1-1. El Pontevedra araña un agónico empate al Deportivo en Riazor

El conjunto granate se adelantó con gol de Abelenda, pero no aprovechó sus contras para rematar el choque y acabó sufriendo para amarrar un punto
Abelenda celebra el gol ante el Deportivo. ADG MEDIA
photo_camera Abelenda celebra el gol. ADG MEDIA

El Pontevedra arañó un fabuloso aunque agridulce empate en Riazor ante el Deportivo. El conjunto granate controló durante buena parte del choque al equipo local e incluso se adelantó en el marcador por medio de Abelenda. Pero un Dépor volcado acabó empatando a los 87 minutos de juego y acogotando al PCF, que sufrió para amarrar un punto a priori buenísimo, que pudieron ser tres.

Antonio Fernández apostó en Riazor por una novedad que fue sorpresa. Porque dejó en el banco la velocidad de Oier Calvillo a cambio de ganar la interpretación de Alberto Rubio. Buscaba seguramente el técnico pontevedrés a un futbolista capaz de leer mejor los espacios para ganar soluciones en la presión tras pérdida del Deportivo, la gran obsesión del cuerpo técnico granate. Sabían en el cuadro lerezano que si eran capaz de sortear esa activación inicial del Deportivo apretando zona de balón de manera agresiva, podían hacerle daño a la contra.

Sin embargo, los problemas del Pontevedra llegaron en la defensa posicional. El conjunto visitante quería protegerse juntito, en un bloque medio muy estrecho. Pero había que pagar el peaje de dejar las bandas demasiado libres para los laterales del Deportivo. El conjunto de Antonio Fernández confiaba en que el bloque coruñés no fuese lo suficientemente fluido para llegar a bascular. Pero en varias ocasiones, un único pase ponía a Antoñito o a Carnero en carrera para centrar con ventaja.

Así, durante los primeros 20 minutos, el Dépor llegó muy fácil por los costados. Se salvó el PCF, que defendió bien el área y contó la aparición de la Virgen Peregrina para transformar muchos centros claros en ventaja de los laterales blanquiazules (de verde en el derbi). Tan solo Ibai Gómez, a la media vuelta, apuntó cerca de la portería de un Cortés que vivía inquieto, pero sin trabajo ante las acometidas inconclusas del cuadro local.

Mientras, en ataque, el Pontevedra no terminaba de soltarse. Aunque conforme pasaban los minutos estaba cada vez más cómodo. Iniciaba el juego, pero no terminaba de amenazar. Sobre todo porque todo el mundo la pedía el pie. No terminaba de soltarse el equipo granate, aunque mejoraba cuando Bastos, Yelko y Rubio se juntaban por la derecha. En uno de esos ataques, un gran centro del valenciano hizo que Mackay volase para quitarle el remate de la cabeza a Charles. Fue la mejor ocasión de un PCF que no amenazaba, pero al  menos aguantaba sin demasiados apuros el resultado inicial en Riazor.

Y confirmó esa tendencia en el inicio del segundo tiempo. El equipo granate salió más suelto y empezó a rondar el área de Mackay. Sin complejos granates, el choque adquirió ritmo. Era un arma de doble filo, porque la escuadra visitante dejaba espacios para la local. Pero fueron los de Antonio los que golpearon primero. Román ganó en la frontal un balón rechazado tras un córner y volvió a meterlo en el área de cabeza. Abelenda se coló mientras toda la defensa locataria salía y con la punterita superó la salida de Mackay. Era el 0-1 antes de la hora de juego. Todo salía a pedir de boca.

Y lo cierto es que el Pontevedra pudo y debió matar el partido. El Dépor se empezó a atropellar todavía más. Y los granates refrescaron el ataque con Oier Calvillo y Rufo. El vasco, con una autopista por la derecha, tuvo dos ocasiones pintiparadas para hacer el 0-2. Pero estuvo tremendamente lento y torpe y no logró ni siquiera amenazar a Mackay ante las apariciones provindenciales de Bergantiños.

Perdonó en dos oportunidades fabulosas la entidad pontevedresa. Y la calidad del Deportivo equilibró la contienda. Quiles recibió en el pico del área, profundizó aglutinando rivales a su lado y sacó un pase atrás para Soriano, que desde el punto de penalti superó a Cortés.

Riazor enloqueció. Faltaban diez minutos y el Dépor se echó arriba con más corazón que cabeza. Pero el Pontevedra apretó los dientes, aguantó y se llevó de A Coruña un botín fantástico ante un equipo aspirante al ascenso, al que dejó con vida y contra el que perdió la oportunidad de llevarse un trofeo todavía mayor.

FICHA TÉCNICA 
Deportivo de La Coruña: Mackay; Antoñito (Trilli, min. 74), Lapeña (Kuki, min. 74), Jaime, Raúl Carnero (Santamaría, min. 60); Álex Bergantiños, Villares; Rubén Díez (Olabe, min. 74), Mario Soriano, Ibai Gómez (Narro, min. 60); Quiles.

Pontevedra: Cortés; Bastos, Soto, Churre, Samu Araújo; Miguel Román; Alberto Rubio (Oier Calvillo, min. 62), Yelko Pino (Borja Domínguez, min. 70), Álex González (Guèye, min. 79); Abelenda (Mario Ortiz, min. 79) y Charles (Rufo, min. 62).

Goles: 0-1, min. 57: Abelenda. 1-1, min. 87: Mario Soriano.

Árbitro: López Parra (Cantabria). Amonestó con amarilla a Lapeña, Antoñito y Narro por el Deportivo y a Álex González, Bastos, Churre, Yelko Pino, Rufo, Guèye y Cortés por el Pontevedra.

Incidencias: Partido correspondiente a la cuarta jornada del Grupo 1 de Primera Federación. Estadio Municipal de Riazor, 18.196 espectadores, con cerca de 1.000 llegados desde Pontevedra.

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