Humildad, falta de exigencia externa, cohesión, unidad y rigor son las palabras que mejor definen al Haro Deportivo.
El equipo riojano concluyó en cuarta posición la liga del grupo XVI, a priori uno de los menos potentes de España, debido al reducido número de equipos que existe en la comunidad autónoma uniprovincial de La Rioja, la menos poblada del estado.
La trayectoria de la escuadra que dirige David Ochoa la ha convertido en un adversario respetado en todo el país y, particularmente, por el Pontevedra, el último escollo que deberá superar el equipo albinegro para cumplir su sueño de ascender.
El Haro compite en el campo de El Mazo, que recibe el nombre del barrio donde se encuentra situado. Tiene una sola grada, que ocupa uno de los laterales del campo, y un aforo para 4.300 espectadores. El césped está rodeado por unas pistas de atletismo y durante el pasado verano fue objeto de unas obras por las que el clásico césped natural fue sustituido por hierba sintética de última generación. La actuación se prolongó durante más tiempo del deseado por el club y obligó al cuadro harense a desplazarse a la localidad vecina de Cenicero para poder disputar sus partidos como local.
El conjunto riojano alcanzó la final por el ascenso después de superar dos tandas de penaltis en las primeras eliminatorias, contra dos equipos teóricamente superiores, el Caudal de Mieres y el Castellón, segundo y primer clasificado de los grupos asturiano y valenciano, respectivamente.
Su plantilla no tiene ningún futbolista que destaque por encima del resto. Su máximo goleador en la Liga fue Olavarrieta, con doce dianas, una más que Óscar y Unai. Todos se quedaron lejos de Rubén Pérez, que hizo 45 tantos para el Varea. La principal virtud del equipo es su buena organización defensiva, que le ha hecho encajar únicamente seis goles en la Liga desde que su actual entrenador se hizo cargo del banquillo, a principios de enero.
Los 85 puntos logrados por el Haro lo convierten en el cuarto clasificado con mayor bagaje de los 18 grupos de Tercera.
Su temporada actual guarda algunas similitudes con la del Pontevedra. Vivió un cambio de técnico. Iñaki Pacheco dio el testigo al ya mencionado David Ochoa, que durante las dos temporadas precedentes había sido segundo entrenador del Olot catalán en Segunda B. Antes de retirarse había sido jugador y capitán del Haro. Entre 2009 y 2014 su hermano, Roberto Ochoa, fue el encargado de dirigir al conjunto. Cuando Roberto se fue, al final del curso 2013-2014, el club quiso contratar a David, que rechazó la propuesta en un principio, para evitar suspicacias. En enero acabaría aceptando sustituir a Pacheco.
Semejanzas. Las prórrogas y los penaltis han conducido al Haro y al PCF hasta la tercera ronda. Ambos alcanzan el tramo final de la campaña con varias bajas por lesión o sanción y muchos problemas. Además, a los dos les une el color granate. La segunda equipación de los jarrenses es de la misma tonalidad que la principal del Pontevedra. Ambos lograron el pasaporte a la última ronda vestidos de granate.
Fue así porque el Haro se cruzó con un equipo, el Castellón, que tenía la misma combinación cromática titular que la suya: rayas verticales blancas y negras. El Caudal, el otro adversario que tuvieron los riojanos en la fase, viste de forma similar: camiseta blanca y pantalón negro.
El Pontevedra siempre militó en categorías superiores a la de su próximo rival, que compitió una vez en su historia en Segunda B, en la temporada 2004-2005, tras ocupar la plaza del histórico CD Logroñés, desaparecido aquella campaña por problemas económicos. En ese ejercicio el PCF militó en Segunda A. Al final del curso los dos equipos descendieron. Los de Pasarón a la categoría de bronce y los riojanos a Tercera.
El Haro suma once participaciones en promociones, las nueve últimas consecutivas. Es el único equipo que ha jugado los siete play-off a Segunda B disputados bajo el actual formato.
