El lácteo urge a alentar el consumo tras caer en cinco litros por español al año respecto a 2009

Un informe de la Inlac cifra en 300 los primeros compradores y revela que la importación aún dobla la exportación

El consumo de leche líquida en España descendió en los últimos seis años en 260 millones de briks. Dicho de otra manera, cada ciudadano se toma a lo largo de un año cinco cartones menos de media que en 2009, descendiendo la ratio per cápita hasta 73,3 litros por ejercicio en el conjunto del país. En Galicia, la comunidad que concentra más del 38% de la producción y seis de cada diez explotaciones, cada habitante bebe más, 89,7 litros, situándose segunda en el ránking, aunque no es ajena a una caída del consumo que cada vez más personas se plantean abandonar. Ocurre en una sociedad donde las bebidas vegetales ganan adeptos y hay una tendencia creciente a la intolerancia hacia este alimento. En ese contexto, también lleva cuatro años bajando el consumo de derivados como los yogures y el queso, hasta cerrar 2015 en unos 1.000 kilos entre ambos, tres veces menos que leche líquida.

Consciente de que la demanda es el sostén de la actividad en las explotaciones y en las industrias que envasan y transforman la materia prima, la Interprofesional Láctea (Inlac) reclamó este martes al próximo Gobierno la creación de un plan que avive el consumo tras advertir de que "una situación como esta puede llevar a la ruina a cualquier sector en poco tiempo". "El descenso es inadmisible. No lo comparten ni lo entienden ni los nutricionistas, ni los pediatras ni nosotros», afirmó su presidente, Ramón Artime. Fue durante la presentación de un informe que analiza la evolución del sector entre 2008 y 2015, en el que la organización —que integra a representantes de la parte productora y transformadora— sostiene que el "importante problema de descenso generalizado del consumo" en España agrava la crisis que vive el lácteo por el aumento de la producción tras el fin de las cuotas y su repercusión sobre los precios que cobran las granjas. Los más bajos siguen estando en Galicia.

Los efectos se dejan sentir en toda Europa, donde factores sobrevenidos como una menor demanda de la esperada desde China o el veto ruso a la importación de productos agroalimentarios desde el viejo continente han empeorado el problema de los excedentes. Con todo, el informe de la Inlac se centra en España, séptimo país productor, aportando datos de interés sobre la situación de la parte productora y transformadora, que generan en conjunto más de 11.820 millones de euros al año y sostienen cerca de 80.000 empleos.

Cuatro de cada diez de esos puestos de trabajo los sustenta la industria, marcada en Galicia por la debilidad que supone a la hora de competir ceñirse a envasar la gran mayoría de la leche procedente de las explotaciones en briks sin aportar apenas valor añadido. Según los datos que maneja la Inlac, la comunidad contaría a cierre de 2015 con 151 empresas en esta rama, apenas una décima parte de las 1.557 con actividad en España, aunque ya matiza que son menos de la mitad, en torno a 600, las que pueden considerarse industrias. Del total, solo entre 70 y 80 tienen una "dimensión significativa" y 15 compran y procesan el 63% de la materia prima.

Un dato llamativo es que existen algo más de 300 primeros compradores, operadores que recogen la leche para venderla a un tercero que la transforma quedándose con una parte de su valor. Buena parte de ellos son pequeñas cooperativas de ganaderos que compiten entre sí propiciando la existencia de un mercado de leche barata a disposición de industrias y cooperativas con capacidad para procesarla. De hecho, las organizaciones agrarias en Galicia responsabilizan a esta figura de que haya ganaderos cobrando 18 céntimos por litro.

COMERCIO EXTERIOR. El informe también aborda la evolución de las importaciones y exportaciones de leche y derivados. Aunque el volumen de las compras a otros países ha caído en los últimos años y las ventas al exterior experimentaron un aumento, el importe de las primeras sigue superando en más del doble a las segundas, con 877.808 toneladas en 2015. Esa es la realidad en un país donde la producción no basta para cubrir el consumo. Por eso los sindicatos rechazan que los ganaderos españoles tengan que reducir la producción si no empiezan por hacerlo los países excedentarios. Su caballo de batalla en cuanto a las importaciones está en la entrada de producto en cisternas desde Francia o Portugal a precios muy inferiores a lo que cobran las granjas de ambos países en origen.

Otro dato curioso es que Galicia está entre las comunidades con más granjas pequeñas. El promedio por explotación es de 31 vacas y en total rondan las 346.500.

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