Así nos atiza la inflación: del cambio de hábitos a tirar de los ahorros y vivir al día

Nueve de cada diez españoles modifican su cesta de la compra por los altos precios en el supermercado
Una mujer haciendo la compra en un supermercado de la ciudad. JAVIER CERVERA-MERCADILLO (ADP)
photo_camera Una mujer haciendo la compra en un supermercado de la ciudad. JAVIER CERVERA-MERCADILLO (ADP)

Pocas economías domésticas tienen capacidad para salir indemnes de una de las mayores crisis inflacionarias que se recuerdan sin apretarse el cinturón. Cambiar hábitos de consumo para reducir gastos es una de las vías más socorridas para sobrevivir a una escalada de precios que ha abocado a muchos a tirar de ahorros y ha hecho más numeroso el grupo de los que viven al día. 

Para pulsar la situación de los hogares, la organización de consumidores Ocu ha consultado a 1.307 españoles de entre 25 y 74 años por la salud de sus finanzas y el resultado es muy relevador: el 35% de los ciudadanos considera que su situación económica es difícil o muy difícil, una ratio que hace ocho meses —cuando la inflación ya estaba desbocada tras el estallido de la guerra en Ucrania— se situaba en el 23%. 

Si entonces prácticamente tres de cada diez españoles tenían una situación desahogada, en la actualidad apenas el 15% goza de esa tranquilidad. Esto demuestra que la crisis no solo se ceba con los bolsillos más estrangulados, sino que también deja huella en los más saneados. 

Con los palos que asestaron las facturas, el carburante y la alimentación, apenas el 17% de los ciudadanos es capaz de ahorrar más de 300 euros al final de mes. La mayoría de los que, pese al encarecimiento del coste de la vida, consiguen meter algo de dinero en la hucha ahorran como mucho 100 euros. Y dos de cada diez encuestados reconocen vivir completamente al día. 

Apenas el 17% de los ciudadanos es capaz de ahorrar más de 300 euros al final de mes mientras el 20% vive al día

Tras un año en el que el IPC osciló entre el 5,7% en que cerró diciembre y el pico del 10,8% que marcó en julio, el 37% de las personas consultadas por la Ocu se han visto obligados a echar mano de sus ahorros. Y algunos de los que no contaban con un colchón, han tenido que pedir dinero a familiares y amigos —un 15% de los encuestados— o incluso solicitar un préstamo para hacer frente en estos meses a sus gastos (11%).

Lo que en mayor o menor medida se ha dado en la inmensa mayoría de  los hogares es un cambio de hábitos para tratar de recortar gastos. En el capítulo de la alimentación, por ejemplo, nueve de cada diez personas han hecho modificaciones: desde comprar más artículos de oferta y marca blanca a prescindir de productos como alcohol, dulces o aperitivos, consumir menos carne, pescado fruta y verdura, o adquirir, en general, menos comida.

Más allá de buscar el ahorro en el supermercado, el 93% de ciudadanos han tomado medidas para reducir la factura energética y más del 80%, han recortado en ocio, actividades sociales y viajes. Usar menos el coche, dejar de ir al gimnasio o renunciar a gastos en salud son otras vías muy socorridas. 

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