Antonio Couceiro: "El pacto de rentas es esencial; así se dominó la inflación de los 70"

Polifacético como pocos, Antonio Couceiro derrocha vitalidad. De formación ingeniero de Caminos, probó la política con Fraga y luego regresó al mundo de la empresa, que compagina con su reto: enderezar el Dépor.
Antonio Couceiro, en la sede de Afigal. AFIGAL
photo_camera Antonio Couceiro, en la sede de Afigal. AFIGAL

Hace año y medio que este gestor bregado en el mundo de la alta dirección y la política aceptó tomar las riendas del Deportivo en el peor momento de sus 116 años de historia. Aunque el ascenso a Segunda se resiste, Antonio Couceiro (A Coruña, 1955) está convencido de que los resultados llegarán. A lo largo de sus más de 40 años de trayectoria, este ingeniero de Caminos y diplomado en Dirección y Administración de Empresas asumió puestos de responsabilidad en la embotelladora de Coca-Cola Begano y Galacteum y fue consejero de sociedades como Nueva Pescanova o Inveravante. Hoy, dirige su consultora Norcorporate, es vocal de Greenalia, Arteixo Telecom y del grupo Erhardt y lidera varias entidades que son un buen termómetro de la situación económica.

Como presidente de la Cámara de Comercio de A Coruña y de la sociedad de garantía recíproca Afigal, ¿cómo ve la salud de la empresa gallega tras dos años de pandemia y una crisis inflacionaria de la que no vislumbramos un fin próximo?

El tejido productivo había superado con notable la pandemia. Las administraciones públicas y las instituciones que, como Afigal, nos dedicamos a ayudar a que nuestras pequeñas y medianas empresas dispongan de los recursos necesarios adoptamos decisiones orientadas a que no faltase liquidez en el sistema. La crisis consecuencia del covid fue muy diferente de la financiera de 2008-2009, en la que hubo un verdadero problema de escasez de recursos financieros a disposición de las empresas y que fue demoledora. En este caso, el sistema bancario tenía una situación saludable y balances robustos y fue posible proveer liquidez a las empresas. 

Pero los precios empezaron a subir...

No ha habido respiro. Al salir de la pandemia comenzó un incremento muy importante de los costes logísticos y las materias primas. Comenzó a encarecerse la energía y todo eso enlazó con el inicio de la guerra, que disparó más los costes. Se está generando una inflación enormemente alta, que no veíamos desde los 80. Ha habido más inflación en este último año y medio que en los últimos diez. Y todo esto, descuadra la economía y produce un achatamiento de los márgenes. En base a un informe de financiación de la pyme en España de Cesgar, más del 50% de las empresas no estaban pudiendo repercutir el incremento de costes que sufren en los precios finales y, por lo tanto, comienza a haber una afectación muy seria de las cuentas de resultados. Esto nos puede llevar a una crisis y a una recesión importante si continúa en el tiempo y no se relajan las tensiones.

¿Un pacto de rentas puede contribuir a mejorar la situación?

Es esencial. A finales de los 70 pasamos del 20% de inflación y hay que recordar que la única forma de dominarla fue con los pactos de la Moncloa, en los que se establecieron unas bases de estabilidad en la economía. Uno de ellos fue ese pacto de moderación de los salarios para que ese incremento no se trasladase nuevamente a los costes y estos volvieran a subir la inflación y entráramos en una espiral destructiva de la economía. Es imprescindible un pacto de rentas para conseguir estabilizar la economía y que podamos entrar en una senda, primero, de estabilización y, luego, de recuperación. Todo ello contando con que no se den nuevas noticias que puedan disparar los precios energéticos. 

La política fue un paréntesis en mi carrera. Tenía conciencia de que soy un profesional de la empresa privada

En su etapa política, puso en marcha el Instituto Galego de Vivenda e Solo, fue conselleiro de Industria y pilotó la Autoridad Portuaria de A Coruña. ¿Qué lo llevó a dejarlo y dar el salto a Begano?

Simplemente, la conciencia de que soy un profesional de la empresa privada, un profesional de la alta dirección y que la política fue un paréntesis. Llevo 44 años de vida profesional, de los que he dedicado 13 a la política y el resto, que son más del doble, al mundo de la empresa. 

Desde la gestora de fondos de capital privado Noso Capital se han aliado con Zendal para crear un fondo con el que impulsar iniciativas biotecnológicas. ¿Han encontrado proyectos estratégicos?

Hay unos 27 ya seleccionados y estamos iniciando la captación de fondos para organizar un primer cierre que esperamos tener a primeros de septiembre y así, una vez que estemos en fase de inversión, tener analizadas en profundidad muchas oportunidades que, en principio, tienen un magnífico aspecto. En Galicia, hay un sector biotecnológico muy potente que ha desarrollado muchísimos proyectos que superaron su fase de I+D y ahora necesitan un complemento de capitalización que pueden tener a través de este fondo. Vamos a entrar a reforzar el sector, jugando como un agente importantísimo en el ecosistema, que soporta la estrategia de desarrollo de la biotecnología para los próximos cuatro años. 

Vamos a entrar a reforzar de forma muy importante el sector biotecnológico en Galicia, que ya es muy potente

¿En qué quedó el pleito con el Concello de Lugo por la gestión del fondo emprendedor Lugo Transforma después de que el Tribunal Administrativo de Contratación Pública de Galicia desestimase el recurso de Noso Capital?

El tribunal falló en septiembre y el tema quedó cerrado; murió ahí. Competimos para sacar adelante ese fondo en ese concurso liderado por el Ayuntamiento. No pudo ser y trabajamos en otras líneas. 

Como presidente del Instituto Tecnológico de Galicia, ¿percibe que hemos hecho los deberes en materia de industria 4.0, inteligencia artificial y vehículos no tripulados?

Sí. Vamos un paso por delante en materia de digitalización e industria 4.0. Hay que felicitar a la Xunta porque se anticipó a otras administraciones en el apoyo para la digitalización de las empresas y, fundamentalmente, de las grandes. Tenemos prácticamente un coeficiente del doble de la UE en cuanto a nivel de digitalización en las grandes compañías y todo lo que eso supone para todas las pymes que trabajan para ellas. Por lo tanto, Galicia está en muy buena posición en la industrialización 4.0 y tenemos que continuar el camino, sobre todo haciendo un esfuerzo para incrementar la digitalización de las pymes. Y tenemos un nivel extraordinario en materia de drones, en los que el Instituto Tecnológico de Galicia es pionero en muchos aspectos y es una de las empresas que están trabajando desde hace más de cinco años en el parque tecnológico e industrial de Rozas, en la iniciativa que lidera la Xunta. Por ejemplo, el ITG es pionero a nivel europeo en el ámbito de la ordenación del espacio aéreo. 

La altura intelectual de mi padre resulta difícilmente alcanzable. Pero, la genética está ahí

A la vuelta del verano, el ITG organizará en Santiago un evento sin parangón en España: el testeo del primer aerotaxi no tripulado. ¿Se animará a probarlo?

Si no está tripulado... ¡No sé yo! [dice, en tono de broma, entre risas] Si los profesionales del Instituto Tecnológico de Galicia me dicen que debo subir, el presidente del ITG se subirá al aerotaxi. 

Su padre, Antonio Couceiro Tovar, fue el primer fiscal jefe del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia. Acabó Derecho en tres años y luego también se licenció en Medicina. ¿Ha heredado de él esa capacidad para ser tan poliédrico?

Sería maravilloso, pero creo que la altura intelectual de mi padre es difícilmente alcanzable. En todo caso, la genética está ahí y espero haber heredado parte de su capacidad. 

Si el gestor hace las cosas bien, la pelota acabará entrando en la red

Según sus palabras, cuando Abanca lo contactó a inicios de 2021 para encomendarle la presidencia del Dépor le entró cierto vértigo, aunque asumió que no podía negarse. ¿Ha llegado a arrepentirse?

No, en absoluto. El proyecto es extraordinariamente retador y, como profesional del mundo de la dirección y la administración de empresas, es de los más bonitos que podía liderar. Es un proyecto con una carga deportiva, pero que tiene un nivel de gestión de la emoción muy importante y un impacto social de una dimensión difícilmente calculable. Todo ello hay que gestionarlo con criterios empresariales. Es un proyecto con unos aditamentos y unas restricciones que hacen que uno tenga que emplearse de forma muy profesional para sacarlo adelante. Estoy muy satisfecho. Es una pena que nos hayamos quedado tan cerquita del ascenso a Segunda División, pero estoy convencido de que, trabajando como lo estamos haciendo y apoyándonos en unos grandísimos profesionales que tenemos, conseguiremos mejorar el nivel de competitividad de este año y lograr ese ascenso irrenunciable para el año que viene. 

El fútbol parece un mundo muy caprichoso, en que todo depende más de que la pelota entre en la portería que de las dotes del gestor...

Estoy convencido de que, si el gestor hace las cosas bien, a medio plazo las cosas salen bien. Es inevitable es que haya altibajos. Eso también pasa en el mundo de la empresa. En este caso, de forma más acentuada, porque esos altibajos pueden suponer el jugárselo todo a una carta como nos pasó a nosotros. Pero, si las cosas se hacen bien de forma sistemática, a medio y largo plazo también saldrán bien y la pelota acabará entrando.

Los equipos deben intentar buscar fuentes de financiación complementarias como los fan tockens o los NFT

¿Tener a Abanca como máximo accionista añade presión?

Al contrario, lo que añade es tranquilidad. Disponer de un primer accionista de una gran solvencia económica y que está apoyando muy seriamente el proyecto nos traslada tranquilidad a los gestores en el sentido de que podemos tomar las decisiones necesarias para alcanzar el gran objetivo del ascenso y, por supuesto, a medio plazo, llegar a colocar al Deportivo en la división que se merece, la Primera. Contar con ese respaldo es importantísimo, sabiendo que hay algunas decisiones que son difíciles o que pueden tener algún coste económico añadido. Estamos convencidos de que tendremos el respaldo para tomarlas, porque están alineadas con los objetivos que queremos alcanzar. 

¿Costará que la afición recobre la moral tras el palo del Albacete?

Tenemos una afición tan extraordinaria que, día a día, se vuelve a ilusionar con su equipo. Estoy convencido de que el nivel de abonos del año pasado se va a mantener. Evidentemente, hay que tener en cuenta que la crisis económica empieza a lastrar el consumo y que nos puede afectar en la campaña de abonos. Pero no creo que haya un desplome. 

En general, ¿cómo ve la financiación del fútbol? ¿Deberían explorarse alternativas?

En Primera y Segunda, hay unas reglas de ‘fair play’ que limitan de forma importante los gastos que un equipo puede ejecutar si no está en una serie de ratios en relación con los ingresos. Las tres fuentes principales de financiación son abonos, ingresos por esponsorización y derechos televisivos. Hay que intentar buscar otras vías complementarias como lo relacionado con este nuevo mundo de los ‘fan tokens’ y los NFT, que tratan de fidelizar a la afición con activos digitales que pueden representar una parte importante de los ingresos. Hay que tratar de explotar mejor el día del partido y mejorar la explotación de los activos que tenemos. No es nada fácil generar fuentes de ingresos importantes fuera de las tres principales.

"Hago ejercicio en casa. Corro y hago mis tablas con mancuernas"
No es de los que disfruta del deporte exclusivamente desde el palco o las gradas. Antonio Couceiro también disfruta con su práctica, aunque ha ido bajando la intensidad. Después de marcharse a Madrid con 16 años para estudiar Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos a inicios de los 70, jugó al fútbol y al rugby en la primera división universitaria. Ya en A Coruña, formó parte del Club de Rugby Arquitectura Técnica, el CRAT, hasta que, a los 54 años, dejó el equipo de veteranos.

Padre de una psicóloga clínica y de un licenciado en ADE, a sus 66 años sigue siendo disciplinado, aunque tras el covid ha optado por continuar con el hábito de trabajar la figura en casa. "Lo que hago es ejercicio con regularidad y gimnasia de mantenimiento. Hasta antes de la pandemia, iba a un gimnasio en el que me integraba en un grupo dirigido por un coach. Desde que llegó el covid hago mi ejercicio en casa. Tengo una cinta en la que puedo andar y correr. Luego hago mis tablas de gimnasia con mancuernas. Trato de mantenerme bien físicamente. Pero ya no es un deporte competitivo", explica este coruñés de mil caras.

Comentarios