Los alimentos y la energía incendian la inflación en Galicia, que escala al 9,6%

Calviño abre la puerta a adoptar "medidas complementarias" y Díaz insiste en gravar a corporaciones y energéticas ► El IPC subyacente, que refleja más fielmente la evolución de la cesta de la compra, sube a su nivel más alto en 27 años
El lineal de droguería de un supermercado. ADP
photo_camera El lineal de droguería de un supermercado. ADP

Ir al supermercado o a la gasolinera se está convirtiendo en un ejercicio cada vez más doloroso por la escalada de los precios. Tras retroceder en abril al abaratarse algo la luz y por la entrada en vigor del descuento del 20 céntimos por litro de carburante, la inflación retomó en mayo la senda alcista y lo hizo con especial intensidad en Galicia. Según el informe que este viernes publicó el Instituto Nacional de Estadística (Ine), el índice de precios de consumo (IPC) se situó en tasa interanual en el 9,6% en la comunidad, nueve décimas por encima de la media estatal (8,7%) y el tercer valor más elevado del Estado.

¿Cómo responde el Gobierno?


En un escenario en el que la bonificación del combustible ha visto diluido su efecto casi por completo y a la espera de que el próximo miércoles comience a aplicarse la ‘excepción ibérica’, que está llamada a abaratar la factura de la electricidad a hogares e industrias, este viernes la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, abrió la puerta a adoptar "medidas complementarias". Y es que el Gobierno trabaja en la reedición del plan anticrisis destinado a paliar los efectos de la crisis energética y de la guerra de Ucrania para extenderlo por otros tres meses, esto es, hasta finales de septiembre.

Índice por comunidades autónomas. EP
Índice por comunidades autónomas. EP

Dando un paso más, la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, insistió en la solución que Unidas Podemos lleva tiempo reclamando a su socio en la Moncloa: imponer un impuesto que grave "los beneficios absolutamente históricos" de las grandes corporaciones y a las energéticas para compensar a trabajadores y pensionistas por el rally alcista.

"Es injustificable que el Gobierno no tome medidas para ayudar a los ciudadanos", censuró, por su parte, el presidente del PP, que afeó que, con la inflación disparada, el Estado "recauda más que nunca". Feijóo volvió a reclamar bajar los impuestos, reducir el gasto burocrático y agilizar la inyección de los fondos europeos.

¿Qué productos son los que se han encarecido más?


Al margen de refrendar que los carburantes resultaron en mayo un 36% más caros para los gallegos que un año antes y que la electricidad y el gas avanzan desbocados (+41,5%), básicos de la cesta de la compra como los aceites se han disparado un 42%, mientras que los huevos subieron un 32,4% y la leche, un 15,3%. Comprar el pan exige ahora desembolsar un 11,9% más y, entre las carnes, el pollo se lleva la palma al costar un 11,4% más, mientras que el cerdo es el menos inflacionista (+3,9%). Del listado de alimentos que estudia el Ine solo las patatas recogen una bajada mínima (-0,3%).

En general, todo resulta más caro ahora que hace un año: la vivienda y sus gastos asociados escalaron un 21,8%; el vestido y el calzado, un 3,6%; el ocio, un 2%, y restaurantes y hoteles experimentaron un alza del 7,7%.

¿Cuándo bajarán los precios?


Esta cuestión sigue, en gran medida, sin respuesta. A estas alturas del año, las proyecciones del Instituto Galego de Estatística (Ige) sitúan la inflación media de 2022 en el 9%. A falta de estimar el posible impacto de la ruptura de las relaciones comerciales con Argelia en los precios —notablemente del gas—, a nivel estatal, el Banco de España redujo este viernes en tres décimas su pronóstico, al 7,2%. A su juicio, el tope que se introducirá al precio del gas la próxima semana para abaratar la electricidad restará cinco décimas al IPC.

Aunque la ministra de Asuntos Económicos sigue descartando que España haya entrado en "una espiral inflacionista", hay un dato preocupante: el IPC subyacente. Se obtiene descontando el efecto de los alimentos no elaborados y los productos energéticos, componentes más volátiles al resultar muy sensibles a situaciones coyunturales.

Por eso también se trata de un indicador que revela en qué medida las empresas están trasladando el encarecimiento de la energía a sus productos y servicios. Pues bien, entre abril y mayo, la inflación subyacente despuntó cinco décimas, hasta el 4,9%, el valor más alto desde octubre de 1995. En Galicia, la escalada estructural de los precios es más acusada al pasar este indicador del 5,1 al 5,6% en el último mes.

¿Y qué pasa con los salarios?


Mientras el Gobierno insiste en que sindicatos y patronal deben sellar "un pacto de rentas" por el cual las empresas accedan a reducir sus márgenes y los trabajadores renuncien a mejoras retributivas que reflejen la subida del IPC en su totalidad, las estadísticas indican que esta segunda premisa ya se cumple. Los salarios pactados en los 140 convenios registrados hasta mayo en Galicia —con efectos sobre 151.386 trabajadores de 18.088 firmas— recogieron un incremento medio del 3,76%, por encima del dato estatal, del 2,4%.

Comentarios