

Abal, al igual que el secretario Luis Durán, no se vincula de forma directa con ninguna candidatura. Por otro lado, se halla Argibay, que alcanzó su objetivo de llegar al consejo. El exentrenador acompañará al presidente de Acción Granate, José Antonio Millán, en la mesa de dirección.

Por encima de todos ellos se mantiene José Manuel Fernández, que tiene sobre la mesa una difícil papeleta y deberá decidir si continúa al frente del barco o si dimite. En diferentes foros ha manifestado su cansancio y el desgaste que ejerce el cargo sobre su persona.

Un dato llama la atención: la negativa del máximo accionista, Administradores de Economía SL, a proponer a ningún cargo para el consejo. Cuando menos, la empresa de gestión se implicó de forma directa en la junta de accionistas y se ha manifestado como censor de la actividad de la sociedad, hasta el punto de estar a punto de tumbar las cuentas de 2012-13 y de impugnarlas, así como el sistema de elección de consejeros.

Lupe Murillo se aparta del consejo, pero seguirá vinculada y colaborando con la institución. La gran relación que mantiene con Ricardo Tilve le hará seguir colaborando con él en la gestión.

«Lo va a hacer y estoy seguro de que si yo no estuviese, también ayudaría al Pontevedra, como ha hecho toda su vida. En este momento no está en el consejo, pero puede volver en cualquier momento». Las palabras de Tilve abren la puerta al regreso, en cualquier momento, de la exconsejera.

El empresario no ha querido postularse como nuevo máximo mandatario. De momento dejará trabajar a José Manuel Fernández, aunque en sus palabras hay quien podrá deducir que el cambio en la dirección será inminente.

«José Manuel es una persona que valoro, que ha trabajado por el Pontevedra y debe ser él quién tome una decisión y luego se verá».

El cambio parece haber comenzado. Lo que se desconoce es si los nuevos consejeros serán capaces de aportar soluciones para reconducir la situación económica, deportiva y social en la que se ha sumido el Pontevedra Club de Fútbol SAD.

Más accionistas, menos acciones

Uno de los datos significativos de la junta de accionistas del pasado martes fue la gran concurrencia y la baja representación, sin embargo, de acciones.

116 personas acudieron al Teatro Principal a pesar de que a la misma hora se estaban disputando dos partidos de Liga de Campeones de fútbol, lo que demuestra el compromiso de muchos de los presentes con la sociedad. Eso sí, solo estaba representado el 59 por ciento de los títulos, ya que se ausentaron algunos de los principales accionistas.

Polémica

PONTEVEDRA. El método de elección de consejeros y la aprobación de las cuentas fueron dos de los aspectos que suscitaron más polémica de la junta de accionistas de anteayer. Particularmente, la propuesta de nuevos representantes en la cámara no dejó satisfechos a los miembros de Acción Granate, al máximo accionista, Administradores de Economía SL, ni a Inmobiliaria Nino Mirón.

Su disconformidad se plasmó en la impugnación por parte del nuevo consejero, José Antonio Millán, de la figura de Roberto Feáns y por Fernando Gómez de todo el proceso.

Gómez, además, no descarta acudir a la vía judicial, al considerar que pudo haber alguna irregularidad, aunque antes quiere documentarse sobre las personas que han sido elegidas para dirigir al Pontevedra.

«Vamos a impugnar la elección. De hecho, también con las cuentas pensamos en hacerlo, pero tampoco quería crear una polémica ni paralizar la junta. Aún así estamos valorando si lo hacemos. Estamos documentándonos para conocer más cosas sobre el nuevo consejo. Si sabemos que son un grupo de personas que trabaja por el bien del Pontevedra y que se entienden, nos callaremos y esperaremos a que nos vuelvan a citar. Pero no vamos a pecar de dejación de funciones», advierte Gómez.

El representante del máximo accionista insiste en la necesidad de la atomización del poder.

«Yo había propuesto en su momento que los accionistas principales entregásemos un 25 por ciento de las acciones al club y que el club las vendiese para su beneficio. Las acciones deben estar muy repartidas. No creo que los principales accionistas deban tener paquetes demasiado grandes, porque al final se convierten en grupos de presión y hacen lo que les da la gana».

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