Carol Agulla, una veterana a los 20

La futbolista cumple este curso cinco temporadas en Primera con el Poio Pescamar
Carol Agulla, en un entrenamiento del Poio. BEA CÍSCAR
photo_camera Carol Agulla, en un entrenamiento del Poio. BEA CÍSCAR

La veteranía no va reñida con la edad. Y a pesar de que Carol Agulla es una de esas realidades deportivas ya nacidas en el siglo XX, su experiencia vital en un vestuario de Primera División es tan dilatada que miles de futbolistas pagarían por haber disfrutado de tan solo un cuarto de esas vivencias. Y es que a sus 20 años, y aunque ella considere que todavía le queda "muchísimo por aprender", la cierre poiense se ha convertido ya en uno de los nombres más clásicos de la historia del Poio Pescamar. No en vano, esta temporada cumple su quinta temporada en el primer equipo, que alcanzó con tan solo 15 primaveras, tras un par de cursos en la base rojilla.

Así, con el lustro que a lo largo de este curso acumulará a sus espaldas en el vestuario del primer equipo en A Seca, Agulla se convertirá en la segunda jugadora con más campañas vistiendo de rojilla en la máxima categoría. Igualará a Jenny Lores (también cinco). Y tan solo tendrá por delante a su compañera Silvia Aguete, que con esta acumula seis cursos defendiendo la portería poiense. Por detrás quedarán ya "mitos" recientes como Ceci Puga y Charo, que jugaron cuatro temporadas en Primera con el Poio Pescamar (como Ale de Paz), o Claudia y Yoly Saa, que disputaron tres cursos en la división de honor con el escudo poiense.

"La verdad es que no sabía todos esos datos. Decir que llevo cinco años en Primera suena a que soy más mayor. Y compararme con ellas... es que no hay comparación. Cuando yo estaba en la base, esos nombres eran mis referentes y a día de hoy lo siguen siendo. Compartí vestuario con todas", expresa Agulla con cierto rubor. Y es que la futbolista poiense reconoce que durante su infancia y adolescencia incipiente no se imaginaba poder haber competido al lado de algunos de esos nombres: "Yo no me lo imaginaba. Empecé en el fútbol sala de rebote, gracias a mi prima que me comió la cabeza y a Litos. Fueron los que estuvieron detrás de mí. Yo a ellas no las conocía antes, porque no seguía demasiado el fútbol sala. Además, el primer año que entré en el club no contaba con muchos minutos. Así que para mí era pasar el tiempo y disfrutar. Aunque sí que iba a verlas y pensaba: "ojalá algún día pueda llegar donde están ellas". Pero más allá de eso, tal y como yo vivía el fútbol sala por aquel entonces, no se me pasó por la cabeza en ningún momento la posibilidad real de llegar ni a jugar con ellas".

"No me considero una referente, ni nadie en el fútbol sala. Para ser una gran futbolista me quedan muchos palos que llevarme"

Sin embargo, esa oportunidad llegó y Carol la aprovechó. Aunque al principio, su presencia en el primer equipo fue poco más que testimonial. "Siempre fui una jugadora con muchísimo carácter dentro del campo. Creo que en la base eso era lo que más me hacía destacar. Pero claro, al llegar al primer equipo con 15 años y con la gente con la que estaba entrenando, no sentía que podía sacar ese carácter. Sí que puedo agradecer a cada una de las compañeras que me tocaron por ayudarme, pero creo que era muy pequeña para mostrar ese carácter. Yo pasé de Autonómica a Primera División, con gente que me doblaba la edad. Fue un salto muy grande", recuerda la cierre. "No tuve vértigo con ese salto tan temprano, pero es muy complicado con gente tan veterana mostrar lo que puedes llegar a hacer con gente de tu edad. Son futbolistas 80.000 veces mejores que tú. Aunque yo tampoco pretendía jugar ni la mitad de lo que jugaba en la base, claro. Así que fue darle tiempo y esperar a que me tocase mi turno", añade.

Cinco años después y tras un crecimiento progresivo, Carol Agulla se ha convertido en la referente para un colectivo de mujeres en la base de las que formaba parte hace no tanto. Aunque ella lo niega: "Es que la palabra referente... a mí aún me falta muchísimo como para ser referente. Sí que me gustaría ayudarlas en todo lo posible. De hecho, a muchas de ellas podré entrenarlas y transmitirles todo lo que sé para que puedan esforzarse al máximo, aunque sea para vivir un poco de lo que sentí. Pero sí que referente se queda grande".

Pero si Agulla se desmarca de objetivos grandilocuentes, no duda en atribuírselos a una gran amiga, con la que compartió pista en el Poio: Tere Abelleira. "Me emociona hablar de ella. Cada vez que viene a Pontevedra intentamos vernos. Es un orgullo, pero cuando jugábamos con ella ya sabíamos a lo que iba a llegar. Es que no tiene techo. De mi rango de edad, es la mejor. Siempre dije que siguiese en fútbol sala, ya ahora mismo sería de las mejores jugadoras de Primera", apunta.

FUTURO. Mirando hacia el futuro, Agulla tiene claro que los estudios siguen siendo su "prioridad". "Hay que hacer malabares, pero en la Uvigo (estudia Ciencias do Deporte) nos facilitan bastante todo a los deportistas. Aún así, no paro en todo el día. Por el momento puedo compaginar y no quiero dejar ninguna de las dos. Pero obviamente tengo que anteponer mis estudios porque del fútbol sala es muy complicado vivir", reconoce Carol, que recalca que si en algún momento tiene que dejar el Poio, quiere que sea con un título debajo del brazo: "Siempre estamos muy cerca y pronto va a caer. Ya toca".

Entre tanto, ella buscará seguir mejorando como deportista. Sin ponerse techo, pero con humildad: "No soy nadie en el mundo del fútbol sala. Obviamente quiero llegar a ser importante, pero creo que aún me quedan muchos palos que llevarme para ser una gran futbolista".

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