Vicente del Bosque: "No creo que podamos tener demasiados enemigos"

El exseleccionador español habla en plural, en un humilde afán por huir del protagonismo, y lo hace recurriendo a conceptos como la cordialidad y la honestidad en la toma de decisiones. Este jueves visita Pontevedra, con motivo del 75 aniversario del club granate, para hablar, sobre todo, de la buena convivencia en el vestuario, arte en el que siempre ha sido un maestro
Vicente del Bosque
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EL TÉCNICO SALMANTINO ya no es seleccionador, pero sigue siendo el mismo hombre tranquilo y mesurado que ha sabido dirigir con mano maestra a la selección española hacia sus mayores cotas de la historia y al Real Madrid hacia los mejores éxitos de su era moderna.

¿Cuáles son sus claves para mantener un vestuario unido?

Hablamos de la tarea del entrenador y las relaciones humanas de un vestuario, de las personas que conviven dentro de él. Nuestra clave ha sido hacerlo desde la más absoluta normalidad, sin dramatizar los problemas e intentando que todo transcurriese de la manera más fluida posible. Estamos convencidos de que con un buen ambiente en el vestuario estaremos más cerca de lograr nuestros objetivos deportivos.

¿Qué porcentaje, si es que lo hay, se puede atribuir al buen ambiente interno en los éxitos deportivos de un equipo?

No se puede ser absoluto. Hay veces que ha habido malas relaciones o no muy buenas y se ha podido ganar. Imagino que en el mundo de la empresa, en el que soy profano, no habrá grandes diferencias con el mundo del deporte. ¿Que hay singularidades? Por supuesto. En una empresa queda todo en el anonimato y en el fútbol sale todo a la luz, hasta lo que no es. Tiene tanto eco... Hay programas enteros de televisión dedicados a una mirada, una palabra o un gesto.

¿Hay que tratar a todos los futbolistas por igual o debe entenderse a cada uno dentro de sus particularidades?

Hay que tratarlos a todos por igual, pero a veces esa es la mayor injusticia. Hay que tener consideración hacia algunos en particular, no en razón de lo que sean o han sido, sino en función de su personalidad. A algunos les vienen bien unas palabras y a otros, otras. No hay ningún libro al que acudir en el que ponga ‘esto se hace así’.

Con su palmarés, tanto a nivel de clubes como de selección española, ¿le molesta que hayan atribuido sus éxitos exclusivamente al hecho de ser un buen gestor?

No. Hemos hecho lo que creíamos que debíamos hacer en todos los sentidos. En la elección de futbolistas, en los entrenamientos que hemos llevado a cabo... No hemos preguntado a nadie qué debíamos hacer. Solo hemos buscado lo que creíamos mejor y que siempre tuviese trascendencia en el siguiente partido. Y luego hemos competido o intentado competir. No quiero entrar en comparaciones con nadie. Ni miro para atrás para saber lo que hizo el anterior ni hacia delante para conocer qué está haciendo el siguiente. Hemos hecho lo mejor para nuestro jugador.

¿Se ha sentido alguna vez traicionado o maltratado por algún futbolista que haya tenido?

No, no, no. Hemos tenido buena relación con prácticamente todos. Y si con alguno no ha sido así, no hemos hecho nada en contra de nadie. Al contrario. Con dolor hemos tenido que dejar fuera de las convocatorias a jugadores que querían acudir a ellas y hemos llevado a alguno que igual no lo merecía tanto. Pero siempre hemos obrado desde la limpieza, sin ningún interés particular. No nos ha movido otra cosa que no sea el interés de la selección española.

¿Se hace difícil tomar decisiones, sobre todo cuando la selección no gana, como sucedía en los últimos años?

Bueno, nosotros hemos ganado hasta hace un año, en la clasificación para el Europeo (se ríe). Supongo que se refiere a las fases finales. En ellas un entrenador casi nunca está conforme, aunque gane, porque trabaja con 23 futbolistas y no puede dar a todos el cariño que merecen, al ser un torneo tan corto. Alguno se queda sin jugar y eso se hace tan doloroso como cuando uno no viene. La felicidad nunca es completa.

En una entrevista concedida a Diario de Pontevedra, hace 14 años, José Aurelio Gay dijo de usted que había sido el entrenador que más lo había marcado, ¿por qué cree que lo dijo?

Seguramente porque era el comienzo de su formación futbolística, en el Castilla. Debería preguntárselo a él, pero es cierto que compartimos un Castilla muy bueno, con excelentes jugadores, de los que casi todos hicieron carrera profesional. He estado con dos de ellos comiendo este martes, precisamente, y guardamos muy gratos recuerdos, es verdad.

¿Tiene buena relación con casi todos los futbolistas a los que ha dirigido?

Más allá de que hemos tenido que tomar decisiones y hemos podido perjudicar a alguien, siempre lo hemos hecho con la actitud más profesional y limpia. No creo que podamos tener demasiados enemigos.

¿Desgasta mucho ser seleccionador en un país como España, en el que en cada aficionado se cree entrenador?

No lo hemos llevado mal. Creo que soy una persona a la que le gusta escuchar, pero nos hemos abstraído y hemos decidido lo que considerábamos que era mejor. Ante la duda hay que actuar así, hacer lo que es mejor para el equipo. Nada más.

Reconozca que alguna cosa que ha leído o escuchado en los medios le ha hecho gracia o indignado...

Vivimos en un mundo abierto, en el que todo tiene demasiado eco en las redes sociales y los medios. Hay comentarios que es mejor aceptarlos, porque si no lo mejor es irte o no leerlos.

¿Se puede no leer o abstraerse totalmente del entorno?

Lo hemos intentado, pero tampoco hemos sido tan soberbios como para ignorar a la gente y decir ‘este no tiene ni idea’. Creo que la opinión de todo el mundo sobre el fútbol es válida, solo falla cuando se manifiesta irrespetuosamente.

¿Le sorprende que Xavi, Iniesta, Ramos o Casillas no hayan ganado un balón de oro?

Tras el Mundial o el Europeo de Kiev, alguno de ellos, como representante de esta generación tan extraordinaria, debería haber sido Balón de Oro. Habían cosechado éxitos colectivos y se lo merecían.

¿Se ha planteado regresar al Real Madrid con otro cargo que no sea el de entrenador (en otras entrevistas expresó que había decidido no volver a los banquillos)?

Me voy de los banquillos porque creo que debo irme, sin ningún rencor por nada hacia nadie. Sé lo que me ha sucedido. He tenido mucha suerte en la vida. Ahora es el momento para otras personas y no creo que vuelva al Real Madrid ni a ningún lado.

¿Cree que se han portado mal con usted en el Real Madrid?

No, no. ¡Qué va! He estado en el club 36 años, en los que me han educado para la vida y para el fútbol. Tengo agradecimientos para aquellas personas que permitieron que alcanzase el sueño de jugar en el Real Madrid y seguir después con otras responsabilidades. Eso no lo puede olvidar nadie. Conmigo no se han portado mal... Y si alguna persona lo ha hecho, no me interesa. Lo que me interesa es la institución. No me importa lo otro, porque la unanimidad en el afecto es imposible.

¿Le ha pasado factura su pasado madridista?

Siempre hemos seleccionado a aquellos que hemos decidido sin mirar dónde han nacido o dónde jugaban. Algunos puede ser que no lo hayan entendido, pero yo no tengo la culpa de que no se enteren de que el cargo que tenía era precisamente ser absolutamente neutral e imparcial: llevar a los mejores independientemente de donde jugasen. No he tenido preferencia por unos ni animadversión hacia otros.

Probablemente no se acordará demasiado del Pontevedra de los años 60...

Claro que me acuerdo, sí, hombre. De hecho jugué en Pasarón con el Castellón en Segunda División. Irulegui, Batalla, Cholo y todos aquellos jugadores, claro que sí. Encima jugaba Neme, que era salmantino. Cuando era muy crío siempre estaba pendiente de lo que hacía él. Era un orgullo para todos que un jugador de nuestra ciudad estuviese en Primera División y pudiese debutar con la selección española contra Inglaterra, en un segundo tiempo en el Santiago Bernabéu. Fueron detalles que jamás olvidaré. Le tengo mucha aprecio a él y a su familia.

Su vínculo con Pontevedra, además, también se debe al doctor Cota.

Teníamos a dos médicos en la selección y un cuerpo de fisioterapeutas que ayudaron mucho a que las relaciones del vestuario fuesen tan buenas como las que hemos tenido. Sin duda él y el doctor Celada han sido elementos fundamentales: son gente que conoce bien el mundo del deporte y han sido muy positivos.

¿Cuál fue el momento más duro de su etapa como seleccionador?

Quizás en Brasil 2014. Desde que jugamos el segundo partido del grupo contra Chile y lo perdimos hasta que jugamos contra Australia pasaron cuatro días muy duros. Pero después lo ves con perspectiva y el hecho de que hubiese una convivencia aceptable a pesar de no tener nada que hacer para clasificarnos fue positivo.

Parecen buenos chicos muchos de los jugadores que ha entrenado con la selección...

Con nosotros han sido correctos, sí. No tenemos ninguna queja. Hay agradecimiento para todos: para aquellos con los que hemos ganado muchas cosas y para aquellos con los que ninguna. Sería de gran torpeza que un seleccionador no tuviese la cordialidad de los jugadores. No hablo de amistad, que es más difícil. Llevarse bien con ellos no debe ser ningún problema. Al final, el que elige eres tú y si ves que alguno puede ser nocivo, al final no lo llevas.

¿Es consciente la gente en España de lo que ha ganado la Selección?

Tras ocho años veo mucha simpatía hacia la Selección. Habrá algunos que no nos la tengan, pero la mayoría han reconocido nuestra forma de hacer las cosas. Lo valoramos más que los títulos: la cordialidad de la gente está por encima de todo.

¿Está más tranquilo ahora que no entrena o lo echa de menos?

No lo echo de menos, no soy muy nostálgico. Hay que mirar hacia delante.

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