Ence obtuvo el año pasado un beneficio neto de 91,8 millones de euros, lo que representa un incremento del 139% con respecto a 2016 o, lo que es lo mismo, multiplicar por más de dos sus ganancias. La facturación creció un 22% y alcanzó los 740,3 millones. El grupo pastero y energético con planta en Pontevedra celebra el «notable» repunte en los resultados que este martes remitió a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) como muestra de «éxito en la ejecución» del plan estratégico que puso en marcha tras la reforma eléctrica y el recorte de las primas a las renovables. Ya en el ecuador de su ejecución, el consejero delegado, Ignacio Colmenares, destacó este martes que esa hoja de ruta ha llevado a la compañía a «un fuerte crecimiento y mejora de los márgenes».
No en vano, 2017 cerró con un balance positivo tanto en el área de producción de celulosa, el negocio tradicional de Ence, como en el energético. Además de por una reducción de los costes de producción, el primero se vio favorecido sobre todo por el aumento de los precios de la celulosa, que el grupo prevé que continúe en 2018 y contribuya a sellar un ejercicio de resultados «sensiblemente mejores» a los que acaba de presentar.
En la división de energía, los resultados se vieron impulsados con la adquisición de tres plantas de biomasa en el último año y la diversificación de su combustible desde los residuos forestales a los procedentes de la actividad agrícola, que ya representan cerca del 60%. En este segmento, la compañía presidida por Juan Luis Arregui ya ha comenzado la construcción de una planta de biomasa en Huelva y estudia posibilidades de inversión en España y Europa para hacerse con más instalaciones.
