Escotet saca pecho de su gestión de un banco que recibió "escarallado"

El empresario venezolano ha defendido además que el precio que pagó por la compra de la antigua Novagalicia Banco fue el adecuado
Juan Carlos Escotet, en la presentación de Abanca en México
photo_camera Juan Carlos Escotet, en la presentación de Abanca en México

El vicepresidente de Abanca, Juan Carlos Escotet, ha ofrecido este miércoles su opinión sobre el proceso de venta de las cajas gallegas, en el que ha reconocido su gestión al frente de un banco que, ha declarado, recibió "escarallado" después de su fusión forzosa. Escotet ha respondido así a las preguntas de los periodistas sobre este tema después de la presentación del balance financiero de 2016 de la entidad, año en el que ha obtenido un beneficio neto superior a los 300 millones de euros.

El empresario venezolano ha defendido además que el precio que pagó por la compra de la antigua Novagalicia Banco fue el adecuado, ni demasiado alto como se dijo entonces ni demasiado barato como se critica ahora, dada la situación que atravesaba la financiera en aquel momento. Escotet ha incidido en que su propuesta resultó vencedora de un proceso de subasta competitiva "muy denso y riguroso" en el que participaron "algunos de los fondos más grandes del mundo y de los principales bancos españoles" y a los que superó en igualdad de condiciones tras mejorar en más del 50% el precio de la segunda mayor puja durante la primera vuelta.

"No se hizo ninguna consideración especial, porque además, en todo caso, el acuerdo del contrato de adhesión que existía, existía para todos los participantes", ha manifestado.

Este acuerdo contemplaba la cobertura de gran parte de los problemas que atravesaba Novagalicia Banco, como el abono de un porcentaje de las indemnizaciones derivadas de la aplicación de las cláusulas suelo u otras cuestiones que, en palabras del actual vicepresidente de Abanca, "no eran peccata minuta". "No fuimos listos, esto estaba establecido en el contrato de adhesión y aplicaba a todos los postulantes", ha considerado Escotet, que ha advertido de que "si ese contrato, con urgencias tan claras que estaban establecidas, no hubiese contemplado las distintas coberturas, eso se habría reflejado en el precio", que habría sido considerablemente menor o incluso habría llevado a su no participación en la subasta.

Por ello, ha defendido que resultaron ganadores del proceso "en buena lid" y por una cantidad adecuada, dado que fue la primera ocasión en España que una entidad financiera privatizada fue vendida por un precio "abiertamente positivo". "Decidimos participar y decidimos invertir en un momento en que la prima de riesgo era cinco veces superior a la actual", ha abundado, antes de pasar a detallar el estado de un banco que, en 2013, "era una institución bien escarallada" y que se ha convertido en una compañía solvente gracias a "una gestión impecable de un equipo de profesionales".

La financiera adquirida en aquel entonces era, pues, una entidad "con una absoluta obsolescencia tecnológica" que afrontaba "pérdidas consecutivas por varios años, pérdidas recurrentes de cuota de mercado" y una "pérdida de talento brutal" por tener una "plantilla totalmente desanimada" sin un plan de negocio a seguir. "No había un futuro definido de por dónde tenía que transitar la institución", ha afirmado, sobre el estado de una Novagalicia Banco que hacía frente a despidos masivos, congelaciones salariales y, especialmente, a una "marca totalmente destruida", desconocida y desprestigiada entre los consumidores.

Asimismo, Escotet ha mencionado también el caso de las preferentes, en el que, "sin comerlo ni beberlo", su nombre "apareció en todas las pancartas de todas las protestas de todas las plataformas", una "situación especialmente complicada de resolver". "Ese fue el banco que nosotros recibimos", ha incidido este miércoles, una entidad con "calificación de bono basura", con "cero paz social" y con la desconfianza de todas las grandes empresas para depositar en ella sus inversiones.

"Se dijo que éramos unos dementes, que habíamos pagado un precio escandalosamente elevado", ha abundado el directivo de lo que es Abanca, que ha reiterado que "el precio que se pagó fue un precio técnico", en el que la posibilidad del pago aplazado fue "una forma inteligente, táctica y legal de poder pagar un precio mayor" en primera ronda de subasta y evitar competir en segunda vuelta. "Tan convencido estaba justamente de futuro de este proyecto que yo di mi aval personal", ha clamado Escotet durante su réplica de más de media hora, antes de comenzar a relatar todas las intervenciones realizadas para rescatar su entidad.

Abanca es, según su vicepresidente "un paciente que salió de terapia intensiva y está en condiciones de correr el maratón de Nueva York", gracias a la "buena salud" y la "buena gestión". El banco cuenta ahora con un nuevo modelo de negocio, corporativo, ha cambiado su política comercial y ha apostado por la capacitación de sus 4.500 trabajadores, así como ha reorganizado su modelo de riesgo y de oficinas para conseguir implementar la que es ya la marca de "mayor recordación y mejor posicionamiento en el noroeste español", se ha congratulado Escotet.

El empresario venezolano ha explicado además que "el banco no estaba totalmente saneado" en el momento de su adquisición y que únicamente lo ha logrado "gracias a las gestiones" llevadas a cabo, tras las cuales ha conseguido contribuir directamente al 12% del crecimiento del PIB gallego. El vicepresidente de Abanca ha llegado incluso a mencionar la obra social de la entidad y su impacto directo en la reestructuración de la deuda de clubes de fútbol tan importantes como el Deportivo de La Coruña y el Celta de Vigo. "Creo, honestamente, que lo que se ha hecho es un caso de éxito", ha concluido, como resumen de un proceso de privatización "técnicamente manejado" cuyos resultados "no son magia", sino fruto de una "gestión profesional" que "bien podría ser referido como un caso de estudio en una universidad o una escuela de negocio".

Por ello, ha mostrado su preocupación con el "populismo" en torno a esta cuestión, y se ha preguntado si "acaso las (cajas públicas) que no se privatizaron han construido valor adicional o se van a poder vender a precios mejores". Finalmente, Escotet ha admitido que "tenía muchas ganas" de poder hacer este discurso, en el que ha definido como un "buen momento para decirlo", tras la presentación de unos resultados eminentemente positivos y el finiquito de la hoja de términos impuesta en el momento de la compra.

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