Las Bolsas europeas han abierto este lunes con nuevas pérdidas, siguiendo la estela de un nuevo desplome en Asia y del cierre a la baja del viernes en Wall Street. Los descensos han sido pronunciados, en consonancia con las fuertes caídas de la semana pasada, en la que el Ibex se anotó la segunda peor semana de su historia.
Los efectos de la crisis financiera en la economía real, con varios países desarrollados al borde de la recesión y con las economías emergentes cada vez más tocadas, siguen siendo el principal alimento para la desconfianza de los inversores, que se decantan por las ventas.
El Ibex cerró la sesión con un descenso del 4,11%, y ha conseguido a duras penas mantenerse por encima de la cota psicológica de los 8.000 puntos, que perdía al poco de comenzar la jornada, cuando llegó a bajar un 7%. En el último año, el Ibex ha perdido la mitad de su valor, pasando de los 16.000 puntos a los 8.000, y sigue bajando.
Los números rojos se han ido ampliando en una sesión lastrada por grandes valores como Telefónica (4,08%), Iberdrola (6,79%), Santander (3,92%), BBVA (4,51%) y Repsol, que cedía el 3,38%.
En el resto de Europa, Milán y París bajaron el 3,96% cada uno, mientras que el índice Euro Stoxx 50 cedió un 1,72% y Londres, el 0,79%. Tan sólo el DAX 30 de Fráncfort cerraba en positivo, con un tímido avance del 0,92 por ciento.
Hecatombe en Asia
Antes de la apertura en Europa, los decepcionantes resultados de grandes empresas como Canon, que este lunes ha anunciado su primera caída de beneficios en nueva años, han llevado al índice Nikkei de la Bolsa de Valores de Tokio a ceder al cierre 486,18 puntos, o el 6,35%, hasta situarse en su nivel más bajo desde 1982 con 7.162,90 puntos.
El desplome de Tokio ha condicionado la tendencia del resto de plazas asiáticas, que también han tocado mínimos históricos.
Así, Shanghai se ha dejado un 6,32% hasta cerrar en 1.700 puntos, mientras Hong Kong hacia lo propio y se dejaba un 12% al cierre tras sufrir su mayor caída diaria en 19 años.
