Fin al sueño olímpico de Bea Gómez Cortés por un virus

La pontevedresa conoció los resultados de los análisis que revelaban su problema, que le impedía entrenarse desde enero
Bea Gómez Cortés en la piscina olímpica del complejo Rías do Sur. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Bea Gómez Cortés en la piscina olímpica del complejo Rías do Sur. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

El citomegalovirus ha sido el agente responsable de impedir que Beatriz Gómez Cortés haya podido pelear por una plaza en los Juegos Olímpicos de Tokio 2021 en el Campeonato de España Open de natación que se disputó en Sabadell.

La nadadora pontevedresa ha visto claramente perjudicado su rendimiento en los últimos meses por culpa del virus, que le ha sido detectado en unos análisis recientes cuyos resultados llegaron a poder de la deportista el pasado martes por la noche.

La competidora del Club Natación Santa Olaya asturiano rindió muy por debajo de sus previsiones y de lo esperado en las dos pruebas que disputó en el Nacional, los 200 metros libres y los 200 estilos.

Ahora sé lo que me ha pasado y me da rabia. Era mi último año a tope y ni siquiera he podido probarme al máximo

Gómez Cortés se quedó fuera de la final de la primera prueba, en la que firmó un registro de 2.05.22 en semifinales, casi siete segundos peor que la mínima de la Federación Española y ocho peor que la mínima A de la FINA para hacerse un hueco en la parrilla de salida de Tokio 2021.

En los estilos sí logró el pasaporte a la final, en la que fue séptima, con una marca de 2.19.75 (por 2.12.26 que solicitaba la Fina en caso de que España metiese a dos representantes en Tokio, o 2:13.93 que requería la RFEN en caso de que solo una deportista lograse el objetivo).

Desde dos meses antes del Campeonato de España de Sabadell, la nadadora padeció una constante sensación de agotamiento. "Me estaba notando muy cansada, algo fuera de lo normal. Al principio pensé que me estaba haciendo mayor y ya no recuperaba igual". Las primeras pruebas analíticas a las que se sometió detectaron índices anómalos, por lo que, de acuerdo con su entrenador y los médicos, la joven se vio obligada a descansar para recuperarse, desde el mes de enero. De tal manera, afrontó el Campeonato de España sin poder realizar los entrenamientos adecuados para ser competitiva.

Gómez Cortés ya tenía síntomas de cansancio desde octubre y todavía no se ha curado. De momento no podrá saltar a la piscina y volver a las sesiones. "Parece que aún va a estar conmigo unas semanas más. Habrá días en que me encuentre más o menos normal y otros en los que ni podré levantarme de la cama, como me estaba ocurriendo hasta ahora", explica.

Sus sensaciones son, sobre todo, de impotencia y frustración en la que probablemente fuese su última oportunidad olímpica. "Ahora sé lo que ha pasado y me da rabia. Era mi última temporada a tope. Me había ido a Asturias para prepararla bien y ni siquiera he podido probarme a mi máximo nivel en los test", reflexiona.

Cuando menos, aunque no resulte consuelo para ella, la joven sabe que el problema no estaba en sus aptitudes, sino en un agente externo. "Por lo menos ahora lo entiendo. Era una sensación de impotencia: de querer y no poder". 

Eso sí, la campeona pontevedresa matiza que "aunque lo hubiésemos sabido antes, no existe un tratamiento: hay gente a la que le dura una semana y otra a la que mucho más tiempo". 

Gómez Cortés solo piensa en recuperarse. No se plantea preparar el siguiente ciclo olímpico, a pesar de la insistencia de su entrenador en recordarle que es más corto.

El citomegalovirus, el primo de la mononucleosis
El citomegalovirus es un virus de difícil diagnóstico, de la misma familia del causante de la mononucleosis. Las infecciones que provoca generalmente producen pocos o ningún síntoma y además de forma intermitente, por lo que detectarlo es complicado. Generalmente ofrece signos similares a los de la mononucleosis y las hepatitis.
Entre sus síntomas se encuentra la fiebre, el dolor de garganta o de cabeza y lo que más limita la vida cotidiana del paciente, la fatiga extrema.

 

La amarga despedida de la élite
Es difícil encontrar una deportista a la que la gloria olímpica le haya sido esquiva de una forma más desafortunada que a Beatriz Gómez Cortés en los últimos años. La pontevedresa tiene previsto despedirse de la élite en este curso tras varios años de sinsabores.
Gómez Cortés se vio limitada en su lucha por acceder a los Juegos de Río después de un largo proceso de contratiempos físicos: primero debió someterse a una intervención coronaria por un problema cardíaco y posteriormente sufrió un proceso de migrañas que le impidieron entrenar a máximo rendimiento justo en los meses de clasificación para la cita brasileña.
Cuando estaba en plena forma el pasado 2020, el coronavirus se cruzó en la vida de toda la sociedad y aplazó los Juegos.
Por fin, en otoño volvió a la carga. Logró varias medallas en el Nacional de piscina corta y comenzó a prepararse para los dos test selectivos. En el Trofeo Internacional de Castellón, en diciembre, se quedó relativamente lejos de la mínima olímpica, pero cuando menos era competitiva. Por entonces ya estaba sintiendo de forma intermitente los efectos del virus. Sin poder entrenar en el último trimestre, en el Campeonato de España se quedó muy lejos de sus mejores prestaciones.
"Siempre tengo algún problema de salud. Parece que mi cuerpo me está dando señales de que tengo que dejarlo. Me da rabia acabar así, porque esto no se acerca para nada a mi mejor versión. y me fastidia acabar con tan malas sensaciones". 

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