Ser mujer y emprendedora resulta un tándem perfecto que avanza a buen ritmo. El camino depara obstáculos, pero muchas administraciones se afanan cada vez más en allanar un terreno que ya no asusta. En la comunidad gallega, la Xunta de Galicia apuesta desde hace 27 por la igualdad de género de la mano del programa Emega, que nació con el objetivo de contribuir al fomento del emprendimiento femenino. La apuesta fue firme y productiva, ya que lleva subvencionados más de 1.800 proyectos empresariales liderados por mujeres.
El programa Emega está integrado por cuatro líneas. La línea Emprende incluye incentivos para la puesta en marcha de nuevas empresas por parte de mujeres desempleadas y la creación de empleo femenino estable por cuenta propia y ajena. La línea Activa favorece la reactivación y consolidación de proyectos empresariales impulsados por mujeres o la implantación de medidas innovadoras para la mejora de la competitividad. La línea ITEF pone el foco en el apoyo a iniciativas empresariales con carácter innovador, con contenido científico o de base tecnológica promovidas por mujeres y, finalmente, la línea Concilia -complementaria de las tres anteriores- ayuda en la conciliación a las mujeres promotoras y a las trabajadoras que tenga a su cargo.
El requisito principal para poder beneficiarse de este programa de la Xunta -tan ambicioso como eficaz- es que la candidata lidere una microempresa o pequeña empresa constituida y domiciliaria en Galicia. Además, debe mantener vinculación laboral con el proyecto propuesto, que tiene que ser viable económicamente, técnicamente y financieramente. Las condiciones son exigentes, pero las emprendedoras gallegas derrochan talento y ya han demostrado con creces que son plenamente capaces de cumplirlas.
La secretaria xeral de Igualdade de la Xunta de Galicia, Sandra Vázquez, y la presidenta de Executivas de Galicia, Carla Reyes Uschinsky, hablan con conocimiento de causa cuando destacan el éxito de la iniciativa y ensalzan el tesón de las beneficiarias. Una de estas valientes, Mioara Magdalena Gigou Gigou -emprendedora que el pasado año puso en marcha la empresa pontevedresa Neumáticos Valicar- es un claro ejemplo de que la teoría funciona en la práctica.
Desde sus respectivas posiciones, estas tres mujeres reconocen que el empuje económico es importante a la hora de montar un negocio, pero la clave del éxito del programa Emega, dicen, se apoya también en la tutorización y en el apoyo mutuo entre las mujeres gallegas que se cobijan ya bajo el paraguas del emprendimiento.
Nueva mentalidad: fomentar la cultura del emprendimiento
La presidenta de Executivas de Galicia, Carla Reyes, considera que el emprendimiento femenino marcha por el buen camino. "Las líneas de apoyo del programa puesto en marcha por la Xunta de Galicia son importantes y en la zona rural cumplen dos objetivos: apoyar el emprendimiento femenino y consolidar la población en esas zonas, dos aspectos clave para que la economía funcione. ¿Qué queda entonces por hacer? Pues hay que fomentar la cultura del emprendimiento en la propia sociedad y tener claro que es una vía de empleo tan importante como una oposición a la administración pública. Hay que acabar con esa cultura de que siempre es mejor hacer unas oposiciones".
Para Reyes, "Galicia es una comunidad con muchas riquezas en muchos sectores y puede exportar muchas cosas, pero tendría que importar la cultura del emprendimiento. En EE.UU., por ejemplo, los jóvenes aprenden a emprender desde el instituto y se les facilita mucho la tramitación cuando deciden montar un negocio. En España, la administración pública pone las cosas más complicadas. Es cierto que se ha avanzado muchísimo con la digitalización y la tramitación online, pero la tramitación tendría que ser todavía más sencilla y más ágil", comenta.
El cambio de mentalidad al que se refiere la presidenta de Executivas de Galicia pasa también por fomentar la FP, en general, y la FP femenina, en particular. Además, es necesario animar a las mujeres e infundirles confianza en sí mismas. "La mujer todavía emprende en una dimensión menor que la del hombre; emprende de forma más humilde y modesta y con inversiones menores que las del emprendimiento masculino. La mayoría de las mujeres que se animan a montar un negocio buscan ayudas públicas o familiares, pero son más reacias a ir al banco a pedir dinero. Esto tiene una vertiente positiva, a nivel de riesgo, pero también negativa, porque sus proyectos son de menor dimensión", explica.
Tutorización: Asesoramiento y apoyo prolongado en el tiempo
Para transmitir la confianza y la empatía que todo emprendedor necesita, el programa Emega se vio reforzado con los polos de emprendimiento. El pasado mes abril, la Xunta anunció que a los polos ya existentes en la provincia lucense se sumarían otros nuevos, hasta llegar a cinco: Lugo Sur (Monforte de Lemos), la Montaña lucense (A Fonsagrada), Lugo ciudad, A Mariña (Mondoñedo) y Friol. Con esta cobertura, cualquier emprendedor de la provincia podrá disponer de un centro de referencia en el que recibir asesoramiento en todas las etapas de creación de un negocio.
Tal y como explica la secretaria xeral de Igualdade, Sandra Vázquez, la apuesta del ejecutivo gallego por el emprendimiento femenino es firme y comprometida. "Queremos que toda muller que emprenda teña unha axuda nos polos de emprendemento. Nas reunións que mantemos, as mulleres asesóranse e anímanse unhas ás outras. Algunhas que inicialmente fracasaron contan a súa experiencia e narran como o fracaso as fixo máis fortes para seguir emprendendo. O noso obxectivo é axudar económicamente ás emprendedoras, pero tamén asesoralas e titorizalas en aspectos como os estudos de mercado".
La presidenta de Executivas de Galicia coincide con Sandra Vázquez en la importancia que tiene, no solo la ayuda inicial, sino también la consolidacion del emprendimiento. "Uno de los grandes problemas del emprendimiento femenino es la soledad. La emprendedora tienen que ser una mujer orquesta y hacerlo todo; desde diseñar el producto y crear su web, hasta realizar el estudio de mercado. El elemento diferenciador del programa Emega es la posibilidad de compartir la experiencia y tener asesoramiento experto en el tiempo. La emprendedora tiene la idea, pero es importante que reciba asesoramiento para que su negocio tenga un plan de viabilidad. Y es fundamental la consolidación", recalca.
Aperturismo: mujeres en todos los sectores del ámbito laboral
El acceso pleno de la mujer al mercado laboral requiere también su inclusión en todos los sectores. En este sentido, la secretaria xeral de Igualdade apunta que Galicia "é unha das poucas comunidades autónomas que vai ter en 2024 un proxecto enfocado á formación e a empregabilidade das mulleres que traballen en sectores masculinizados. Destinaranse 2,25 millóns de euros para que se formen 300 mulleres y se incorporen a sectores liderados por homes. As mulleres poden desenvolver os mesmos traballos que os homes e a realidade é que os traballadores máis remunerados están en sectores máis masculizados. Hai que romper esa brecha salarial".
Para Carla Reyes también es imprescindible este cambio cultural. "Todavía apenas hay mujeres en los talleres de aluminio o soldando, a pesar de que son sectores que se han modernizado y ya no requieren el uso de la fuerza física. Esto se debe únicamente a un tema cultural. Ya hay muchas mujeres militares, policías o comandantes de aviación, pero no las hay en la electricidad o en la construcción. Hay que cambiar esta tendencia y animar a las mujeres a acceder a las FP de estos oficios, ya que son sectores con demanda de personal y con buenas condiciones laborales. Las mujeres tenemos que dejar de poner el foco en la rama sanitaria o en los cuidados, también podemos trabajar en chapa y pintura. La FP ya no tiene connotaciones negativas y hay que cambiar ese chip cultural".
Conciliación: una necesidad que no atañe solo a las madres
Hablar de mujer trabajadora implica necesariamente hablar de conciliación. "Galicia", apunta Sandra Vázquez, "é unha terra de oportunidades e o apoio do goberno galego á conciliación é latente, cunha inversión de máis de seis millóns para apoiar a corresponsabilidade no ámbito local. A nosa meta é eliminar as barreiras por razón de conciliación. Queremos que se entenda que a corresponsabilidade e a conciliación non son unha cuestión de mulleres, senon de pais e nais".
Carla Reyes tiene claro que la conciliación se facilita cuando se rompe la brecha salarial. "La diferencia de salario no está en el sueldo, sino en los complementos, y ahí es cuando entra en juego la disponibilidad. Hay que acabar con esa brecha salarial y apoyar la independencia económica de las mujeres. Solo así podremos hablar de una igualdad real. Estemos en un buen momento porque las empresas están en disposición de aceptar e integrar todos estos cambios", concluye.
En primera persona: mujer, madre y dueña de un taller
Todas las dificultades que se encuentran las mujeres al acceder al mercado laboral confluyen en la historia de Miora Magdalena Gigou. Mujer y madre de dos niñas de corta edad, esta luchadora llamó a todas las puertas que pudo y consiguió montar sus propio negocio en un sector todavía masculinizado: la automoción. Asegura que se lanzó a la aventura "con mucho miedo", pero tiene claro que mereció la pena.
"Llevaba muchos años trabajando de comercial en el sector de la automoción, pero la empresa prescindió de mis servicios cuando me quedé embarazada de mi primera hija. Y con el segundo embarazo me pasó lo mismo, así que me decidí a emprender, me formé y abrí un taller de neumáticos y mecánica rápida en Pontevedra. No fue fácil, pero me informé y accedí a varios programas de la administración, como el Emega. La ayuda que me prestaron fue importantísima. El apoyo económico es fundamental, ya que me permitió arrancar, pero también me ayudaron mucho moralmente. Cuando abres un negocio tienes mucha presión y la ayuda psicológica es básica. Las ayudas son maravillosas y todavía harían falta más, ya que los emprendedores tenemos que cumplir muchos requisitos y tenemos muchos costes", lamenta.
Miora Magdalena Gigou explica que la igualdad todavía es un reto. "Yo tengo dos empleados en el taller y cuando entran los clientes siempre se dirigen a ellos. Se sorprenden cuando saben que soy la jefa y que cambio ruedas. Por lo general piensan que soy la chica de la oficina. Los hombres no suelen hacer comentarios, pero las mujeres sí que me muestran su sorpresa y me apoyan. En las redes tuve que leer comentarios del tipo: "taller demasiado limpio; mal asunto", pero no todo el mundo es así y mis clientes repiten".
Tras año y medio de trayectoria en su taller, esta emprendedora está satisfecha con la decisión que tomó en su día. "Ahora puedo organizar mi trabajo y atender a mis hijas. A todas las mujeres que se lo estén pensando, las animo a tener confianza en sí mismas y a emprender. Les diría lo mismo que les digo siempre a mis hijas, que no tengan miedo y que sean valientes; que si sale mal, se busca una solución, pero saldrá bien".